El que a hierro mata a hierro muere

martes 13 de noviembre de 2018 | 6:00hs.
Señor Director:
Cuando Pedro sacó su espada y le cortó la oreja a Malco, Jesús se la volvió a pegar y pronunció: “El que a hierro mata a hierro muere”; los discípulos querían venganza, querían un libertador, pero Jesús sabía que ese no era el camino, sabía que lo que rápido se construye rápido se destruye, que las cosas buenas, las que perduran llevan tiempo de maduración, la paz no se impone, la paz se debe experimentar dentro, la ética impuesta se puede eludir, pero jamás la elegida con libre arbitrio. No hay caminos para la paz, la paz es el camino sentenció Gandhi. El dicho popular que dice que la violencia genera violencia, explica en pocas palabras lo que se quiere evitar cuando se le otorga al estado el monopolio de la fuerza. “El que quiere andar armado que ande armado, Argentina es un país libre”, sentenció la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, y el diputado Olmedo prometió premiar a los policías que abatan a un delincuente (si en Brasil funcionó por qué no acá). Esto va encontra de las políticas de desarme que ha implementado la Argentina en los últimos años, porque cuando la gente siente que debe usar un arma, se presta para situaciones muy peligrosas donde puede correr riesgo la vida de personas inocentes, ajenas al conflicto que se busca defender. No es lo mismo legítima defensa que pena capital, no se puede obviar las reglas del estado de derecho, del debido proceso; o sea cuando el Estado incentiva a andar armado, es porque reconoce que el Estado está fracasando. De lo que se trata es evitar situaciones que generen daños mayores, o injustos, ajusticiamientos ilegales, sentencias previas. El uso de armas requiere conocimiento y profesionalidad, práctica, mantenimiento del arma, entrenamiento, madurez, templanza, autocontrol, disciplina, integridad, requiere destreza tanto física como psicológica. Hace poco vimos cómo un prefecto de civil acribillaba a una persona en un peaje por una disputa sobre abolladuras en el auto, cuántas veces las balas perdidas matan algún niño. Cuando el Estado invita a la población a armarse, la población debe saber que mayor será el poder punitivo del Estado para aplacar la delincuencia, lo que puede ser usado como excusa para utilizar armas de fuego en diferentes contextos; la paradoja es que la violencia que se combate con violencia, siempre genera más violencia. Cuanto más igualdad mayor seguridad, cuanto más educación menos necesidad de armas.

Pablo Martín Gallero (Puerto Rico) DNI 26.741.852

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