La fuga de hogar es más asidua en chicos de 12 a 21 años de edad

La noticia circula por todos los medios y redes sociales con la cara de una adolescente al que lo buscan familiares y amigos. “Es de contextura mediana, tiene 14 años y se la vio por última vez en la Costanera”, se lee en el texto que acompaña a la imagen. Así los casos se repiten semana tras semana.

Este año en Posadas hubo 48 personas que decidieron abandonar el hogar, según el Registro Municipal de Personas Desaparecidas, Perdidas o Extraviadas presentado ayer. La mayoría eran niños, adolescentes o jóvenes de entre 12 y 21 años, agregan las estadísticas. Pero detrás de los fríos números hay historias y la fuga del hogar es, generalmente, sólo la punta del iceberg donde priman relaciones conflictivas con los progenitores o persona de referencia dentro de la casa, maltrato o abandono físico y emocional, falta de escucha y de contención por parte de los padres y hasta abuso sexual por parte de algún familiar.

Si bien los casos trascienden a todas las esferas sociales, la mayor cantidad de denuncias por fuga de hogar se recepciona en comisarías de barrios periféricos de la capital misionera, donde la desigualdad económica también está a la orden del día. Y la denuncia se hace de manera más rápida cuando la persona que desaparece es de sexo femenino, se agregó en la exposición.

En ese marco, desde que se empezó a elaborar este registro, en 2017, hasta la actualidad fueron 357 las personas desaparecidas y diez aún no fueron encontradas.

Por ahora, la capital misionera es el único de los 77 municipios que elabora un registro de esta índole, aunque a nivel provincial existe uno orientado a niños, niñas y adolescentes bajo la órbita del Ministerio de Derechos Humanos.

Objetivos
“Este año en pandemia el trabajo fue distinto como para poder cumplir con todos los objetivos. A pesar de ello pudimos reunirnos con autoridades para incorporar a otras áreas como Desarrollo Social o Salud Pública con el Hospital Carrillo y el Registro de las Personas que no estaban anteriormente en este registro municipal”, comentó al respecto Florencia Salgado, directora de Derechos Humanos de Posadas, organismo encargado de elaborar el registro que “prevé la difusión de los casos una vez que se hace la denuncia policial”.

Y destacó que “es una problemática que impacta en todos los estratos sociales”.

Pero particularmente cuando la fuga ocurre en un menor de edad “salen a la luz cuestiones familiares o amorosas y peleas con los padres”.

Factores
Para Cristina Silvia Fernández, ex directora del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, los factores que llevan a que un adolescente se vaya de su casa son variados y enumeró casos, “y con alta incidencia, de maltrato infantil intrafamiliar, que se verifica bajo la forma de maltrato físico, maltrato emocional, abandono físico, abandono emocional; adolescentes testigos de violencia de género”.

Se dan otros casos como los de “familias a las que les cuesta aceptar que el niño o niña que criaban ya no es tal, es otro u otra, y eso causa mucho conflicto”, señaló en una entrevista con Télam.

Asimismo, planteó que “hay situaciones de arbitrariedad patriarcal sobre las adolescentes mujeres: deben hacer los quehaceres domésticos, no pueden salir hasta más tarde que los varones”.

Entre otros motivos de conflicto, mencionó los casos en que “los padres y madres rechazan la elección de pareja que hacen sobre todo sus hijas, o su elección sexual”.

Otra de las causas, de las más extremas y dolorosas, son los casos de abuso sexual, pero aquellos en que “los y las adolescentes pueden verbalizar son muy pocos”.

También adultos mayores
Sin embargo, en los registros no sólo hay jóvenes y adolescentes, también aparecen adultos mayores extraviados. Por eso este año se decidió incorporar al área de Discapacidad y del Adulto Mayor. En ese sentido, se explicó que este 2020 fueron cuatro los casos de desapariciones en esa franja etaria de 70 años o más, casi siempre vinculadas a problemas de salud mental, pérdida de memoria o consumo problemático de sustancias.

“La premisa nuestra es ir de mayor a menor y pensar siempre lo peor para actuar más rápido con todas las áreas. Una vez que la persona aparece se notifica a la fuerza de seguridad y se busca establecer cuáles fueron las cuestiones que llevaron a la desaparición y articular con las áreas intervinientes para asistir y ayudar a esa persona y su entorno más próximo”, finalizó Salgado.

Cómo se actúa con la denuncia

“La toma de la denuncia por desaparición de una persona debe ser inmediata, no hay que esperar ningún tiempo determinado”, explicaron desde la Policía comunitaria, presente en la exposición de datos en la mañana de ayer. Con la notificación en mano, la fuerza de seguridad comienza con rastreos para dar con el paradero de la persona extraviada o desaparecida. Ese rastreo incluye al “círculo de amigos, entrecruzamiento de datos para ver cuándo fue la última vez que se usó la tarjeta Sube, inspección de redes sociales y en comisarías, hospitales o pasos internacionales”. Pero una vez que se da con el paradero de la persona no culmina el trabajo ahí y se continúa para saber qué pasó y dónde estuvo ya que hay fugas de hogar que se reiteran varias veces y pueden ocultar desde “casos de abuso o alguna otra cuestión”.