El año que cambiaron estructuras y paradigmas

“La evidencia que tenemos es que este año los chicos repasaron”

Docentes analizan cómo fue el dictado, la desigualdad y lo complicado de incorporar nuevos contenidos académicos en los alumnos en este contexto pandémico
domingo 06 de diciembre de 2020 | 6:00hs.
“La evidencia que tenemos es que este año los chicos repasaron”
“La evidencia que tenemos es que este año los chicos repasaron”

En un año atípico, atravesado por una pandemia, en el que todos los sectores de la vida humana se vieron afectados y debieron cambiar el rumbo sobre la marcha, en el ámbito educativo quedó evidenciada la desigualdad que representa hoy en día no solamente la falencia de conectividad sino también el analfabetismo digital.

Nada está perdido y cualquier conclusión podría resultar apresurada. Sin embargo, a modo de reflexión, El Territorio dialogó con diferentes profesionales de la educación, quienes brindaron su perspectiva sobre el panorama que dejó este ciclo lectivo que vino a cambiar todas las estructuras y paradigmas establecidos.

Gloria Fernández, coordinadora de Formación Docente en la Escuela Normal Mixta de Posadas e investigadora de TIC y Educación en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), analizó las situaciones que se dieron en los diferentes niveles educativos.​

“La evidencia que tenemos es que en realidad este año los chicos repasaron. La realidad de las ciudades es muy diferente a la de la ruralidad; allí los maestros se movilizaron autónomamente, iban a las escuelas, llevaban material. Pero en general lo que vi es que hubo un repaso”, explicó.

En este sentido, destacó el criterio docente de enfocar el trabajo en casa en saberes ya conocidos. “Es muy difícil producir enseñanza, ese acto de transmisión, eso no se pudo dar porque no estaban las condiciones dadas”, dijo, al tiempo que aseguró que “los docentes tomaron una actitud de relacionarse de manera más efectiva y amigable con la familia y realizaron un gran repaso de lo que el niño tiene que saber”, en relación al nivel primario.

Desde este punto de vista afirmó que la relación familia-escuela a partir de ahora va a ser otra, ya que “se profundizó algo que antes quedaba sólo en el discurso. No va a volver a ser de la misma manera que antes porque la relación fue directa, eso me parece positivo”.

No obstante, Fernández reconoció que el problema de la conectividad fue un impacto negativo. “Yo ya lo había dicho a principio de año, que se iba a incrementar la brecha porque hay chicos que no tienen acceso a internet y los padres no tienen los dispositivos para todos”. Sin embargo, expresó que los docentes tuvieron una mirada amorosa con estas situaciones, que pusieron involuntariamente a muchas familias bajo la misma lupa. Incluso afirmó que en un principio, los mismo docentes se vieron abrumados por el temor de no saber hacia dónde apuntar.

“Creo que todo eso desestructuró la escuela rígida. Se rompieron las paredes de las estructuras, y eso permitió la flexibilidad de pensar otras cosas”, reflexionó.

Lo que se puso en evidencia
Fernández aseguró que el nivel más problemático fue el secundario. “Acá se puso en evidencia que en lo que respecta a la escuela secundaria hay que sentarse gremios, padres y docentes y rever muchas cosas. Es la escuela obligatoria y este año se perdió el rumbo, estoy convencida de eso”.

En cuanto a la universidad y el nivel terciario, afirmó que hubo más contención tanto entre docentes y estudiantes, como así por parte de las autoridades educativas. “En Formación Docente con la plataforma, realmente sentimos la importancia de tener un aula virtual, pudimos seguir avanzando, incluso en todos los institutos del interior, a pesar de los inconvenientes de conectividad. Se fueron generando normativas que nos permitían movernos mucho más seguros en medio de tanta incertidumbre”, comentó.​

En este sentido, argumentó que las voluntades son diferentes teniendo en cuenta que todos son adultos. “Ahí es otro universo, era mutuo. Fuimos caminando juntos al par en el aprendizaje de las herramientas tecnológicas. Autoridades, docentes y estudiantes, fue otro paisaje”, aclaró.​

Al ser consultada sobre el año próximo, aseveró que la mayor dificultad será en secundaria, ya que “la escuela no puede convertirse en un regimiento donde se esté controlando todo el tiempo que no se junten, la idea es que tengan ganas de ir, porque es justamente donde hay más deserción”.

Entre otros puntos, destacó que será de vital importancia contextualizar al alumno en la historia actual, no pasar por alto lo que sucedió en relación a la pandemia. “Me da miedo que la escuela ignore lo que pasó este año, eso me preocupa. Yo no puedo entrar a primer grado, hacer como si nada y enseñarles a leer y escribir. Fueron muchas cosas. No quiero proyectarme hacia marzo sin pensar en todo esto, no podemos inaugurar el año felices y contentos como si nada”, enfatizó.

Y con la mirada puesta en el futuro, señaló que se deberán tener en cuenta los contenidos de internet y su incidencia en los niños y jóvenes. “Hay que empezar a trabajar en la ciudadanía digital. Es un tema nuevo que nos deja la pandemia. Habría que elaborar un diseño curricular nuevo con contenidos para el futuro”, sostuvo.​ ​

“Hubo desigualdad”
Carmen Ríos, secretaria adjunta de la Olimpíada de Matemática en Argentina (OMA) en Misiones, consideró cuáles fueron -desde su punto de vista- las desventajas de la no-presencialidad. “Somos una familia de docentes y charlamos mucho sobre el tema. Se habló mucho de una educación a distancia, pero eso es algo que sucede con preparación, tanto por parte de alumnos como docentes. En cambio esto fue una educación en la distancia, producto de una pandemia que nos vino a sorprender a todos”, dijo.

En este contexto, -y a diferencia de Fernández, quien sostiene que el vínculo se profundizó- señaló que hubo muchas falencias porque la relación docente-alumno y el vínculo pedagógico que se produce en una clase, fue difícil a través de la tecnología. “Los docentes comenzaron a mandar muchas tareas y los padres se desesperaban. Detrás había una familia que no estaba preparada para guiar a los chicos”.​

Asimismo, observó la cuestión de la conectividad: “En el interior fue peor. Por más que tuvieran ganas, muchos no pudieron conectarse. Hubo una terrible desigualdad porque también el manejo de los recursos tecnológicos fue difícil, los docentes no estaban preparados y los chicos hasta ahora los utilizaban más con fines lúdicos”.

En lo que respecta propiamente al ámbito de las matemáticas, destacó que las competencias siguieron su curso y la participación de Misiones fue muy grata. “El 9 y 10 de diciembre se hace el nacional de OMA Ñandú y Misiones tiene trece representantes que pasaron al nacional (alumnos de primaria). Es un récord porque siempre eran cuatro o cinco”.​

Comentó que el encuentro será de forma presencial y la sede en la provincia será el colegio San Basilio Magno que contará con la visita de chicos de Apóstoles y Capioví. “Lo que lamento es que no tengo ninguno de la escuela pública este año, para muchos de ellos fue más difícil la conectividad”, indicó.

La educación al hombro
Tomasa González, directora de la Escuela de Comercio 19 de Eldorado, realizó un balance sobre lo sucedido en el ciclo lectivo 2020.

“Desde un primer momento nos vimos obligados a priorizar contenidos para poder cumplir con los contenidos mínimos de los programas, dado que no es lo mismo las clases virtuales que las presenciales”, afirmó.

Según indicó, el proceso de enseñanza se pudo llevar a cabo bajo cierta normalidad gracias al esfuerzo de los padres y de los docentes. “Los que se pusieron al hombro la educación en este año fueron los padres de los alumnos y los docentes. Sin la activa participación de los padres no hubiera sido posible enseñar los contenidos mínimos previstos. Pero también gracias al enorme esfuerzo de los docentes que pusieron todo de ellos para poder enseñar”, expresó.

En este sentido, aseguró que el trabajo para los maestros fue muy difícil. “Alumnos que te enviaban trabajos por distintas plataformas, a horas en las que habitualmente no están trabajando, corregir los trabajos enviados, intentar mantener la atención de los estudiantes. Y muchas veces luchar contra los problemas de conexión que tenían los estudiantes para poder enviar sus trabajos”, afirmó.

Desde este punto de vista contó que en su institución hay casos de chicos que realizaban los trabajos en la casa de un pariente, de un amigo para lograr tener algo de señal; en tanto que otros se trasladaban hasta algún comercio donde hubiera Wifi. “Todo eso complica porque no hay un horario fijo de trabajo y es imposible a veces organizarse”, lamentó.

Uno de los temores existentes al comenzar la pandemia era la posible deserción escolar por la lejanía que implica la educación virtual. “En nuestro caso no se dio una gran deserción. Son muy contados los casos de alumnos que estuvieron desconectados del ciclo educativo. Ahora estamos en un proceso de revinculación con esos estudiantes”, dijo.

Sin embargo, aseguró que sí hubo algunos padres que se acercaron a la escuela y expresaron su postura de que sus hijos comenzaran el año próximo normalmente, con clases presenciales y que perdieran este año. “No fueron muchos pero hubo algunos casos. En general era por problemas de conectividad o falta de equipamiento en los hogares para poder conectarse”, recordó.

Por otro lado, expresó su disconformidad ante la posible vuelta a clases. “Contamos con una matrícula de más de 200 alumnos del último año entre los tres turnos y sólo tenemos un personal de maestranza a la mañana. No podíamos realizar las tareas impuestas por el protocolo en cuanto a sanidad y desinfección de las aulas porque no tenemos el personal necesario”, manifestó.

“Resumiendo, fue un año complicado, difícil para todos. Hicimos lo mejor que pudimos. Pero sabemos que no alcanza. Nunca va a ser lo mismo que las clases presenciales”, cerró.

Con la información de
corresponsalía Eldorado

 

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