En conmemoración de la festividad religiosa

Sin Itatí como meta pero con la fe intacta

En la madrugada de ayer, ciclistas y peregrinos que no pudieron cruzar a Corrientes asistieron a una serenata y misa en una ermita de Itaembé Miní
miércoles 09 de diciembre de 2020 | 5:04hs.
Sin Itatí como meta pero con la fe intacta
Sin Itatí como meta pero con la fe intacta

La peregrinación l santuario de Itatí en Corrientes en el Día de la Virgen es una de las manifestaciones de fe y cultura más convocantes y arraigadas en suelo misionero. Esta vez, sin posibilidad de trasponer la frontera interprovincial a causa de las restricciones para frenar al coronavirus, los católicos se han congregado en oratorios y capillas de los barrios.

Un punto de encuentro de los promeseros fue, en la madrugada de ayer, en la ermita del Barrio Hospital de Itaembé Miní. 

El altar ubicado en la plazoleta de la barriada es una pequeña réplica del portal de la Basílica de Itatí y su construcción se completó especialmente para la fecha.   

Llegaron hasta su frente ciclistas y peregrinos de sur a norte y de este a oeste de Posadas.

Participaron los vecinos de una misa y serenata de vigilia y, en el minuto uno de la solemnidad de la Inmaculada Concepción el gentío aplaudió la imagen de Nuestra Señora de Itatí, a la que confían sus oraciones.

Con barbijos y en bicicletas, con imágenes de la protectora de los hogares, arribaron en procesión familiar para cumplir una promesa, para agradecer y orar por la salud y el trabajo.

“¡Que escuchen en Itatí!” -dijo el vecino Omar Rodríguez desde un micrófono para pedir aplausos y anunciar la presencia de la imagen que él mismo fue a buscar a pie hasta Itatí hace unos años.

Justamente el lema de la festividad fue ‘Como en Itatí pero en Posadas’ y, los sacerdotes Leandro Kuchak y Gervacio Silva dieron la misa en el principio del nuevo día.

“La devoción a la Virgen María es inmensa en la región. La travesía hacia la Basílica de Itatí en Corrientes es parte de una tradición religiosa. Este año no se pudo hacer por la pandemia y para dar respuesta a tanta gente que manifiesta su fe los vecinos organizaron la vigilia y nos pidieron si podíamos dar una bendición”, contó Silva, párroco de la Iglesia Jesús Misericordioso, que realiza su pastoral en el oeste capitalino.

Agradecimiento

En la homilía, el sacerdote Kuchak pidió: “Pensemos en las intenciones con las que llegamos hasta acá, al pie de María. Es un año difícil, muchos se quedaron sin laburo, sin plata para dar el sustento a su familia. Muchos debieron reinventarse para subsistir o atravesaron enfermedades, pero tengan la seguridad que siempre junto a nosotros está María, al lado de su hijo Jesús, intercediendo por nosotros, dándonos fuerzas”.

Más que nunca -requirió- “tengamos abierto el corazón al Señor para confiar en Él, que sea nuestra guía en tiempos difíciles”.

En otro tramo resaltó la labor del personal de salud, de las fuerzas de seguridad, de los trabajadores esenciales que estuvieron en la primera línea afrontando la pandemia.

“Tengamos en nuestras oraciones y agradecimientos a los enfermeros y enfermeras, a los médicos y mé.dicas, a todos los que brillaron cuidando a otros en medio de esta pandemia que nos descolocó a todos, que puso de cabeza nuestros planes y proyectos”.

Invitó a los fieles a vivir este tiempo que prepara para la Navidad “en solidaridad, mirando al vecino, al amigo, al hermano, intentando ayudar, dando una mano, siempre hay algo que podemos hacer”.

Tradición

Aún con las medidas de cuidado y evitando saludar con abrazos, la emoción se reflejó en las lágrimas, en las bicicletas apiladas, en el rezo unívoco por la salud.

Nicolás Acosta (25), del barrio Esperanza, acudió en bicicleta y con amigos. “Me emociona mucho esto, tengo una promesa a la Virgen y este año no pudimos ir a Itatí, nos enteramos de esta celebración y vinimos acá, a agradecer y a pedir por la salud”, explicó.

En tanto, la familia Aquino tiene por costumbre pedalear unida los 270 kilómetros que separan Posadas de Itatí. “Esta vez no pudo ser pero acá estamos y es una felicidad poder estar en una misa y compartir y sumar fuerza en la oración por la salud y el trabajo”, señaló Adrián Aquino, que desde los 12 años va a Itatí en dos ruedas.

“Es una tradición de fe que me enseñó mi papá y que yo les enseño a mis hijos, Tiziano de ocho y Morena de seis años pedalean conmigo a Itatí y llevan el carrito de la Virgen María. Mi esposa Mirta va en auto en apoyo”.

También, desde Parque Adam, Susana Cardozo y José Espíndola se desplazaron en bicicleta. “Nos enteramos por la radio de esta misa y quisimos estar, vinimos en bicicleta como una peregrinación simbólica ya que no pudimos ir a Itatí. Para nosotros ese viaje es muy importante y de esta manera es como que estamos en Itatí, y venimos a pedir por la salud, porque termine la pandemia y todos podamos trabajar y sostener nuestras casas”.


Desde la costa

Además de la vigilia en Itaembé, hubo diferentes cortejos a la Virgen en su día. Otro de ellos fue el de un

grupo de alrededor de 150 promeseros en bici (junto a sus autos de apoyo) que partieron pasadas las 15 desde el monumento al Papa Juan Pablo II en la costanera posadeña para llegar a la última misa

de la parroquia Inmaculada Concepción, en Villa Urquiza.

Sin Itatí como meta pero con la fe intacta
Los sacerdotes Kuchak y Silva dieron la bendición a los peregrinos.
De todos los barrios y en bicicleta, asistieron los vecinos a la misa.
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