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Gaspar Tacuabé y la restauración de Misiones

viernes 21 de febrero de 2020 | 5:00hs.
Gaspar Tacuabé y la restauración de Misiones
Por Alfredo Poenitz

Por Alfredo Poenitz Historiador

Entre los caudillos guaraníes olvidados por la historiografía regional, con decisivo protagonismo en el período previo a la Organización Nacional, cuando nuestro país buscaba decidir a sangre y fuego qué modelo de país finalmente se impondría, se halla el misionero don Gaspar Tacuabé.
Tacuabé luchó en las filas guaraníes que intentaron sostener los últimos pueblos de Misiones, San Roquito y Asunción del Cambay (verdaderos campamentos formados por ancianos, mujeres, niños y algunos pocos sobrevivientes a las luchas de Andrés Guacurarí contra los luso-brasileños). Estas precarias aldeas, remanentes de los destruidos pueblos antiguamente jesuíticos, fueron atacadas y arruinadas por las fuerzas correntinas de Pedro Ferré, quienes desde ese momento (fines de la década de 1820) se apropiaron de las Misiones desde el Miriñay hasta el Aguapey. Por ello, Tacuabé se convirtió en un tenaz enemigo de Corrientes y férreo defensor del federalismo desde su campamento militar, Mandisoví (hoy ciudad de Federación).
Gaspar Tacuabé era natural del pueblo misionero de La Cruz (actualmente ciudad correntina).
 La Cruz desde los tiempos jesuíticos había cobrado fama de tener los hombres más aguerridos de las Misiones. Originariamente fue la Reducción de Nuestra Señora de la Asunción del Acaray, trasladada después al norte, siempre sobre el río Uruguay, donde tomó el nombre de Asunción de Mbororé. Fueron ellos los que debieron organizar la tenaz defensa contra las malocas paulistas en la famosa Batalla de Mbororé, donde quedaron sepultadas las acciones esclavistas de las bandeiras. Luego sufrió nuevo traslado hacia el sur donde tomó el nombre de Asunción de la Cruz de Mbororé o simplemente La Cruz, como aún hoy se denomina a esa localidad. Esa comunidad explotó campos al oriente del río Uruguay, lo que motivó constantes ataques de los charrúas y minuanes. Ello obligó a amurallar el pueblo, caso único en todo el conjunto de las Misiones.
Los valientes cruceños lucharon en las filas de Artigas bajo las órdenes de Andresito, sufriendo el incendio y destrucción del pueblo en 1817.
En esas luchas participaron y se formaron como soldados Pablo de la Cruz y Gaspar Tacuabé. 
Habría nacido Tacuabé hacia 1804, según un censo de 1849. Figura allí con 45 años de edad, casado con Paula Irama, de 48 años, con el cargo de coronel y profesión, labrador.
Luego de vencidos los misioneros en la Batalla de Tuyuné, en 1827, que derivó en la anexión de este territorio a Corrientes, se trasladó con otros emigrados de esas luchas a la localidad de Santa Rosa de la Bella Unión, donde sus hermanos de sangre de las Misiones Orientales se radicaron después de ser trasladados por el general Fructuoso Rivera. Existió en esa colonia, un Cabildo y un Batallón de milicias. Este tuvo como jefe al coronel Agustín Cumandiyú, quien fuera el último jefe de las Misiones Occidentales en San Roquito y 2° jefe el coronel Gaspar Tacuabé. 
En 1834 los remanentes del pueblo de Bella Unión fueron trasladados por Rivera a orillas del río Yí, donde fundaron una nueva colonia, San Borja. Un conjunto de 30 familias buscó refugio en Mandisoví, desde donde los enviaron a Punta Gorda, sobre el río Paraná, núcleo básico fundacional de la localidad entrerriana de Diamante.
En esa época cruzó también Gaspar Tacuabé con sus parciales, quienes fueron incorporados en Mandisoví como el “Escuadrón de Naturales Restauradores”. Con ese cuerpo participó en la batalla de Pago Largo (1839) y desde allí marchó Tacuabé a las antiguas Misiones, acantonándose con 300 hombres en La Cruz, pueblo repoblado por guaraníes pero bajo la administración de Corrientes, desde 1830. Desde allí atacó el norte del río Aguapey, territorio ocupado arbitrariamente por los paraguayos, obligándolos a retroceder a la otra banda del Paraná. Con ello, aunque muy brevemente, el casi despoblado territorio misionero en 1839 recuperaba su autonomía.
A pesar de que esa ocupación fue temporaria, cumplía con esto Tacuabé el permanente sueño de su vida: restaurar la autonomía de su provincia y recuperar para los guaraníes sus derechos a la autodeterminación. Será el último caudillo de Misiones, aunque actuando bajo bandera entrerriana. Su sueño restaurador duró poco. Las circunstancias políticas que llevaron a la invasión de Lavalle a Corrientes, obligaron a Tacuabé a replegarse, quedando nuevamente como comandante general de La Cruz, en 1843. De nuevo debió retroceder con sus “restauradores”, con motivo de la Campaña de los Libres, liderada por los hermanos Madariaga. Queda acantonado en el norte entrerriano defendiendo la frontera en esos dramáticos momentos de las guerras del Litoral. Actúa en la batalla de Vences en 1847, que significó la última de su carrera, dedicándose luego, con don Pablo de la Cruz, a explotar una estancia a orillas del río Mocoretá. En esos años de paz, previos a la batalla de Caseros, sobreviene el triste final de Gaspar Tacuabé. El comandante de Federación relata que el Coronel Tacuabé y su compadre, Abraham Ifrán, apostoleño, después de una festichola en la que habían bebido abundantemente, se dirigieron a un campamento de soldados correntinos, a quienes agraviaron raptando y violando a dos de sus mujeres. Por orden de Urquiza, entregó Tacuabé las armas, falleciendo hacia 1850, aparentemente de “delirium tremens”.
El nombre de Gaspar Tacuabé se ha olvidado de la historia popular. Los uruguayos lo recuerdan en un pequeño paraje, en el río Arapey llamado simplemente Tacuabé. Los misioneros nada sabemos de él y la historiografía regional entrerriana apenas lo menciona.
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