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Alejo Peyret y las minas del arroyo San Juan

viernes 03 de abril de 2020 | 5:00hs.
Alejo Peyret y las minas  del arroyo San Juan
Por Alfredo Poenitz

Por Alfredo Poenitz Historiador

Alejo Peyret, un agrónomo francés arribado a la Argentina en 1852, visitó Misiones recién constituida como Territorio Nacional. Peyret había actuado hasta entonces en la provincia de Entre Ríos, donde fundara junto a otros franceses, la Colonia San José. Desarrolló en esa colonia una gran cantidad de cultivos, merced a su experiencia en Francia. Además aportó con grandes innovaciones tecnológicas, instaló industrias y experimentó con cultivos que no eran sudamericanos. 
Peyret fue nombrado Inspector de las Colonias por un decreto del Presidente Miguel Juárez Celman, el 12 de febrero de 1887. En el desempeño de aquellas funciones, escribió “Una visita a las colonias de la República Argentina”, escrita en español en dos tomos y presentada por el gobierno argentino en la Exposición Universal en París de 1889. Esta exposición fue trascendente mundialmente por las enormes novedades en la construcción y la industria. El símbolo principal de aquella fue la Torre Eiffel, culminada ese año. 
En ese informe, desarrolla extensamente su visita a Misiones, cuya función principal fue la de fiscalizar el proceso de colonización agrícola proyectado desde el gobierno nacional. 
Estando en un viejo establecimiento ganadero, el campo “San Juan”, que había sido importante en la época jesuítica y postjesuítica y luego abandonado mientras el territorio quedó bajo dependencia del gobierno paraguayo, Peyret realiza una interesante descripción de ese lugar, indicando que funcionaba allí un establecimiento dedicado a la actividad de la caña de azúcar. Su propietario era un tal Enrique Puck que denominó a ese emprendimiento azucarero como el “Primer Misionero”, anterior y vecino del famoso Ingenio San Juan que fundara el gobernador del Territorio Nacional, don Rudecindo Roca, hermano del Presidente Julio Argentino Roca.
En la visita que realiza al establecimiento, indica Peyret,
“Llegamos al establecimiento del señor Enrique Puck quien lo puso en sociedad con el señor Francisco Fernández, dándole el título de Primer Misionero. Está a un kilómetro y medio del puerto. Es un extenso cañaveral en medio de los bosques. Puck dice, como los demás, que el buen terreno debe buscarse en medio de las sierras y los valles. Puck fabrica aguardiente de caña, pero como su trapiche es de madera, pierde una gran cantidad de materia prima. Por lo demás, elabora un licor excelente que ha recibido el nombre de “Rum de San Juan”. Puck nos muestra unos muebles fabricados en el país con maderas de tatané, grapiapiña y otras maderas. Esperamos en casa de Puck que pase el calor hasta las cinco de la tarde, hora en que volvimos a montar a caballo dirigiéndonos al ingenio del general Rudecindo Roca….”
En otra obra, titulada “Cartas sobre Misiones”, Peyret menciona la existencia de una mina que existía en ese campo, mina que había sido explotada por los jesuitas, “que la habrán aprovechado bien porque ellos no necesitaban pagar la mano de obra” según indica el agrimensor francés.
De la existencia de minas en las Misiones Jesuíticas se había hablado muchísimo, en especial luego de la expulsión de los sacerdotes. Hay infinidad de expedientes iniciados en aquella época para que localizaran las mismas. Pero ninguna expedición tuvo éxito.
Expulsados los Jesuitas, y llegado el comentario a oídos del gobernador de Buenos Aires, Francisco de Bucarelli ordenó al gobernador de Misiones, Francisco Bruno de Zabala, que “…averiguara también de que paraje extraían los indios de estos pueblos los pedazos de metales que en algunas ocasiones solían dar a sus precedentes Curas, y procederá V. en este examen con toda la cautela a que induce la reflexión de que el mismo interés de los indios puede inducirlos a ocultarlos”. Zabala recorrió todos los pueblos meticulosamente y sacó la siguiente conclusión:
“Sólo el cobre de la mina del Aguapey (nombre antiguo del arroyo San Juan) muestra serlo de buena calidad y pudiera tener alguna mezcla de oro… el paraje no es cerro o monte alto, sino una loma extendida, por la que nunca me parece se pueda seguir las vetas ondas, porque al profundizar las excavaciones han de dar en el agua…” Se refiere, sin dudas a la mina de cobre del arroyo San Juan.
En relación a esa mina, el Presidente de la Sociedad Geográfica Argentina, Ramón Lista, en 1883, en su obra titulada “El Territorio de Misiones” indicaba que de los yacimientos metalíferos en Misiones, el más notable era el de cobre nativo en el arroyo San Juan, entre Candelaria y Santa Ana. “El metal se encuentra en gruesos filones o vetas a cuatro, cinco o seis metros de profundidad…practicando excavaciones paralelas al eje del citado arroyo se descubrirían quizás otros filones más ricos y dignos de ser explotados” .
Las minas estaban ubicadas en la desembocadura del arroyo San Juan. En la década de 1910 ya existía un paraje alrededor de la veta, que comenzó a denominarse por aquella razón Paraje “Las Minas”. La habitaban algunas familias procedentes de Candelaria, probablemente trabajadores de los ingenios cercanos como Primer Misionero o San Juan.
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