Crónica de una noche de furia en Villa Urquiza

“La forma en que murió fue absurda, no tengo palabras ”

El miércoles por la noche los restos de Elvio Ramón Ruiz (67) fueron trasladados a Paraguay. Fue quemado por un inquilino suyo cuando intercedió en una pelea
viernes 18 de diciembre de 2020 | 4:00hs.
“La forma en que murió fue absurda, no tengo palabras ”
“La forma en que murió fue absurda, no tengo palabras ”

Los restos de Elvio Ramón Ruiz (67), hombre que falleció tras ser quemado por un inquilino el miércoles  9 en horas de la madrugada, fueron trasladados el miércoles por la noche a Paraguay, de donde era oriundo. Allí, en la localidad de Piribebuy, sus cercanos lo despidieron en un emotivo y concurrido sepelio.

Por el hecho un joven de 22 años identificado como Matías Ramón N. (22) permanece en condición de detenido y fue notificado de la causa, aunque aún no pudieron trasladarlo a  una celda. Después de estar varios días en el hospital, lo llevaron a su casa, debido a que tiene quemaduras en la cabeza, ambos brazos, espalda y piernas, según lo detallado por fuentes policiales consultadas.

La causa está siendo llevada adelante por el Juzgado de Instrucción Tres, a cargo del juez Fernando Verón.

Si bien Elvio no tenía hijos, una gran familia en los dos países, entre empleados y sobrinos y los hijos de estos, hoy llora y no entiende el absurdo de su muerte. Además de los alquileres que manejaba sobre la avenida Mariano Moreno, tenía una chipería y emprendimientos inmobiliarios en el vecino país. Desde hace cerca de 40 años vivía en Posadas y todos lo llamaban Pibe. 

La secuencia

Ayer El Territorio estuvo en el lugar de los hechos y pudo reconstruir lo que ocurrió la madrugada de su muerte. Según los testimonios y fuentes policiales, esa noche el sereno solicitó presencia policial debido a que el ahora detenido estaba peleando con una pareja de otra habitación del lugar.

El joven había estado tomando bebidas alcohólicas en soledad desde temprano, al igual que sus vecinos. Sin embargo, en determinado momento hubo un cruce entre ellos y todo derivó en peleas. Incluso Matías Ramón habría atacado a la mujer, que está embarazada.

La situación se volvió tan confusa como inmanejable. “Era todo un quilombo”, según contó el sereno. La Policía llegó al lugar y el acusado se encerró en su habitación, con una garrafa de tres kilogramos, un cuchillo y un encendedor. Al parecer sus intenciones eran quemarse a lo bonzo y para eso llegó a rociarse con alcohol.

Los uniformados de la Comisaría Cuarta expresaron que no podían ingresar a la pieza sin autorización del dueño del lugar, por lo que no quedó otra que despertar al Pibe. El hombre se levantó, pero no autorizó el ingreso. Dijo que él iba a intermediar para que el joven se tranquilice y que les avisaba cuando tenían que interceder.

Y entonces ocurrió lo peor. Las negociaciones de Ruiz no resultaron y el imputado convirtió esa garrafa en lanzallamas, lo que le generó quemaduras en el 70 por ciento del cuerpo. Incluso, dijeron sus familiares, la ráfaga ingresó por su boca y causó serios daños internos.

Malherido, el hombre fue trasladado hasta el Hospital Madariaga, donde estuvo internado en terapia intensiva hasta que falleció el último martes en horas de la noche. “No tuvo ninguna evolución y no había ninguna esperanza de parte de los médicos. Nosotros nos aferrábamos a un milagro, porque por la magnitud de las quemaduras, no queríamos aceptar lo que estaba viviendo”, expresó su sobrina Irma Ledesma Ruiz (53), quien estuvo a sus cuidados todos esos días.

Después de días en la morgue y las gestiones consulares, el cuerpo de Pibe pasó por la chipería y todos pudieron despedirlo por un lapso muy corto de tiempo en una ceremonia improvisada llena de tristeza. Luego, el cortejo se fue hasta el puente internacional San Roque González, para finalmente llegar a su tierra.

Hay una anécdota que ayer todos recalcaron: Pibe estaba atento a las noticias de la apertura de las fronteras y ante algunas versiones decían que el día 16 iba a liberse el tránsito internacional,  decía que tenía la valija armada para irse en ese mismo momento. Casualidades del destino, justamente el 16 sus restos salieron de Argentina.

Vecinos y empleados destacaron que Ruiz ayudaba a los inquilinos y atendía a personas en situación de calle. Incluso a la persona acusada de asesinarlo lo ayudó con dinero para que compre insumos y también trabajó como vendedor de las chipas con su apoyo.

“Todos tenemos que morirnos, pero la forma en la que él murió fue absurda. Terminar en manos de una persona así, no sé, yo no tengo palabras. No puedo creer que ya no exista más”, añadió Irma. Quiere, como todos, que el acusado pague por lo que hizo. 

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