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Siniestros viales y ACV, entre las causas de la epilepsia

Un ACV o un politraumatismo, a causa de un accidente vial, pueden despertar la enfermedad. La refractaria es la más grave. Si bien está en auge el cannabis, también se evalúa cirugía.

lunes 26 de octubre de 2020 | 8:37hs.

Epilepsia. Para unos, un estigma; para otros, objeto de estudio. Mucho queda por hacer en esa materia, al menos en Misiones. Un camino largo pero no intransitable, siempre teniendo como norte mejorar la calidad de vida del paciente.

La epilepsia tiene diferentes niveles de complejidad, siendo la refractaria la más grave, dado que no responde a los medicamentos convencionales. “La situación de un paciente epiléptico refractario es muy dramática, por ejemplo, hay personas que tienen 10, 20 o 30 convulsiones por día. Se lesionan, se cortan la cabeza. No pueden llevar una vida normal como tampoco lo pueden hacer el papá, la mamá, la familia. La enfermedad es una condena social. Son familias que se aíslan socialmente. Tienen dificultades laborales, incomprensión social, mucha estigmatización”, describe el neurólogo clínico Emanuel Silva (40).

 
Silva nació en Posadas aunque creció en otro municipio: Gobernador Roca. Estudió Medicina en la Universidad Favaloro y hoy es reconocido en su especialidad en la provincia, con amplia trayectoria. Actualmente se desempeña en el sector privado, en la capital misionera, en tanto entre  2012 y 2017 fue coordinador de Neurología Clínica del hospital Escuela Ramón Madariaga.

 
En el cuarto episodio de ConCiencia, un ciclo de entrevistas a profesionales de la salud, el médico aborda la epilepsia, su diagnóstico y tratamiento. De entrega mensual, las charlas pueden verse en todas las plataformas de www.elterritorio.com.ar.

 
 ¿Qué es la epilepsia y cómo se manifiesta?

La epilepsia es una enfermedad en la cual el gobierno eléctrico  que lleva a cabo el cerebro de todas las funciones del cuerpo, por alguna causa diversa, se descontrola. El cerebro, en ese sentido, empieza a generar un fenómeno de despolarización eléctrica ingobernable para el paciente y eso tiene muchas manifestaciones que puede llevar por ejemplo a lo que los médicos llamamos ruptura de contacto, que es perder contacto con la realidad o tener movimientos anormales, en forma de contracciones y de forma repetitiva. Y lo más importante de todo es que el gobierno de las funciones autonómicas y básicas del cuerpo como la respiración, la presión arterial y los latidos cardíacos bien pueden perder control y eso puede generar consecuencias graves para el paciente. Es una enfermedad muy frecuente, afecta al 4% de la población mundial dependiendo del país y del nivel socioeconómico del país porque es una enfermedad que afecta más a países pobres o, mejor dicho, a personas en estado de pobreza. Por regla general, cuanto más desarrollo económico hay, menos epilepsia hay.

 
¿A quiénes afecta y cuáles son los factores de riesgo?

 
Es una enfermedad que en su génesis tiene muchos factores. Afecta principalmente a dos grupos etarios, que son los niños especialmente hasta los 10 años de vida, y también a los mayores de 60 años. La mayoría de los pacientes con epilepsia en todo el mundo tiene más de 60 años. Las causas son algunas enfermedades genéticas, es decir, algunas mutaciones de algunos genes que pueden funcionar mal y hacer que una persona nazca con una predisposición a tener epilepsia. Estas causas genéticas son las menos comunes. Y, por otro lado, lo que sí es más frecuente que una lesión en el cerebro, cualquiera sea su causa, puede generar epilepsia. Por eso los ancianos que tienen ACV tienen más epilepsia.

 
El ACV es una causa líder de epilepsia, por ejemplo. Lo cual rompe con un mito que circula en el inconsciente colectivo que es que la epilepsia es una enfermedad que afecta principalmente a los niños. Sucede todo lo contrario. Y cualquier lesión, un ACV, una herida de arma blanca, un politraumatismo de alto impacto por un accidente automovilístico que genere lesiones en el cerebro o incluso el daño que pueda sufrir el cerebro de un niño en el vientre materno puede condicionar a que una persona desarrolle epilepsia.

 
¿Existen diferentes grados de complejidad o cuadros de epilepsia?

 
Hay muchas formas en las que los médicos clasificamos a la epilepsia. Hay focales y generalizadas que eso nos ayuda a nosotros cosas en relación al diagnóstico y al tratamiento. No obstante,  en relación a la gravedad de la epilepsia está dada más que nada por la intensidad y la frecuencia de las manifestaciones epilépticas.

 
Se refiere a la cantidad de convulsiones en un día, por ejemplo...

 
Las convulsiones son una forma de manifestación de la epilepsia. La convulsión es la manifestación más dramática, porque una persona rompe contacto con la realidad, deja de comprender, dejer de poder expresarse y acto seguido pierde el control postural cae al piso y empieza con movimientos anormales, hipersalivación. Todo un dramatismo semiológico que 500 años antes hacía que una persona con epilepsia termine pensando que estaba poseída por el demonio y por lo tanto en la higuera, eso la época de la inquisición.

 
Pero hay niños, por ejemplo, en edad escolar a los 5 o 7 años que tienen una epilepsia muy común que se llama epilepsia de ausencias en la cual simplemente durante quince o 20 segundos tienen ruptura de contacto y quedan con la mirada fija haciendo algún movimiento automático con la boca o parpadeando. Lo cual puede pasar totalmente desapercibido, muchas veces son los docentes los que perciben que esos chicos hacen esos episodios entre 20 o 30 veces al día.

 
Hay personas que tienen alucinaciones olfatorias, es decir, que sus crisis epilépticas consiste en sentir olor a goma quemada, hay personas que tienen alucinaciones visuales o auditivas. Por eso no es raro que la epilepsia sea muchas veces mal direccionada hacia el ámbito de la psiquiatría o al ámbito de la salud mental

 
Una característica de la epilepsia es que son episodios estereotipados y repetitivos. Como la epilepsia se genera siempre en un lugar focal del cerebro, genera siempre los mismos síntomas y en forma repetitiva a lo largo del tiempo.

 
Si hablamos de cuadros complejos, ¿cuán grave es la epilepsias refractaria?

 
La epilepsia refractaria la definimos como farmacorresistente, es decir, que no responde adecuadamente al menos a dos drogas antiepilépticas usadas durante el tiempo necesario y de la manera adecuada. Es la epilepsia que no responde como debe ser a la medicación y eso le pasa en una tasa estadística variable, entre un 10 y 30% de todos los epilépticos. Yo decía que el 4% de la población mundial tiene epilepsia. En una plaza si hay 100 personas seguro que cuatro tienen epilepsia. Una de esas cuatro va a ser epilepsia refractaria y esa epilepsia es actualmente obligatorio para los médicos, considerar si aparte de la medicación no es posible ofrecerle algún otro tipo de tratamiento quirúrgico, de los cuales hay tratamientos de varios tipos.

 
Es decir que este tipo de epilepsias se operan…

 
Mejor dicho, se pueden operar. No todos los pacientes son candidatos y esto ocurre porque muchas epilepsias refractarias el tratamiento curativo o paliativo de gran eficacia consiste en sacar el área epileptógena, es decir el área del cerebro que con estudios se detecta que funciona mal. Si esa área del cerebro es un área elocuente porque lleva a cabo una función básica, como la memoria, el lenguaje hablado o escrito, la movilidad de la mano. Entonces uno contrapone el beneficio de cortar la epilepsia contra el riesgo de quedar con alguna discapacidad permanente en alguna de esas áreas y muchas veces es el paciente y su familia de atravesar o no la cirugía. Si el tratamiento va a generar más lesiones, nunca es recomendable.

 
El tema es que la situación de un paciente epiléptico refractario es muy dramática; por ejemplo, hay personas que tienen 10, 20 o 30 convulsiones por día. Se lesionan, se cortan la cabeza. No pueden llevar una vida normal como tampoco lo pueden hacer el papá, la mamá, la familia. La enfermedad es una condena social. Son familias que se aíslan socialmente. Tienen dificultades laborales, incomprensión social, mucha estigmatización.

 
Otra alternativa quirúrgica es la colocación de una especie de un dispositivo, un estimulador de nervio vago, ese aparato se pone debajo de la piel al igual que un marcapaso, tiene un autogenerador eléctrico y con unos cables enliados alrededor de un nervio que es neumogástrico que baja por el costado del cuello, modula señales eléctricas y es un gran tratamiento actual para paliar la epilepsia. No la cura pero reduce el número de crisis en un paciente. Es un tratamiento muy oneroso.

 
¿En Misiones hubo algún tipo de intervención quirúrgica a algún paciente?

 
Hubo una cirugía, coordinada por uno de los médicos que trabaja en el hospital Madariaga, Cristian Hardaman, que vale la pena nombrarlo porque es el primer neurólogo especializado en epilepsia en nuestra provincia. El año pasado pasado se ha operado a un paciente con una enfermedad llamada esclerosis temporal mesial. Se hizo en Misiones con profesionales de Buenos Aires, es la única de la que tenemos registro hasta ahora.

 
Además de los medicamentos y la cirugía, también hay otra alternativa que muchas familias encontraron para los epilépticos refractarios, el cannabis medicinal...

 
El cannabis, sabemos, es sinónimo de esta planta tan famosa que es la marihuana. De esa planta se extraen alrededor de 500 sustancias. Demostradas que tengan efecto en el cuerpo, hay alrededor de 120. Y demostrada respecto al exacto mecanismo que tienen, hay dos sustancias: el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD). El cannabidiol es la sustancia que más foco tiene en la ciencia por el efecto que tiene en algunas enfermedades. En algunos pocos tipos de epilepsia, de tipo refractaria, el cannabis ayuda y bastante, con un beneficio moderado o alto que puede rondar en una mejoría de hasta un 50% de reducción de frecuencias e intensidad de las crisis.

 
En el resto de los tipos de epilepsia, el beneficio que demostró el cannabis es muy pobre. Queda mucho por recorrer en materia de investigación. La excelente experiencias que han tenido algunas familias usando cannabis en pacientes infantiles ha llevado a la errónea creencia de que también puede servir para todos los adultos con epilepsia. Y en los adultos es donde más problemas tenemos para encontrar el beneficio del cannabis.

 
¿Qué episodios tener en cuenta como madre o bien como hija de adultos mayores para realizar la primera consulta?

 
Lo más común es la epilepsia del adulto. En ese sentido, la manifestación es lo que llamamos convulsiones tónico clónicas generalizadas, es lo que se interpreta como un desmayo. Quizás una clave para diferenciar un desmayo común de un desmayo epiléptico es lo que llamamos confusión postictal, es decir, que después del episodio el paciente queda desorientado, confuso, con un lenguaje incomprensible. Siempre que haya un desmayo con confusión prolongada se debe poner a la epilepsia dentro del diagnóstico. Y en los niños, las opciones son un poco más diversas y la recomendación a la población general debería ser principalmente la epilepsia de ausencias. Controlar que los niños no tengan episodios de “cuelgue”, por decirlo de alguna manera.

 

Cómo influye la condición socioeconómica


“El cerebro lesionado es el más susceptible a tener epilepsia. Y el cerebro de una persona carente de recursos, con poco acceso a la salud, a la educación, indudablemente tendrá un cerebro más lesionado porque va a tener un embarazo menos controlado y más susceptible de infecciones, porque tendrá menos educación vial y estará más expuesto a accidentes de tránsito”, explica Emanuel Silva.

 
“El paciente con menor acceso a la salud y educación tienen menos acceso a los controles de factores de riesgo cardiovascular, menos conocimiento de los factores como diabetes, hipertensión, tabaquismo, colesterol.

 
Y por lo tanto, un paciente, en esa situación tiene más infarto, más ACV y por lo tanto más epilepsia.

 
Todo es un círculo vicioso que se retroalimenta. Indudablemente los países más desarrollados,   tienen menos epilepsia”, agrega.

 
Perfil
Emanuel Silva
Actualmente se desempeña en el sector privado, en Posadas. Entre  2012 y 2017 fue coordinador de Neurología Clínica del hospital Escuela Ramón Madariaga de Posadas. 

Estudió Medicina en Universidad Favaloro.  Oriundo de Gobernador Roca, Misiones, Argentina. Trabajó como Medico Clínico y Neurólogo en el hospital británico. Trabajó como Observership Fellow en Loyola University Medical Center.

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