Una esquina con más de 100 años de historia

El Hotel Savoy: refugio imponente que es parte de la identidad posadeña

Construido en 1912 y utilizado hasta 1980, el edificio fue declarado Patrimonio Histórico y Arquitectónico de Posadas, en 1997, y de Misiones, en 2003. Sin embargo, por cuestiones legales, yace en estado de abandono
domingo 20 de diciembre de 2020 | 3:27hs.
El Hotel Savoy: refugio imponente que es parte de la identidad posadeña
El Hotel Savoy: refugio imponente que es parte de la identidad posadeña

Los edificios en Posadas se convierten en referente social y arquitectónico, que van dejando reflejo físico del paso del tiempo, de la moda de la época en la que fueron construidos e incluso de la idiosincrasia e identidad del lugar. 

En Posadas, un espacio que durante más de 100 años fue escenario protagónico de la historia local es la emblemática esquina de Sarmiento y Colón. Allí, el Hotel Savoy, un gigante dormido y vallado desde hace un tiempo, sigue en pie a pesar del paso de los años y el descuido.

El lujoso Savoy fue construido en 1912 e inaugurado en 1919 bajo el nombre de France Hotel. A mediados de 1920 su denominación cambió a Palace Hotel Misiones (también cambió de dueño). 

Según investigaciones, el espacio fue edificado por Domingo Barthe, un empresario de la madera y la yerba mate en la Tierra Colorada. Los rumores que surgieron en torno a su edificación y hasta la actualidad cuentan que Anita, la hija del francés, iba a casarse y, en la ciudad, no había ningún espacio habilitado para hacer una fiesta tan convocante y tampoco para albergar a todos los invitados; por lo que Barthe decidió crear el hotel para poder celebrar la boda de su hija. 

Sin embargo, con el correr de los años, varias investigaciones confluyen en que en esos años no hay registro de ninguna boda con el apellido Barthe. Por lo tanto, se abrieron otras líneas de investigación para tratar de justificar la creación del imponente hotel. 

La más acertada señala que el establecimiento Barthe tenía poco movimiento con la yerba y que había una enorme cantidad de obreros ociosos, sin trabajo a los que Barthe no quería despedir. Fue así como se le ocurrió hacer el edificio, para darle trabajo a sus obreros y de esa manera mantener los puestos laborales. 

“De todas maneras, fuere cual fuere el motivo de su construcción, fue muy positivo para Posadas porque la ciudad no tenía un hotel de envergadura. Se trataba de un lugar imponente, asombroso, moderno y elegante”, detalló Liliana Oleksow, arquitecta especialista en conservación e intervención en el patrimonio construido, en diálogo con El Territorio. 

Con tres plantas, 52 habitaciones, un ascensor moderno, grandes escaleras, un salón dorado, un entrepiso balconado y hasta instalaciones de agua -fría y caliente- y electricidad muy modernas para la época, el Palace tuvo su época de oro desde su inauguración hasta 1925. 

“Fue un edificio muy bien diseñado. Allí se hacían fiestas sociales, desfiles, presentaciones en sociedad, carnavales y todo tipo de eventos importantes. El salón, con molduras en dorado a la hoja, arañas y una decoración despampanante, ofrecía comidas españolas y francesas entre otros platos gourmet. Era el lugar ‘paquete’ de Posadas, en el que se alojaban personalidades de la época. Tuvo su apogeo en 1925”, detalló la especialista. 

Pero además, el Savoy no sólo fue un hotel sino también cumplía la función de empresa de turismo en la región, porque desde allí se organizaban viajes para recorrer la provincia. “Salían carruajes rumbo a las ruinas de San Ignacio y otros lugares, se recorrían los yerbales, o se pactaban las recorridas en barco para conocer Cataratas (porque todavía no se contaba con caminos o vías de acceso)”, explicó Oleksow. 

Cambios de dueños, adaptaciones 
Luego de su época dorada, el hotel cambia de dueños y comienza a llamarse Savoy, tal cual lo conocemos al día de hoy. Su estilo ecléctico (con influencias del barroco, renacimiento, renacimiento español, neoclásico y francés, entre otros) no ha tenido modificaciones. Sin embargo, el edificio fue adaptándose a las épocas. Se agregaron baños en las habitaciones y se fueron realizando modificaciones de acuerdo a los requerimientos del contexto.

Para las décadas del 50 y 60 el hotel no sólo era un lugar de alojamiento, sino también el hogar de muchos posadeños que residían como inquilinos en las habitaciones. 

José Pepe Galindo, un español de Granada, indicó que los dueños del Savoy, después de 1954, fueron los españoles Sánchez y Peinado. Peinado era su familiar. Éstos alquilaron la parte que da a la calle Colón (Pizzería Chipa Ricca), al italiano Rocco. Después a José Galindo y Miguel y Mateo Peinado. En tanto, en la calle Sarmiento, la administración del salón de baile la tenía Menéndez. Tocaban orquestas locales como Paniccalli, Ricardo Ojeda y cantaban Orlando Verry y otros. Ya era 1960. Traían artistas de Buenos Aires y casi todos los posadeños frecuentaban el lugar. 

Modificando sus usos y funciones con el paso del tiempo -y de administradores-, el hotel funcionó hasta 1980, cuando sus últimos dueños decidieron cerrar las puertas. 

“Para ese entonces, el Savoy ya estaba muy decaído, era el lugar más barato para parar en Posadas. El salón dorado pasó a ser un salón de billar. Fue perdiendo categoría”, deslizó la arquitecta. 

Patrimonio histórico
Para 1996, luego de un arduo trabajo interdisciplinario de investigación (compuesto por arqueólogos, historiadores, arquitectos, especialistas en conservación de patrimonio y más), se decide declarar al Hotel Savoy como Patrimonio Histórico, Cultural y Arquitectónico de Posadas; y luego, en el 2003, patrimonio provincial. “A través de la ley 1.280 se declara el edificio Patrimonio Histórico, lo que significa que este espacio tiene que ver con nuestra comunidad, con nuestra historia, hay que respetarlo y mantenerlo”, expresó Oleksow. 

Sin embargo, “cuando se declara patrimonio un edificio privado se está haciendo una restricción de uso de ese edificio. La ley compete a la declaratoria pero no hay una erogación económica que acompañe eso. Entonces, el dueño no puede hacer cambios en el edificio porque el espacio pasa a tener relevancia comunitaria, pero tampoco va a invertir dinero en su mantenimiento (sin modificarlo) porque no le es rentable”, señaló la arquitecta. 

Esa incertidumbre legal derivó en que los propietarios rechazaran la declaratoria con un telegrama. Desde entonces no ha habido acuerdo en varios puntos entre el Estado misionero y el propietario actual del hotel, por lo que la suerte del corroído edificio había quedado en manos de la Justicia. 

Los años siguieron transcurriendo y el Estado logró la expropiación del lugar. Pero los dueños del espacio siguen teniendo derechos sobre la propiedad. “La expropiación es una figura legal contemplada en estas situaciones. Pero de todas maneras no es del todo dictatorial porque justamente hay que renegociar, con una suerte de mediación. Por lo tanto, la propiedad sigue en juicio hasta que se logre un acuerdo”, acotó Oleksow.

Mientras tanto, el edificio continúa en estado de abandono. Aunque no se considera que hay riesgo de derrumbe, el edificio observa, abandonado y silencioso, el paso del tiempo. 

Una esquina que lleva más de 100 años de historia en Posadas. “No se trata solamente de un edificio, sino de todo lo que gira en torno a él: las memorias, los mitos, los cuentos, la historia, nuestra idioscincrasia misma”, señaló Oleksow haciendo referencia a todo lo que se formó en torno al Savoy, un edificio que resume nuestra identidad, nuestro patrimonio misionero y que yace en estado de abandono.

Infografía: Palace Hotel, del glamour de sus comienzos, al abandono y el olvido de hoy

 

ESCENARIO
Por Natalia Guerrero
Jefa de Fotografía El Territorio

La fotografía como sostén de la historia

Estas fotos fueron tomadas en el año 2010, en pleno mundial, la recorrida fue breve, pero el impacto fotográfico fue inmenso. El Territorio publicó en su revista editorial NEA un especial del hotel, utilizando estas imágenes. Luego de la publicación, estas fotos/documentos fueron expuestas en el Museo Histórico y Arqueológico Andrés Guacurarí, en avenida General Paz 1865 de Posadas. Allí estuvo expuesta casi dos meses. La repercusión de la muestra y de la revista fue tal, que en 2013 la autora de las fotografías fue nominada al Arandú 2013. El hotel sigue ahí, tapado y dormido, demostrando que sigue en pie en pleno centro posadeño.

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