Junta alimentos para los que pasan la Navidad en el hospital

El 19 de diciembre pasado -justo un año atrás- fue una época trágica para Pedro Campins y su familia. Cinco días antes de la Nochebuena, momento en que todos esperan pasarlo en familia, sucedió lo peor que podrían imaginar: su hermano se accidentó en la Ruta 12, a la altura de Santo Pipó, y quedó internado en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital Madariaga.

Desde ese momento todo se desvaneció. “No hubo un solo minuto en el que algún miembro de mi familia no estuviera en el hospital. Pasaban las horas, los días, semanas... la incertidumbre te carcome por dentro, te olvidás de dormir, de ir al baño, de comer, de tomar agua”, recordó en una publicación que realizó a través de su cuenta de Facebook.

Mientras tanto, su hermano, Damián, permanecía en coma farmacológico y así se mantuvo por casi dos meses hasta que finalmente falleció el 13 de febrero de 2020. Pedro recuerda aquellas horas que le tocó pasar en el nosocomio velando por la salud de su hermano, en las que todo era tristeza y temor.

El martes 24, en Nochebuena, una de las médicas que lo atendía se acercó a la familia para alertarlos sobre el pronóstico de Damián, que no era nada positivo. De hecho, les advirtió que podría fallecer esa misma noche.

“De a poco llegaban amigos y familiares para acompañarnos. Era un día de fiesta y nosotros estábamos acampando en ese hospital con terror a que suenen los celulares. A medida que transcurría el día y pasaban las horas, muchos tenían que irse, preparar su noche de Navidad, bañarse, cocinar, y a las 00 brindar”, recordó.

En medio de toda esa oscuridad, se abrió una luz al final del túnel, una pizca de amor que no iba a cambiar el panorama, pero sí les arrancó una sonrisa por un segundo. Un hombre con su hija, de aproximadamente unos 10 u 11 años que vestía un gorro de Papá Noel, se acercaron repartiendo budines y pan dulce a todas las personas que se encontraban en la misma situación en el parque del hospital.

Cuando Pedro les preguntó por qué lo hacían, él respondió que había pasado por la misma situación años atrás cuando su mujer y madre de su hija falleció un día antes de la Nochebuena. El hombre le contó que desde aquel día, cada víspera de Navidad sale junto a su hija a repartir un poco de alegría a las familias que se encuentran acampando a la espera de noticias médicas.

En ese mismo instante Pedro comprendió: “Nunca vamos a saber o imaginarnos cuáles son los problemas por los que pueden estar atravesando otras personas y que por más desconocidos que sean, esos pequeños y humildes actos de humanidad son los que cambian al mundo”.

Por eso este año decidió convertir el dolor en solidaridad y emprendió una campaña solidaria para juntar especialmente alimentos que serán entregados el 24 de diciembre a partir de las 19 en el hospital.

En diálogo con El Territorio, comentó: “Seguiremos recibiendo budines, panes dulces, gaseosas o jugos, turrones, garrapiñadas, todas las cositas que sabemos que son gratas para compartir en la Navidad. Siempre pensando en las personas que están a la expectativa de la salud de sus seres queridos en ese hospital, porque sabemos que se olvida todo, que lo único que se piensa es en ese familiar que debería estar brindando con vos y en nuestro caso estaba en un coma luchando por su vida”.

Cualquier persona que desee colaborar con Pedro, se puede comunicar a su teléfono celular 376-4717296, o a través de cualquier red social con su nombre. Además sostuvo que quien desee acompañar la entrega, está invitado a hacerlo.

Para agendar

Cómo colaborar
Las donaciones serán entregadas el 24 de diciembre a las 19. Hasta ese día los interesados se pueden comunicar al 376-4717296 para colaborar.

“Insistimos en la caridad urgente, cotidiana y concreta”

Como cada año, desde Cáritas Diocesana realizan colectas navideñas para repartirlas entre los más necesitados. En este contexto, El Territorio dialogó con el sacerdote Alberto Barros, titular de la organización en Posadas, quien comentó que como primera medida se encuentran incentivando a las parroquias a que cada una, desde su lugar y posibilidades, pueda concretar diferentes acciones solidarias.

“Y desde Cáritas Diocesana lo que estamos haciendo es recibir donaciones de ropa, mercadería y estamos llevándolas a algunas parroquias que tienen mayores dificultades”. En la ciudad capital, la sede está ubicada en Félix de Azara 1646.

Por otra parte, comentó que desde la parroquia Sagrada Familia, -avenida Roque Sáenz Peña 587- “como todos los años para este Adviento juntamos donaciones de leche con el criterio de que si queremos recibir al Niño Jesús que nace pobre en Belén, hoy queremos recibirlo en todos los niños y niñas pobres que nacen en nuestra ciudad. Nuestra forma de servirlo es que a estos niños no les falte la leche”, expresó.

Algunas cajas del alimento ya fueron depositadas en el comedor Don Bosco, de Candelaria, en el merendero de la capilla Itatí del barrio Cruz del Sur, y otras se entregaron a la religiosa Inés Radice, a cargo del equipo de Primera Infancia de Cáritas, aunque todavía se pueden acercar a la sede parroquial.

Barros ponderó el espíritu solidario que reina en estas fechas, ya sea desde las diferentes congregaciones religiosas hasta asociaciones civiles, grupos de amigos o personas independientes, pero manifestó que “lo importante es que la solidaridad permanezca. Insistimos en la caridad urgente, cotidiana y concreta. La ayuda tiene que ser hoy, todos los días y concreta, no idealizada, que puede ser desde una donación como también una caridad que no pasa por lo material, como el llamado a una persona que se siente sola o darle una mano a una persona enferma”.