Condenaron a prisión perpetua al acusado por el homicidio de Angélica

sábado 05 de octubre de 2019 | 6:00hs.
Angélica Suárez tenía 20 años y era madre de una niña.
Angélica Suárez tenía 20 años y era madre de una niña.
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

En sintonía con lo solicitado por el ministerio fiscal, ayer el Tribunal Penal Uno de Oberá condenó a Juan Oscar Baungart (29) a la pena de prisión perpetua por el homicidio de su concubina Angélica Suárez (20), cuyo cadáver fue hallado en aguas del arroyo El Soberbio, dentro de una valija, el 6 de julio del 2016.
El imputado fue sentenciado a la máxima pena tras ser encontrado culpable de los delitos de homicidio agravado por haberse cometido contra la persona con quien mantenía una relación de pareja y desobediencia a un funcionario público en concurso real, esto último porque al momento del hecho estaba vigente una orden de exclusión de hogar y prohibición de acercamiento por una denuncia previa por violencia doméstica contra la misma víctima.
Baungart -quien hasta último momento negó la acusación que pesaba en su contra- escuchó el veredicto del tribunal en absoluta calma y apenas evidenció un gesto de resignación. Antes de ser trasladado a la Unidad Penal VII de Puerto Rico se despidió con un apretón de manos de su padre, quien lo acompañó durante las tres jornadas del debate oral y público.
En su alegato, la fiscal Estela Salguero aseguró que el acusado “planificó con astucia” el crimen, al tiempo que enumeró las pruebas que pesaban en su contra.
En tal sentido, citó que a partir de las declaraciones de varios testigos se comprobó que Baungart y Suárez tenían problemas de pareja y que la víctima mantenía una relación sentimental con su entrenador de boxeo, de nombre Walter.
Asimismo, ponderó “la coherente y clara declaración” de Miguel Ángel Pereyra, el remisero que sentó las bases para la imputación, puesto que indicó que trasladó al acusado desde su vivienda hasta el puente del arroyo El Soberbio, donde Baungart descendió con la valija en la cual después hallaron el cadáver.
“Angélica tenía una relación con su entrenador (…) Baungart era muy celoso y la pareja vivía en constante conflicto”, subrayó la fiscal en la continuidad de su exposición ante las partes.

Secuencia mortal
Apoyada en sólidos argumentos, Salguero remarcó que el homicidio de Angélica se inscribe en un contexto de violencia de género y lamentó las consecuencias para la pequeña hija de la pareja, hoy de cuatro años: “Dejó a su hijita sin su mamá y también sin papá, prácticamente”, ya que el acusado deberá pasar al menos 35 años tras las rejas.
Tal como determinó la autopsia, la víctima falleció estrangulada con un lazo hecho con su propia chalina.
También se estableció que fue asesinada el 13 de junio del 2016, después del mediodía, e inmediatamente el homicida colocó el cuerpo en la valija, lo que de otra manera hubiera sido imposible debido al rigor mortis.
En tal sentido, Salguero valoró el testimonio de Soledad Dos Santos, quien esa mañana vio a la víctima con vida y aseguró que llevaba una chalina celeste con manchas naranjas, la misma que se halló con el cadáver.
Respecto al horario del homicidio, recordó que el acusado declaró que ese día almorzaron lo que Angélica cocinó.
“Después de almorzar mató a su mujer, introdujo el cuerpo en la valija y se acostó a dormir la siesta con su hija. Luego se levantó, llevó a su hija a la casa de su mamá y se fue a trabajar. A la tardecita se dirigió al supermercado Ceferino, hizo las compras y llamó un remís”, detalló la fiscal.
Y continuó: “Una vez frente a su casa le pidió al chofer que entre al garaje, pero el auto era muy bajo y no pudo, lo que luego fue ratificado en la reconstrucción del hecho (…) Sacó la valija contra el pecho, haciendo mucha fuerza, y pidió para llevar unas herramientas a una carpintería cerca de un puente, donde luego descendió por un trillo hasta el arroyo”.

Último llamado
El homicida fue cuidadoso en los horarios, ya que al mediodía estaba sola la pareja con su beba; y también sabía que su cuñado Josué -que vivía con ellos- regresaba a las 19, por lo que pasadas las 18.30 retiró la valija.
Otra prueba que avaló el horario del crimen, según el alegato de la fiscal, fue la información suministrada por la empresa telefónica a la que pertenecía el celular de Angélica, ya que se constató que el 13 de junio al mediodía se interrumpió todo tipo de actividad. El último llamado fue a las 11.17 al celular de su entrenador de boxeo.
En tanto, varias voces confirmaron que la relación de pareja estaba terminada.
“La madre de la víctima declaró que su hija le contó que el imputado le decía que si no vivía con él no iba a vivir con nadie, y que era de una forma cuando estaba con gente y otra muy diferente cuando estaban solos”, recordó Salguero.
También mencionó que la madre y las hermanas de Baungart sabían lo que sucedió con Angélica.
“La madre le dio dinero para que pague el remís y se deshaga del cuerpo. Las hermanas usaron el celular porque sabían que estaba muerta”, aunque al ser familiares no están obligadas a decir la verdad.

Reparto de culpas
A su turno, los defensores de Baungart, Ricardo De la Cruz Rodríguez y Manuel Rondon, trataron de minimizar la calificación del delito endilgado al acusado a partir del tipo legal de la relación de pareja, lo que no prosperó.
Insistieron en que la acusación se basó en un “testimonio falso del remisero Miguel Ángel Pereyra” y “la imaginación de la fiscalía”.
Rondon cuestionó duramente la instrucción Policial y el trabajo de los especialistas de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) que en su momento fueron convocados para participar de la investigación y también estuvieron en la reconstrucción del hecho.
“Los cráneos de la Saic colocaron la valija en el baúl del remís para ver si entraba”, graficó el letrado, ya que a su entender dicho procedimiento invalidó la toma de pruebas.
Por ello, remarcó que su cliente fue imputado “por un testimonio y sin pericias científicas”, lo que “no fue una omisión. No se le pudo haber pasado a la Saic”.
Además, recordó que en primera instancia fueron detenidos Baungart y al entrenador de boxeo de Angélica, lo que generó “una presión social terrible en El Soberbio. A todo esto necesitaban una prueba para encaminar la causa y mágicamente apareció el remisero Miguel Ángel Pereyra”.
En tanto, Rondon consideró que “la segunda parte de la declaración de Pereyra (cuando dijo que llegó hasta el puente) fue plantada por la necesidad de contar con un culpable. La mentira fue funcional a una investigación que estaba estancada (…) El testimonio del remisero no fue revelador sino confirmatorio de una hipótesis que hasta ahí no tenía conexión”.
El letrado incluso fue más allá y acusó que el armado de la causa fue posible al “comportamiento corporativista de la Justicia”. Además atacó al primer abogado de su cliente, ya que “su defensa no fue real ni efectiva”.
También quiso desestimar el homicidio doloso, una cuestión difícil de justificar cuando un cadáver aparece dentro de una valija.
En su réplica la fiscal apuntó que el alegato de la defensa “se basó en pruebas que no se hicieron” e insistió con el pedido de prisión perpetua, lo que finalmente avaló el Tribunal.