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Los indicios de la instalación de la banda brasileña en Misiones

Expulsaron a otro Lopes, pero sigue latente la amenaza de Bala Na Cara

Rudinei “Gordo” Lopes fue entregado a las autoridades brasileñas por orden de la Justicia Federal. Su hermano Vando había recorrido el mismo camino en agosto

martes 22 de diciembre de 2020 | 3:00hs.
Expulsaron a otro Lopes, pero sigue latente la amenaza de Bala Na Cara
Gordo Lopes, en el procedimiento de expulsión de ayer a la mañana. Foto: Policía Federal
Gordo Lopes, en el procedimiento de expulsión de ayer a la mañana. Foto: Policía Federal

Bala Na Cara es una peligrosa banda brasileña de asaltantes que tiene su origen en Río Grande do Sul, pero que ha extendido sus brazos a Paraguay. Se los relaciona fuertemente con el PCC, como un aliado en la expansión de su empresa narcocriminal que impone miedo a fuerza de armas y muerte, pero cada vez se impone más en la lucha por terrenos para actuar.

Más allá de eso, los indicios de que avanza cada vez más al suelo argentino, sobre todo en Misiones, son cada vez más fuertes. Justamente ayer, uno de sus integrantes, Rudinei “Gordo” Lopes, fue expulsado a Brasil en un fuerte operativo realizado por la División Unidad Operativa Federal de la Policía Federal, en conjunto con el Grupo de Intervención Especial Penitenciaria (Giep-SPP), Gendarmería Nacional y el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía de Misiones.

El convicto recorrió el mismo derrotero que su hermano, Vanderlei “Vando” Lopes, quien había sido entregado a la Policía Federal de Brasil en el Puente Internacional Tancredo Neves, que une Puerto Iguazú con Brasil, el 19 de agosto. Allí ambos tienen innumerables antecedentes no sólo por asalto, sino también por fuga de cárceles, que le valieron una circular roja de Interpol.

El procedimiento fue autorizado por el titular del Juzgado Federal de Oberá, a cargo del juez Alejandro Gallandat Luzuriaga. Su traslado ya había sido autorizado el año pasado, pero las restricciones por el avance del coronavirus y un proceso en la Justicia misionera por “tenencia y portación ilegal de armas de fuego de uso civil, tenencia de material explosivo y adulteración de sellos, marcas y timbres”, retrasaron todo.

Es que Vanderlei, Rudinei y la pareja de éste fueron detenidos ocultos en una propiedad ubicada en un lugar conocido como Paraje El Botón, de El Soberbio, en noviembre del 2017. En ese momento tenían en su poder un arsenal imponente entre armas fuego, municiones y explosivos.

Al parecer, estaban huyendo. Poco tiempo antes, en junio de ese año, Vando fue rescatado del Presidio Estadual de Lajeado, a 400 kilómetros de El Soberbio, hasta un centro asistencial. Lopes adujo sentirse mal, que le bajó la presión y que padecía taquicardia, por lo que las autoridades penitenciarias decidieron trasladarlo hasta una clínica para que reciba atención médica.

Mientras el delincuente era llevado en una ambulancia hasta la Unidad de Pronto Atendimiento del barrio Moinhos D’Agua, cuatro hombres rodearon y tirotearon el vehículo asistencial. El conductor fue retirado por la fuerza por uno de los criminales, en tanto que otro grupo accedió a la parte trasera, donde Lopes iba escoltado por dos agentes y dos enfermeros.

Así rescataron al criminal, secuestrando a un efectivo, que fue liberado kilómetros después.

La detención de los hermanos podría considerarse una estadía circunstancial en suelo misionero, pero eso quedó descartado con varios hechos posteriores. El 30 de julio del 2018, en grupo de brasileños secuestró a un remisero en la localidad de Oberá y llegó a la cárcel local con armas y dispuestos a liberarlos, o por lo menos sólo a Vando, considerado un líder.

Sin embargo sus planes se vieron frustrados, debido a que se  toparon con el sereno de una obra en construcción al lado del presidio quien se resistió con una picana y gritó  fuerte por su vida y para dar aviso a los guardias. Los hombres desistieron del plan y huyeron a los tiros del lugar.

Por ese hecho el 31 al mediodía fue detenido Carlos Eduardo Reinicke (37) sobre avenida Italia, en cercanías del Jardín de los Pájaros. El sujeto es oriundo de Vera Cruz y fuentes policiales indicaron que pertenecía a Bala Na Cara. Tenía un pedido de captura por haberse fugado de una cárcel, donde cumplía condena por más de una decena de asaltos.

Las relaciones con Rojas

El sábado 14 de septiembre del 2019 cuatro brasileños fueron detenidos en el puesto Centinela, de San José, por efectivos de Gendarmería Nacional. No llevaban documentos ni emitieron ninguna palabra, en la camioneta Honda HR-V con patente argentina se descubrió un imponente armamento, además de silenciadores, precintos y ropas de la Policía Federal Argentina como chalecos y chombas.

Los ocupantes fueron Jociel Brinck Guterres, Hemerson Olivera Machado, Josué Silva de Aguiar y Fabio Moreira de Oliveira, también asociados a  Bala Na Cara por GNA.  En total se incautaron siete armas de fuego: dos pistolas calibre 9 milímetros -las que usan las fuerzas armadas-, cuatro de 380 milímetros y una de 40 milímetros.

Ninguna de ellas tenía la documentación pertinente. Los implicados quedaron a cargo de diferentes fuerzas en Posadas y luego llevados a la cárcel de Ezeiza, donde fueron alojados con Néstor Fabián Rojas, narcocriminal acusado de tres homicidios en Misiones, ideólogo de planes para matar a jueces y creador del Primer Comando de Frontera, una organización que buscaba emular al PCC o el Comando Vermelho  y traficaba cocaína y marihuana.

La investigación de la fuerza federal estableció luego que el propio Rojas los comandaba intramuros y que un soldado suyo, el posadeño Luis Baden (35), los había albergado en la capital misionera días anteriores. Incluso se supo que les había llevado pizzas y habían salido a la ruta a hacer un reconocimiento.

El plan, según se estableció, era secuestrar a un empresario residente en una localidad ubicada sobre la ruta nacional 14 para luego llevarlo a Santo Tomé, Corrientes, donde lo iban a ocultar, Sin embargo, nunca se determinó quién era el objetivo.

La fortuna entonces jugó en favor de esa persona. Baden venía delante de la Honda, pero se separó de ellos. Fue entonces que el conductor equivocó el camino y en vez de tomar la 105 para volver a Posadas, siguió camino a Corrientes, donde fueron interceptados.

El único celular de la banda de brasileños permitió iniciar la pesquisa que primero identificó a Baden -finalmente detenido en mayo de este año- y después a toda la estructura que movilizaba Rojas desde la cárcel de Ezeiza. Es decir, fue la punta del ovillo para desarticular el PCF.

Lo que se sospecha es que Rojas contrabata a Bala Na Cara para la realización de “trabajos” en Misiones, como el plan para matar al juez Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción Tres de la Capital Provincial. Como informó este medio, las escuchas revelaron que la pata posadeña estaba encargada solamente de la investigación previa y que después llegarían los extranjeros y sus armas a concretar el magnicidio.

A los brasileños Rojas los llama “los rapais”, apodo que usan los ciudadanos paraguayos para denominar a los oriundos del gigante sudamericano. Incluso un grupo había estado en Misiones para rescatarlo cuando estaba en la cárcel de Oberá en julio del año pasado, pero el Servicio Penitenciario Provincial detectó la amenaza y lo trasladó rápidamente.

Pero eso no es todo. La megacausa contra Rojas y sus secuaces evidenció también que los compradores de la droga de su organización están relacionados a Bala Na Cara. Se supo que los brasileños exigían estupefacientes de máxima pureza, que terminaban sobre todo en Porto Alegre y que salían del país por San Javier o Panambí.

“Se estableció como materia de investigación en estos autos la presunta existencia de una organización delictiva, con asiento principal en la provincia de Misiones, que se dedicaba principalmente al tráfico ilícito de estupefacientes, con presuntos nexos con otros grupos criminales que operaban en la República del Paraguay y en la República Federativa de Brasil, puntualmente con los denominados Primer Comando de la Capital -PCC-, Comando Vermelho y Bala Na Cara”, consigna el dictamen de la Procunar, firmado por Diego Iglesias.

De ese documento, al que tuvo acceso El Territorio, también hay surge un elemento que podría relacionar a los hermanos Lopes con Rojas, ya que en un tramo se habla de los contactos en Brasil que aún no se sabe a quien pertenecen fehaciente: “De la misma manera, respecto de los nexos que Rojas mantiene con la estructura asentada en la República Federativa de Brasil, este se encuentra conformado por quienes han sido identificados hasta el momento como Gabriel, Acre, Beckam, Elisa, Alemao, Daniel y Vando, entre otros”.

El nombre Bala Na Cara

El origen del nombre Bala Na Cara - traducido al español, bala en la cara - tiene distintos significados según diferentes publicaciones que se han hecho sobre la organización.

Uno de ellos tiene que ver con marcar un sello. Que los integrantes rematan a su víctima en la cara para que se sepa que fueron ellos quienes llevaron a cabo el homicidio.

En el mismo sentido, se cree que se hace para destruir el rostro del objetivo y que así no se lo puede velado a cajón abierto. Es eso también una forma de deshonrar al muerto.

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