Impuesto a la riqueza, un boomerang que te da más

sábado 08 de agosto de 2020 | 6:00hs.
La falacia de la riqueza es pensar que se la ha generado por mérito propio, la visión meritocrática es una interpretación sesgada de la realidad, hace pensar que la riqueza es un producto del esfuerzo individual de cada persona, pero no tiene en cuenta el trabajo de las demás que intervinieron para que esa riqueza pueda ser generada. Está bien que haya muchos que se quieran destacar, pero no van a brillar más apagando la luz de los demás. El derecho permite que la riqueza se aglutine, pero el derecho es sólo una interpretación de la realidad, producto de los valores del momento.

La riqueza son las cosas de valor que se poseen, los recursos del planeta puestos a disposición de una persona o varias; pero hay que tener en cuenta que es un producto social, que proviene de la conexión con los demás seres que intervienen en la cadena de producción, para tomar un ejemplo la producción de automóviles, el dueño de la empresa es sólo un eslabón en la producción del mismo, se necesitan muchos factores para dar con el producto final. No se quiere discutir la distribución de la misma, pero la interpretación narcisista que no tiene en cuenta todo lo que interviene para que se produzca, los que hicieron los caminos, vías, las telecomunicaciones, los gobernantes, los trabajadores que transformaron la arcilla en ladrillo, las textiles que cosieron la ropa, los agricultores que generaron los alimentos, los carpinteros, los albañiles, los hospitales con médicos para operar un apéndice y atender un parto; la ciencia con científicos que crearon vacunas, los maestros que enseñaron a leer a los niños, las universidades que enseñan la ciencia a los profesionales, los policías que cuidan de la propiedad, sin los cuales no se podría haber generado una fortuna.

Pensar que la riqueza es el resultado del esfuerzo individual es no reconocer el trabajo de los demás, es no reconocer a la sociedad, es no entender el sentido de la vida, los factores que hacen crecer a la economía donde todo sector es importante. Hay gente que se destaca y hace un producto demandado, como la música de los Beatles en su tiempo, o una gaseosa buscada, un automóvil, etcétera, pero esto no quita que se menoscaben los derechos de los demás. Hay que llegar a un equilibrio, encontrar un lugar para todos, que permita el crecimiento de los demás. Si se aglutina el capital, se aglutina la cultura, y cuanto más cultura distribuida haya, más bienestar social habrá, de ahí la idea de impuestos progresivos. Marco Aurelio decía: “Lo que no le hace bien a la colmena no le hace bien a la abeja”. El impuesto a las riquezas debería ser permanente, no sólo en tiempos de pandemia, porque es una manera de devolver a la sociedad lo que la sociedad te da.

Pablo Martín Gallero
Puerto Rico
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