Ocurrió el domingo por la noche a la salida de un camping de El Soberbio

“Yo me acuerdo y me da piel de gallina, me dan ganas de llorar”

Julio Nolasco (28) denunció que un prefecturiano, alcoholizado y de civil, lo apuntó a él y a un amigo con un arma de fuego, luego de confundirlos con presuntos contrabandistas
miércoles 04 de noviembre de 2020 | 5:00hs.
“Yo me acuerdo y me da piel de gallina, me dan ganas de llorar”
“Yo me acuerdo y me da piel de gallina, me dan ganas de llorar”

La tranquila y amena jornada de domingo que pasaron durante varias horas dos familias amigas de El Soberbio en un conocido camping de la localidad se convirtió, al arribar la noche, en una verdadera pesadilla.

Mediante una denuncia policial radicada el lunes por la mañana en la comisaría local, un grupo de vecinos acusaron a un integrante de la Prefectura Naval Argentina (PNA) de haberlos amenazarlos e intimidado con un arma de fuego, durante varios minutos, cuando abandonaban en sus respectivos vehículos el citado centro recreativo, luego que el efectivo los confunda con presuntos contrabandistas.

La presentación formal la realizaron Julio Nolasco, Diego Keller y Ángel Do Nacimiento, todos vecinos de El Soberbio, quienes junto a sus respectivas familias estuvieron el domingo por la tarde compartiendo una reunión en el camping Prata Viejo del kilómetro 4 de la ruta provincial costera 2.

En relación a lo sucedido, este matutino se entrevistó con Julio Nolasco (28), quien posee una casa funeraria en El Soberbio y que durante una extensa charla recordó el drama que padeció junto a su esposa embarazada y sus dos pequeñas hijas.

Comentó que pasadas las 19.30 del domingo, ya cuando abandonaban el camping en sus respectivos vehículos, el Chevrolet Meriva de su amigo Diego registró un desperfecto mecánico que los obligó a detenerse en el camino terrado que los conducía a la ruta costera.

Para solucionar el problema, Ángel Do Nacimiento, primo de Diego, fue en su moto a buscar un camión para remolcar el rodado de su familiar.

Durante unos minutos, por la oscuridad reinante, el Volkswagen Gol de Nolasco se quedó sin batería por tener las luces encendidas, razón por la cual este último decidió detener la marcha de un grupo de motocicletas que ocasionalmente pasaban en el lugar para pedirles ayuda para empujar su vehículo.

Al rato, Ángel regresó con el camión y mientras intentaban remolcar el auto de Diego, uno de los motociclistas que se había detenido para auxiliar comenzó a gritar desesperado “Corran, corran, viene un tipo con un arma”, en relación a dos desconocidos que se acercaban al lugar en un auto blanco.

Siempre desde el relato del entrevistado, uno de los dos ocupantes del vehículo blanco bajó y no tardó en apuntar al pecho a Diego con un arma de fuego, quien junto al resto de los que estaban en el lugar  no entendían absolutamente nada lo que estaba sucediendo.

“‘Quédate quieto que te mato’ le dijo a Diego mientras lo apuntaba en la cabeza”, comentó Nolasco, quien si bien amagó a intentar escapar con su auto, el temor a que el desconocido lo ataque a tiros a él y a su familia lo obligó a quedarse quieto.

“Yo le decía que se nos había roto el auto y que queríamos llevarlo a remolque, pero esta persona nos decía todo el tiempo si pensábamos que él era estúpido. Yo le decía que bajara un cambio, que estaba con mi familia pero al instante, apenas me acerqué, me puso el arma en el pecho y me dijo que me quedara quieto”, añadió el entrevistado.

Luego comentó que el hombre, al ver las súplicas para que bajara el arma para que sus familiares no sintieran más miedo del que ya tenían a esas alturas, accedió al pedido. Y que tras varios de segundos de haber interrogado a su esposa embarazada los obligó a retirarse del lugar sin decir nada.

Por otra parte, comentó que ya cuando pudo alejarse de la zona y se sintió a salvo en la ruta costera se comunicó con efectivos policiales quienes llegaron al lugar.

Aunque recordó que mientras esperaba el arribo de los uniformados, un vecino de la zona se acercó hasta él para contarle de un grave accidente de tránsito que involucró a dos motociclistas.

Horas más tarde pudo descubrir que estos dos últimos habían sido dos de los jóvenes que habían parado para asistirlo cuando se había quedado sin batería y que, al parecer, habrían despistado y derrapado en la ruta cuando escapaban asustados tras el accionar violento del hombre armado.

Cara a cara

Horas más tardes, ya cuando sus amigos Diego y Ángel pudieron salir del mal momento vivido en el camino terrado, los tres se acercaron hasta la comisaría de El Soberbio para denunciar lo sucedido.

“Nosotros supimos que era agente de la Prefectura estando en la comisaría. Anteriormente pensábamos que era un loco que nos quería matar o nos quería hacer daño. Cuando me pasaron una foto y yo lo reconocí me dijeron que era prefecturiano y ahí le llamaron y el se acercó a la comisaría”, dijo Nolasco, al tiempo que reconoció que era la primera vez que se topaba con este uniformado.

Sobre esta persona, este matutino puso establecer que fue identificado como Luis R. quien prestaría servicios en la delegación de Prefectura de El Soberbio.

Luego, el damnificado recordó la charla que tuvo con el prefecturiano cuando este último se presentó en sede policial. “En un principio negó los hechos y dijo que él no había sido. Pero cuando le dije ‘hermano, yo de tu cara no me olvido nunca más en mi vida’ ahí me dijo ‘compa, me saco la careta, te pido perdón, me pongo de rodillas si es necesario’”, recordó.

Y también contó que el uniformado, quien seguía teniendo aliento etílico, le dijo que lo había confundido con algún contrabandista.

Además se sinceró y comentó que “si él venía y decía ‘muchachos yo vi sospechosa la maniobra de ustedes’ nosotros nos íbamos a ir a dormir tranquilos a casa. Pero nosotros fuimos a la Policía porque no sabíamos bien quién era y teníamos miedo que alguno de los muchachitos que dejó abandonada la moto y, que salió a pie del miedo, termine muerto cuando regresara  a buscar la moto”.

“Yo antes de ir a la comisaría pensaba que podía ser alguien de la fuerza, por la forma en la que agarró el arma, la linterna debajo del arma, la posición cuando me apuntó. No era cualquier persona y sabía usar un arma”, agregó.

Miedo a represalias

Sobre posibles represalias ante esta denuncia pública y policial,  Nolasco comentó: “Yo ya hice público por si me llega a pasar algo. Estoy pensando en sacar plata de donde no tengo para poner cámaras de seguridad en mi negocio y en mi casa, porque es un predio grande y tengo miedo. Ojalá que la Justicia actúe como debe actuar. ¿Qué pasaba si mi mujer perdía el embarazo? ¿O qué tal se le escapaba un tiro? Es un momento que yo no le deseo a nadie porque uno no sabe qué hacer”.

Además de la presentación en la comisaría, Nolasco adelantó su intención de apersonarse en la delegación de Prefectura de El Soberbio para hablar con las autoridades y pedir explicaciones sobre lo ocurrido. Y también para saber qué tipo de determinaciones se van a tomar con el implicado.

“Imaginate una pistola en tu cabeza, o en el pecho. Yo nunca toque un arma pero muchas veces he escuchado que se puede escapar un tiro. Yo me acuerdo y me da piel de gallina, me dan ganas de llorar. Yo considero que la tranquilidad va volver cuando este tipo sea trasladado a otra zona”, concluyó el entrevistado. 

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