Gauna, arrepentido y con pedido de perdón en el juicio por el crimen de su pareja

jueves 16 de julio de 2020 | 4:00hs.
Gauna, arrepentido y con pedido de perdón en el juicio por el crimen de su pareja
Gauna, arrepentido y con pedido de perdón en el juicio por el crimen de su pareja
Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

Durante todos estos años, el rostro de Jorge Alberto Gauna (30) no había trascendido a la opinión pública. Sólo lo conocían las autoridades judiciales que llevaban al frente la investigación por el femicidio de su pareja, Yanina Andrea Benítez (24), perpetrado en octubre en 2014 en Garupá.
Todo eso cambió ayer a la mañana, cuando el hombre se sentó en el banquillo de los acusados del Tribunal Penal Dos de Posadas y comenzó a ser juzgado por el hecho que lo tiene como único imputado por el delito de homicidio agravado por el vínculo, que prevé una pena de prisión perpetua. 
El debate oral comenzó poco después de las 8, bajo medidas sanitarias y de higienización por la pandemia del coronavirus, pero con la presencia de la prensa que, por primera vez en casi seis años, pudo retratar al acusado. 
En primera instancia, se leyó el auto de elevación a juicio formulado por Martín Alejandro Rau, que en su momento intervino en el caso como fiscal de instrucción y que hoy se vuelve a encontrar con el expediente, pero como fiscal de juicio. 
De la lectura del documento se desprende el relato completo de los hechos, los testimonios recolectados durante la etapa de investigación y las pruebas que incriminan al acusado. 

La causa
Allí se dejó asentado que el crimen de Benítez se habría concretado en cerca de la medianoche del 17 de octubre de 2014, en la casa del barrio Unido, de Garupá, donde ella convivía con el acusado y sus dos hijos, una niña de seis años producto de una relación anterior y un bebé de cinco meses que tuvo en común con Gauna. 
Según lo que se pudo reconstruir, ese día por la tarde el hombre salió de su casa llevándose las llaves de la vivienda, ante lo cual Benítez tuvo que quedarse junto a sus hijos en la casa de sus padres ubicada en el mismo barrio, a unos 40 metros de distancia. 
Gauna regresó por la noche y dentro de la vivienda se desató una discusión en la cual la joven madre terminó siendo estrangulada mediante una asfixia mecánica que habría sido efectuada por el hoy imputado, que después de ello tomó a su bebé, las llaves y otras pertenencias para retirarse del lugar en su vehículo, dejando todas las puertas llaveadas y a la hija de la víctima encerrada junto al cadáver de su madre. 
El caso recién se descubrió  a la mañana siguiente, cuando la niña despertó y notó que su madre no reaccionaba. Allí comenzó a pedir ayuda y fue auxiliada por su abuelo, quien la rescató luego de romper una puerta de vidrio y al ingresar encontró a Benítez sin vida sobre la cama matrimonial. 
Justamente, el aporte de la niña fue una de las claves de la investigación, ya que luego de ser rescatada ella recordó la discusión registrada la noche previa e incluso alcanzó a decir que oyó mientras Gauna amenazaba crudamente a su madre: “Mañana vas a morir”. 
Benítez fue hallada tendida sobre su cama con lesiones en el cuello, las cuales eran tan evidentes que en el examen forense posterior se estableció que tenía la marca de su cadenita “calcada” en la piel producto de la compresión que ejercieron sobre ella. 
El caso fue denunciado entonces por un tío de la víctima, quien fue hasta la Comisaría Quinta para alertar lo sucedido. Casi en simultáneo, Gauna se presentó en la Comisaría de la Mujer de Fátima para realizar una exposición policial en la que aseguró que la noche previa se había ido de su casa luego de discutir con su pareja y estaba preocupado por ella. Desde ese preciso momento el hombre está detenido y actualmente está alojado en la Unidad Penal VI. 
Escasos días después, Gauna fue llevado al Juzgado de Instrucción Seis para prestar declaración indagatoria. En esa instancia aseguró que él fue atacado con un palo y arañado por Benítez mientras miraba la televisión, tras lo cual se fue de la casa y al otro día se presentó ante la Policía con la intención de que los uniformados constaten si su pareja estaba bien. 
En tanto, en otra declaración indagatoria, brindada en enero de 2017, el imputado agregó que esa noche discutió con Benítez hasta que “le agarré del cuello, pero jamás pensé que iba a pasar algo más”. 
El juicio en contra de Gauna ya había sido programado en dos ocasiones anteriores. La primera fecha había sido programada para mediados del año pasado, mientras que la segunda era para comienzos de este mes, pero en ambas oportunidades el debate debió ser postergado por diversos motivos. La última se debió a un cambio de defensa. 
Las fuentes aseguraron que en medio de ello hubo intentos de firmar un acuerdo de juicio abreviado bajo la figura de un crimen cometido bajo “emoción violenta”, pero la fiscalía se opuso y entonces llegó la hora del debate para esclarecer lo sucedido y determinar su responsabilidad en el hecho. 

Su palabra
En este contexto, culminada la lectura del auto de elevación a juicio, el presidente del tribunal, el magistrado César Yaya, declaró abierto el debate y le brindó al acusado la posibilidad de expresarse ante las partes si así lo deseaba.
El imputado aceptó y tomó la palabra. Sin decirlo expresamente, admitió el hecho, pero trató de reducir su culpa y también aprovechó la oportunidad para pedir perdón. 
“Una vez que yo me separé laboralmente de mi hermano, los destratos de ella -por Benítez- hacia mí comenzaron a acentuarse porque yo no conseguía un trabajo estable. Desde ese momento ella me hostigaba mucho, me destrataba como hombre. Me decía que era un inútil, que no servía para nada, que en vez de tener un marido tenía un hijo. La relación se volvió conflictiva, se volvió una relación tóxica”, expresó Gauna ante el tribunal, en el que además del juez Yaya también están sus pares Gregorio Busse y Ángel Dejesús Cardozo. 
Y Gauna continuó: “Ella tenía una personalidad avasallante, soberbia. Me maltrataba verbalmente. Yo en cambio soy una persona introvertida, sumisa. Amo a mi hijo y aguantaba todo ese maltrato de ella hacía mí para poder verlo crecer a él”. 
Por último, el imputado expresó: “Estoy arrepentido de lo que pasó, pido perdón. Nunca pensé que tendría ese desenlace después de que ella me atacara con un palo y me arañara”, apoyándose así en una de las últimas veces que declaró en indagatoria durante la instrucción de la causa. 
Además, al contestar una pregunta del juez Busse, el implicado aseguró que se fue de la casa pensando que Benítez estaba inconsciente, no muerta. 
Sin más preguntas, Gauna regresó a su lugar y continuó observando el desarrollo del juicio en su contra. 
Allí, el tribunal dio inicio a la toma de testimoniales. Ayer declararon ocho testigos en total, entre policías y peritos mediante los cuales se busca obtener precisiones respecto a sus intervenciones en la investigación del caso (ver Los peritos...).
Pero, además de ellos también declararon el padre y un tío de la víctima, quienes fueron los primeros en ingresar a la escena del hecho y descubrir el crimen. 

“Dejó la casa llaveada”
El primero en pasar a la sala fue Juan Ramón Benítez (52), el padre de Yanina, quien recordó que ese 17 de octubre a la tarde “ella le dejó a mi señora mis nietitos y se fue al trabajo. Después volvió, fue a su casa, se cambió y volvió a cruzar para buscar al bebé. Ahí, mientras tomábamos tereré el muchacho sale con el auto, no sé a dónde. Ella ahí salió y se dio cuenta de que él se llevó las llaves”. 
El hombre recordó que como consecuencia de eso su hija debió quedarse en su casa hasta largas horas de la noche, cuando finalmente Gauna regresó y pudo volver a entrar a la vivienda. Se estima que allí se desató la discusión que culminó en femicidio. 
El padre de Yanina expresó que esa noche él se fue a la casa de una hermana por su cumpleaños y que cerca de las 12 le llamó a su hija porque “había quedado preocupado” por la situación, pero “el celular de ella estaba apagado. No me contestó”. 
Después de eso, el hombre recordó que volvió a su casa poco después de la 1 de la madrugada, vio el auto de la pareja en el garaje de la casa de Yanina y se acostó a dormir. 
“A las 3 o 3.30 por ahí escucho que sale el auto de él. Su auto tenía un sonido especial por el escape, era conocido”, agregó Juan Ramón, visiblemente conmovido por la situación de volver a recordar todo lo sucedido. 
Entonces, el testigo entró en el momento más duro de su relato. “A la mañana estábamos sentados arriba de un murito y por ahí escucho el ruido de la puerta y la vecina nuestra nos llama porque nuestra nieta estaba golpeando la puerta de su casa. Voy corriendo y le pregunto qué pasa y ella me dice ‘abuelo, no sé que le pasa a mi mamá, yo le llamo y ella no me contesta. No sé si se hace la dormida o qué’. Yo rompí el vidrio y ella sale corriendo. Ahí yo entré y encontré a mi hija, muerta. Tenía las marcas en el cuello y los dedos del pie todos doblados”, declaró, mientras el acusado miraba bajo desde su asiento. 
Cuando le preguntaron de quién sospechó en ese momento, fue tajante: “Él único cobarde fue él. Dejó la casa llaveada y se llevó las llaves y el celular de mi hija”. 
Al tiempo que, casi resignado, contestó que su hija no le había contado que sufría hechos de violencia. 
El debate continuará hoy con la declaración de tres testigos más y, si todo avanza tal lo planeado, mañana se realizará la jornada de alegatos. 

Los peritos explicaron sus aportes a la investigación 

En la continuidad de la audiencia de la víspera también declararon varios peritos que participaron de la pesquisa, además de una subcomisario que en ese momento era jefa de la Comisaría de la Mujer de Fátima y le tocó atendar a Gauna cuando éste acudió a esa dependencia para hacer una exposición policial. 
Entre los testimonios destacados se encuentra el vertido por el médico Milton Darío Acosta (51), quien llevó adelante el examen de autopsia al cuerpo de Benítez. 
El profesional detalló que el mecanismo de muerte se produjo por una comprensión manual y ratificó el dato que indicaba que la cadenita de la víctima quedó “calcada” en el cuello de la víctima, lo cual consideró que puede ser considerado como “una indicación de fuerza”. 
La defensa del acusado le consultó respecto al intervalo de tiempo en el cual se pudo haber producido la compresión para dejar una marca semejante, a lo cual el médico señaló que eso no pudo ser determinado con exactitud en este caso, pero sí indicó que la víctima tuvo “una agonía muy breve y eso se relaciona con el tiempo de compresión, que fue mínimo”. 
También declaró Jorge Spada, jefe de psiquiatría del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial, con quien se avanzó en cuanto al estado del acusado. “Mi conclusión es que comprendía perfectamente la criminalidad de los actos. Comprende lo que es un acto delictivo, por lo tanto, la criminalidad”, aseguró. 
Por último, la subcomisario Andrea Correa recordó cómo fue el momento en que Gauna llegó a la comisaría de la mujer de Fátima ese 18 de octubre a la mañana. 
“Yo estaba en la comisaría, se acerca la oficial de servicio y me avisa que Gauna llegó y solicitaba que una comisión policial se traslade a su domicilio para corroborar el estado en que se encontraba su pareja porque la noche anterior habían tenido una discusión y que él estaba preocupado. También dijo que él había llevado al bebito que tenían en común. En ese momento él dijo que no tenía la llave e insistía con que vayamos a la casa, pero le dije que aguarde y ahí me mandan mensaje desde la Seccional Quinta preguntándome si había denuncias de violencia en contra del señor Gauna. Ahí quedó demorado en averiguación del hecho”, recordó.