Piegari, muchos hombres en uno

viernes 28 de diciembre de 2018 | 5:00hs.
Piegari, muchos hombres en uno
Piegari, muchos hombres en uno
Agustina Rella

Por Agustina Rella sociedad@elterritorio.com.ar

“Alguien encuentra un libro, un duende pájaro de la selva rapta niñas. Comparsas que asoman y desaparecen. Todos Persiguen al ornitólogo Neunteufel. Nueve diablos. Anacronía gótica en la tropicalía del Alto Paraná. ¡Venga Adolf, cuéntanos algo de Paraguay!”, reza un fragmento de la reseña en la contratapa de Kitschfilm y en ella resume el fantástico y real mundo que combina Carlos Piegari en su obra.
El autor volvió a Posadas, donde vivió diez años, para presentar este libro lleno de significaciones locales que se convirtió, a través de una aventura, en una novela de ficción.
Todo comenzó cuando en una antigua librería alemana, Piegari encontró el libro Yasí-yateré. Ocho años de captura y caza de animales en la selva de Paraguay, de un tal Adolf Neunteufel, nombre que rápidamente Piegari asoció a una serie de cuadros que tenía en su casa de Misiones. Así arrancó la búsqueda, exploración y hasta diversión, como explica el mismo escritor, que culminó en la edición publicada este año.
“Cuando encuentro el libro y empiezo a tirar del hilo de la historia con Alicia Menises, dije ‘Carlos, tenés que hacerlo’, y ahí empezó esta aventura”, alegó el escritor que actualmente vive en Barcelona y se dedica a proyectos de integración juvenil.
Misiones, como ícono inmigrante, alberga miles de historias fascinantes como la de Neunteufel , que pasó de ser soldado alemán a desertor y a pintor naif en Posadas. Así, durante la presentación del miércoles por la noche en la Biblioteca Popular Posadas, Laura Abián refirió que “en general las devoluciones de quienes leyeron la obra eran ‘mi abuelo me dijo, a mí me habían contado, yo lo conocí’... Esta zona es rica en personajes raros y eso se ve en el texto. Todos van a encontrar un pariente”.
“Eso es lo que me importa resaltar, hace 15 años vivo en Barcelona, pero sigo encontrando acá, en Misiones, una cantera cultural enorme que no la encuentro tan fácilmente en otro lado”, destacó Piegari al tiempo que recordó que llegó a la capital provincial para trabajar como periodista unos meses y se quedó diez años.
Si bien el autor reconoce que pagó un ‘derecho de piso’ por ser porteño, en la Tierra Colorada encontró “una calidez humana y una forma de ser mucho menos dura que en Buenos Aires. Con una lectura más simple de las cosas y los sentimientos”.
“Se suele decir que la gente acá es mas retraída, pero no, yo creo que no, que tiene una interioridad emocional muy fuerte y hay que encontrar cómo uno se conecta con eso. En cambio, en las grandes ciudades hay mucho postureo en el cual somos muy afectivos, nos expresamos mucho, pero adentro no hay nada”, agregó y rememoró risueño su paso por El Territorio con algún que otro título polémico que despertó malestar en algunos sectores de la sociedad posadeña.
Entre los lectores de Kitschfilm, en tanto, también resaltaron detalles descriptivos del libro que recuerdan lugares específicos de Posadas y hasta frases que se repetían en las familias inmigrantes.
Además, en la obra se incluye una serie de anexos de imágenes y documentos de investigación, tal como presentó Sonia Abián, colaboradora de Piegari, en la que se establecen los vínculos que hacen a la historia de Neunteufel, como por ejemplo el número de identificación de su tumba en el cementerio La Piedad.

Un cuerpo, varias personas
El camino de Adolf Neunteufel tuvo interesantes vaivenes que ayudaron a crear esta ficción. El alemán emigró al Alto Paraná con un carnet del partido nazi y, entre otras cosas, se dedicó a la caza de animales para museos y circos europeos. Luego volvería a Europa para alistarse en la Wehrmacht y pelear la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, explica Piegari, lo más probable es que desertara poco tiempo después porque hay registros que lo ubican en Praga en 1942 y evidencias de un visado para Brasil que consiguió en París.
Su vida en Misiones estuvo más relacionada al arte y el río, aunque también puede hacerse un paralelismo con la constante búsqueda de felicidad, de un lugar al que pertenecer y siempre marcada por la pobreza. Lo que  la novela denota de por sí es la multiplicidad de personajes que puede haber en una persona, algo que Piegari pondera, no sólo al referirse a su obra, sino a la vida misma.
“No sos el mismo de adolescente que ahora. Uno es muchos en uno”, argumentó al ser consultado también por su relación con Charly García y Nito Mestre, con quienes compartió la juventud y la música.
“A mí me cae muy pesado (que lo sigan presentando como el ‘ex Sui Generis’) porque sigo insistiendo en que uno es uno en un momento de una vida y en otro, otro. Entonces, volver al pasado me aburre un poco. No me vería a los 66 cantando Canción para mi muerte o Natalio Ruiz. Mis nietas que se diviertan mucho, pero yo busco otras cosas”, concluyó mientras se dedicaba a intercambiar experiencias con los presentes y firmar algunos ejemplares vendidos de Kitschfilm, cuya recaudación fue destinada a la Biblioteca Popular.