La fiesta de los estudiantes tuvo un cierre deslumbrante

martes 16 de octubre de 2018 | 5:00hs.
La fiesta de los estudiantes tuvo un cierre deslumbrante
La fiesta de los estudiantes tuvo un cierre deslumbrante
Agustina Rella

Por Agustina Rella sociedad@elterritorio.com.ar

“Acá los chicos ponen todo al asador”, decía el locutor sobre el escenario del anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, mientras los alumnos del Instituto Virgen de Itatí se aprestaban a abrir la pista del esperado show de scolas. Finalmente los estudiantes posadeños tuvieron anoche el cierre de su fiesta tras un par de suspensiones por la constante amenaza de lluvia de estas dos últimas semanas. En un atardecer inmejorable, con un río Paraná apacible y cristalino de fondo, la última noche de la Estudiantina 2018 se despidió con los ánimos bien altos.
“El show de scolas se vive con más adrenalina porque desde el escenario pareciera que la gente se multiplica”, explicó Maira Escobar (Pedro Goyena) mientras terminaba de acomodar detalles de su traje al lado de su amiga Karina Flores.
“Uno no para en ningún momento y queremos meterle todas las ganas porque es lo último que queda para disfrutar, sobre todo para quienes estamos en 5° año”,  agregó. En coincidencia, Lourdes González (6° año Epet 2) diferenció las noches de calle del espectáculo en el anfiteatro. “Se siente mucho más toda la euforia, toda la emoción. Para algunos es el primer año, para otros el último, y eso se nota”, estimó.
Además, el show de scolas tiene otros condimentos con segmentos y coreografías especiales, teatralización del tema que representa a cada uno de los más de 20 colegios que participan y una logística completamente diferente a la que se vive en la costanera. Las cuadrillas se comprimen para compartir un mismo espacio, la fuerza de los muchachos a cargo de las chanchas se pone a prueba al subir los instrumentos por escaleras y la precisión de los que bailan se mide en cada escalón del ingreso.
Se suman accesorios luminosos,  instrumentos novedosos, detonadores de papelitos y todo lo que haga al show más entretenido. De ahí, que el puntaje final se divida en: 50% por las tres noches de calle y 50% por el desempeño en el Ramírez.
Los padres también juegan otro rol crucial, si bien no están corriendo detrás como aguateros, sí se ocupan de colaborar y asistir, cual utileros de un recital, en los cambios de ritmo, coreografía y hasta vestuario que surgen en los 30 minutos destinado a cada participante.
“Esta es la mejor parte así que ponganle onda como en el ensayo”, arengó el director de banda del Bop N° 1 previo al arranque de un segmento en el que los chicos, que como estandarte llevaban el ser misionero, se animaron a cantar y homenajear a los tareferos.
No faltan los alaridos de las chicas, que en este acústico lugar se disipan con mayor elegancia y los slogans adolescentes como “tomá para vó”. Se adueñan de la noche, un show de estudiantes, para estudiantes. Así lo viven, con ese potente sentir que, lejos de ser fugaz, se inmortaliza en los recuerdos.