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Flora, la trabajadora incansable de Candelaria

martes 03 de noviembre de 2020 | 3:19hs.
Flora, la trabajadora incansable de Candelaria
Foto: María Rosa Fernández
Foto: María Rosa Fernández

En los momentos difíciles no hay otra opción más que luchar para salir adelante. Así es la historia de Flora Rodríguez (54), que creció en Cerro Corá y no pudo culminar sus estudios primarios porque debía cuidar a su hermano menor y realizar las tareas de la casa desde los 5 años. 

Actualmente vive en Candelaria y trabaja pintando casas, cuidando ancianos, arreglando techos y podando árboles, entre otras tareas a pesar de que tiene problemas de salud. “Soy madre de cuatro hijos, tres mujeres y un varón. Desde muy pequeña me tocaron trabajos que no eran para la edad que tenía. Con tan sólo 5 años recuerdo que ya me tocó lavar la ropa de mis hermanos y mi padre”, lamentó.

Reconoció que su infancia fue muy dura y por ello no pudo finalizar ni siquiera sus estudios primarios. Hace quince años su esposo sufrió un accidente cerebrovascular (ACV) y estuvo postrado durante un año. Fue entonces que tuvo que salir a trabajar para poder mantener a su familia ya que dependía de ella traer la comida a la casa y los medicamentos para su esposo. 

“Como había aprendido a hacer todo tipo de trabajo en mi casa paterna se me ocurrió ofrecer mi trabajo de pintora en las casas, arreglo de techos, podas y tantos otros como albañilería, ya que esa parte aprendí con mi marido”, contó Flora. 

La incansable trabajadora sigue poniendo manos a la obra en estos duros trabajos a pesar de su problema en la cadera, de tiroides y la artrosis. “No me quedo ni me dejo estar, me levanto temprano, si tengo que ir a hacer las tareas para algún adulto mayor, voy. Después agarro mis herramientas y salgo a trabajar”, reconoció.

Flora sólo pide que haya más trabajo porque gracias a eso puede ayudar económicamente a uno de sus hijos, que está estudiando abogacía en Tucumán, y a su marido, que a raíz del ACV quedó con invalidez y no puede trabajar.

“Aquí la gente me conoce muy bien y sabe que hago muy bien mis trabajos, he arreglado techos de varias casas, comercios, entre otros lugares, y si me llaman de otra localidad no dudaría en ir ya que lo importante es ganarse la vida con el esfuerzo propio”, sostuvo.

Al mismo tiempo, contó que sacó más fuerzas luego de saber de la enfermedad de una de sus hijas, cuando tenía 15 años. “Le diagnosticaron una enfermedad grave en la sangre. Debía trabajar el doble para hacerle el tratamiento y viajar tanto a Corrientes como a Buenos Aires para tratarla”, contó.

En esa misma línea, agregó: “Fue entonces que no sólo hacía los trabajos que aún hoy hago sino que ponía en mi carretilla dos ollas grandes y todos los ingredientes para hacer locro y vender en los barrios. Toda la gente del pueblo me ayudaba comprando algo, estoy infinitamente agradecida y aún hoy si alguien necesita recaudar plata por algún problema de salud hago locro sin cobrarle nada”.

Flora también ayuda a los bomberos cuando hay temporal y hay casas dañadas ya que la solidaridad es otra de las características de esta trabajadora. Tuvo varios accidentes laborales, fracturas por caídas de escaleras, pero nada la detiene, irradia valor y anima a que no hay que quedarse ante las dificultades.

El Territorio consultó además a Graciela Cantero, una de las personas que siempre la llama para que realice pinturas y otras tareas y cuya casa está pintando ahora Flora. 

Graciela sostuvo: “Hace cinco años que la llamo para pintar mi casa, tanto interior como exterior. Ella demuestra que las mujeres también podemos realizar estos trabajos. Ella es admirable, muy prolija, muy aplicada, detallista, honesta en todos los sentidos y por eso la elijo cada año para que me pinte la casa. Es única”.

Por su parte, la jefa de Bomberos Voluntarios de Candelaria, Ramona Blanco, indicó: “Flora es muy solidaria, es una mujer particular y es verdad que cuando hay problemas de temporales que causan voladuras de techos ella se acerca por voluntad propia y nos da una mano”.

Blanco reconoció que la conoce de hace muchos años y siempre le sorprendió su entereza y sus ganas. “Muchas veces hace trabajos a voluntad, por solidaria que es, no es que cobra siempre. Es más, los trabajos que realiza son económicos frente al valor real que tiene cada uno”, especificó.

Ella no reniega de su vida, que desde muy pequeña estuvo marcada por trabajos forzados impropios de la edad que tenía, enmarca esa experiencia como una base importante de la persona que es hoy y de no poner peros a ningún tipo de trabajo.

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