La Cooperativa Cainguás

martes 15 de enero de 2019 | 6:00hs.
El viernes 11 pasado se realizó Asamblea Extraordinaria de la Cooperativa de Electricidad de Cainguás Ltda. para modificar y ampliar un artículo del Estatuto Social e informar acerca de la intención de poner en funcionamiento la planta de alimentos balanceados que tenía alquilada a una empresa experimentada en el rubro. Desde que la cooperativa cambió Consejo de Administración, el regreso del actual presidente reinstala mecanismos, conductas, procedimientos de antigua práctica que dañan la trayectoria que impusieron los fundadores de la entidad con más de medio siglo de trayectoria progresista y transparente. El sólo hecho que ésta asamblea fuera convocada para día y horario inapropiados para la mayoría de los asociados y usuarios constituye un calculado atropello a las buenas prácticas cooperativistas.
Éste y otros gestos nos preocupan fuertemente a varios socios. La Cooperativa Cainguás se muestra -desde su nueva dirigencia- como una institución orientada a diversificar objetivos, siendo el inmediato incursionar en el productivo. Esto es penoso, sobre todo conociendo cuán tristes son los resultados y las consecuencias que están sufriendo aquellas cooperativas que abrieron frentes de trabajo diversificados, dejando de lado sus motivaciones originales como son la prestación de servicios, finalidades principales.
La intempestiva cancelación del contrato que tercerizó la unidad elaboradora de alimento balanceado, paralizará la planta al menos por un año, con las consiguientes pérdidas. La cooperativa carece de marcas y de todas las inscripciones exigidas. Entretanto, aumentará los costos y burocracia internos.
La nueva comisión además pretende rescindir contrato con la empresa de sepelios Kleibert, en la velada intención de absorber el personal y los servicios, sin renegociar ni rever las cláusulas. La Cooperativa Cainguás fue pionera zonal en estas prestaciones atravesando los acuerdos con el IPS y otras empresas. Cortar con Kleibert generará pocas ganancias, y contrariamente agigantará la estructura cooperativa encareciendo el servicio.
La comunidad recibe información falseada, no todo cuanto se rumorea es verdad. Y para que la masa societaria y de consumidores no se deje engañar, hago estas descripciones, porque la cooperativa somos todos. Se incrementaron gastos y costos funcionales sin sentido, que terminaremos pagando todos los socios de una u otra forma. Apenas asumió la nueva dirigencia, se incrementó el personal en más del 20 % sin justificativo alguno. Se siguen realizando las mismas tareas. Se crearon jefaturas sin determinar áreas ni funciones; asignando cargos a personas que no siempre garantizan la idoneidad para ésos puestos. Como el mismo presidente prometió en su momento, son para cumplir promesas de campaña que más semejaron actividades comiteriles. Se implementó moratoria con un quite porcentual tentador pero a la vez perjudicial. En los intereses, la cooperativa asume una pérdida de alrededor del 35 % de esos ingresos. Esa moratoria no beneficia a los más humildes; será aprovechada por grandes consumidores, y costeada por la gran masa de socios. Hoy nuestra Cooperativa se sostiene posponiendo pagos de facturas a la proveedora Emsa, cuya mora se rige por intereses que aplica el banco Macro.
De seguir esta escabrosa conducta que el común asociado desconoce, en poco tiempo nuestra cooperativa entrará en situación crítica, sufriendo el destino de otras colegas que andan jaqueadas por malas administraciones o por la pesada crisis que estamos atravesando. La imprevisible administración López Ricci es parecida a la del presidente Macri. La modificación del estatuto es apenas un ruidito para distraernos mientras se cometen otras desprolijidades. Está instalado en el colectivo comunitario el temor que la Cooperativa Cainguás se transforme en caja y trampolín político personal de su actual presidente. Y eso, desde donde se mire, sería fatal.

José Alberto Garay Aristóbulo del Valle

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