Caso Neuss: buscan pistas en distintos aparatos electrónicos

martes 13 de octubre de 2020 | 5:00hs.
Caso Neuss: buscan pistas en distintos aparatos electrónicos
Caso Neuss: buscan pistas en distintos aparatos electrónicos
Los investigadores del caso del empresario Jorge Neuss, quien el sábado pasado mató a su esposa y luego se suicidó en el country Martindale, de la localidad bonaerense Pilar, analizaban ayer el contenido de los dispositivos electrónicos secuestrados en la casa del matrimonio en busca de pistas sobre el posible móvil del femicidio.

Se trata de los teléfonos celulares y computadoras, cuyos mensajes, llamadas y demás contenido quedaron bajo la lupa de los peritos informáticos.

En tanto, las dos empleadas domésticas que se encontraban en la vivienda al momento del hecho declararon como testigos ante la fiscal de la causa María José Basiglio, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Violencia de Género de Pilar, y recordaron que horas antes de lo ocurrido el empresario había desayunado en su dormitorio como era habitual.

Según las fuentes, las testigos contaron que esa mañana la esposa de Neuss, Silvia Saravia (69) había salido de la propiedad ya que tenía muchas actividades y que si bien no la vieron salir sí advirtieron cuando regresó y subió a su habitación donde luego ocurrieron los disparos.

Las empleadas relataron que ellas trabajaban en los quehaceres domésticos en la planta baja, en un sector opuesto al dormitorio matrimonial, cuando una de ellas escuchó un primer estruendo y al instante un segundo.

Esta testigo le preguntó a la otra si ella también escuchó esos ruidos y su compañera le respondió que creía que era el camión de la basura.

Entonces, la empleada que sí había escuchado los tiros dijo que el camión ya había pasado y que para ella eran disparos.

Ante esta situación, esta empleada subió a la planta alta, tocó a la puerta de la habitación matrimonial y como no respondía intentó abrirla pero notó que estaba trabada.

Las testigos indicaron que llamaron primero a la hija del matrimonio y que ésta alertó de lo ocurrido a sus hermanos, quienes, al igual que ella, tienen sus propias casas de fin de semana en el Martindale.

Las fuentes señalaron que el primero en arribar fue Patricio,  hijo del matrimonio, quien al no obtener respuestas de sus padres empujó varias veces la puerta hasta que pudo abrirla.

Al ingresar al dormitorio, los testigos hallaron ambos cuerpos tendidos y ensangrentados, mientras que Neuss (73) tenía los ojos abiertos y aún respiraba.

De acuerdo a los voceros, Patricio llamó a su hermano Juan, quien reside a unos 200 metros y llegó rápidamente, y ahí empezaron a llamar al 911, la ambulancia y a familiares.

Ninguno de los hijos declaró que le encuentran una explicación a lo sucedido ya que coincidieron en que no había conflictos ni peleas, ni antecedentes de violencia de género, y que sus padres se llevaban bien.

Por su parte, Juan indicó que sus padres sabían que él está enfermo de cáncer y que la noche anterior al hecho estuvo con ellos y hablaron de ese tema, pero aclaró que no cree que éste haya sido un motivo.

Femicidio

Los resultados de las autopsias confirmaron que Neuss asesinó  a su esposa de un único disparo en la cabeza luego de un forcejeo que dejó signos de defensa en la mujer y un roce de bala en una mano del propio femicida.

“Está prácticamente descartada la hipótesis de un pacto suicida. Las autopsias y lo que se vio en la escena nos hacen pensar en que Neuss sorprendió a su mujer cuando ella fue al baño, luchó, la dominó tomándola del cabello, la asesinó y luego se disparó en la cabeza”, confió una fuente.

En el caso de Saravia, los médicos detectaron que el disparo ingresó por la región posterior lateral derecha del cráneo (por detrás y arriba de la oreja), salió por detrás de la oreja izquierda, volvió a ingresar al cuerpo por el hombro izquierdo y el proyectil quedó alojado en el brazo, de donde fue extraído con una gran deformación.

Según las fuentes consultadas, el disparo fue realizado con el revólver calibre .357 Magnum apoyado y cuando Saravia tenía la cabeza reclinada sobre su hombro izquierdo.