Un crimen, un remís y una valija en tiempo real

martes 27 de marzo de 2018 | 6:00hs.
Reconstruyeron ayer el homicidio de Angélica Suárez en El Soberbio; Juan Baumgart, ex pareja, camino al juicio oral.
Reconstruyeron ayer el homicidio de Angélica Suárez en El Soberbio; Juan Baumgart, ex pareja, camino al juicio oral.
La reconstrucción del asesinato de Angélica Suárez (20) en El Soberbio dejó expuestos varios contrapuntos entre la versión del principal acusado del hecho y la del remisero, considerado un testigo clave.
Es que el contrapunto se dio entre Juan Carlos Baumgart (26), acusado de haber ahorcado a quien por ese entonces era su pareja, y Miguel Pereira (27), quien en primer lugar trasladó al sospechoso en remís desde un supermercado hasta la casa donde vivía con la mujer y después hasta las proximidades del puente sobre el arroyo El Soberbio, donde llevó consigo la valija en la cual se presume estaba el cuerpo de la víctima.
La pericia se concretó durante la mañana de ayer, con la presencia del titular del Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente, Gerardo Casco, del fiscal penal Rodolfo Cáceres, peritos e investigadores de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas del Poder Judicial (Saic) y una comitiva de uniformados pertenecientes a la Unidad Regional VIII, que le dieron el marco de seguridad al despliegue judicial.
Se inició pasadas las 9 frente al supermercado señalado por el acusado, primero en ofrecer su versión y detallar el itinerario que hizo esa noche en que, se cree, cometió el crimen. Prosiguió con el mismo protagonista hasta la casa que compartía junto a la mujer, donde dejó entrever que es inocente.
Después fue reintegrado a la celda que ocupa en la comisaría de esa localidad para darle paso al trabajador del volante, quien con mucha claridad también ofreció su versión de los hechos ocurridos entre el 11 y 12 de junio de 2016.
Una de las primeras diferencias se dio en cuanto al comercio en el que el remisero subió al acusado. Baumgart aseguró que fue en el supermercado Los Cinco Hermanos, donde hizo compras, en tanto que Pereira dijo que lo levantó frente al local Ceferino, situado también por la avenida San Martín pero en la mano contraria, a unos 30 metros.
El otro contrapunto se evidenció en el trayecto recorrido. El acusado trazó un itinerario por calles internas del barrio, con punto final del viaje en la esquina de la casa de su mamá, debido a que el Fiat Palio usado como remís no pudo subir una pendiente con mucha piedra suelta. El testigo recordó sobre eso que manejó directo por la avenida principal hasta ingresar al barrio donde hizo tres cuadras en subida y por esa misma calle de tierra antes mencionada hasta dejarlo justo frente a la casa.
Pero más allá de eso, Baumgart mencionó que ahí termino el viaje y se quedó en la vivienda sin salir nuevamente, pero el remisero lo desmintió asegurando que llegó a entrar parte del auto al patio ante el pedido del acusado para llevar “herramientas” hasta una carpintería. Fue cuando salió de la casa con una valija, la colocó en el baúl y fueron hasta la zona del puente, lugar en el que se bajó en absoluta tranquilidad, pagó el viaje, sacó la valija y desapareció por un trillo.

Viaje corto hasta la casa
Bien peinado, con una chomba leopardo, abrigo a rayas, pantalón deportivo y zapatillas. Con esa vestimenta Baumgart salió a la calle después de casi dos años detenido por el asesinato de la madre de su hija Sabrina, que ahora tiene 3 años.
Se mostró pasivo y respondió cada una de las preguntas que hicieron los investigadores, peritos e incluso del magistrado. Sobre sus pasos, en todo momento estuvo un policía que extremó la atención cuando le sacaron las esposas.
Su intervención se inició frente a Los Cinco Hermanos. Dijo que esa noche hizo compras, que contrató los servicios de Pereira y fueron hasta su domicilio, directo.
En el barrio Itatí, esa empinada calle de tierra y piedras -aseguró- no le permitió llegar hasta el frente de su casa, por lo que se bajo en la esquina (donde vive su madre) y caminó los 20 metros. Recordó que no volvió a salir, dejando implícita su teoría de que es inocente y no cometió el crimen que desde entonces lo mantiene privado de su libertad.
Su regreso al barrio, aunque sea por minutos, no significó nada, ni siquiera para su madre: María Da Silveira. La escena en la que se habría cometido el asesinato está al lado de su casa, el despliegue fue justo enfrente pero ella prefirió no asomarse, ni siquiera para ver a su hijo, que en ese interín la buscó reiteradas veces con la mirada. Jamás la encontró.

Valija, herramientas y carpintería
El camino que trazó el remisero fue distinto desde el punto cero. Dijo que esa noche encendió el Fiat Palio en una parada de avenida Rivadavia y que por ella transitó hasta ingresar por San Martín. Frente al supermercado Ceferino levantó a Baumgart que tenía en sus manos seis o siete bolsas con mercaderías. El mismo acusado las guardó en el baúl, ocupó el asiento del acompañante y ambos se dirigieron hasta el barrio Itatí.
Recordó que manejó derecho por San Martín hasta una calle que conecta directo al barrio. Le costó subir la pendiente con piedras sueltas pero llegó hasta el frente de la casa. En ese sitio -dijo el remisero- el acusado se bajó, agarró las bolsas del supermercado y le pidió si podía hacer otro viaje debido a que necesitaba llevar unas herramientas hacia una carpintería. Según el trabajador al volante, sin sospechar nada le dijo que sí, a lo que el hombre le pidió que meta el auto de cola hacia la casa para poder cargarlas en el baúl.
Frente a las autoridades, agregó que a mitad de la maniobra la guía del portón raspó el chasis, por lo que se quedó con la mitad del auto en el patio y la otra mitad en la vereda. Se bajó, abrió el baúl y se quedó sujetándolo ya que no se sostenía. Después de unos minutos, Baumgart salió por una puerta lateral de la casa sujetando con las dos manos una valija oscura, similar a la que se encontró después con el cuerpo de Angélica.
Dijo que no escuchó ruidos de herramientas, pero que a juzgar por el esfuerzo que hacía el acusado para transportarla, la maleta era bastante pesada. Sin ayuda, el hombre la colocó en el baúl y salieron hacia donde supuestamente había una carpintería, pero Pereira manifestó que hasta ahora no conoce ninguna por esa zona.
Lo cierto es que recorrieron unos tres kilómetros hasta que el sospechoso le pidió que se detenga. Era un tramo oscuro -describió-, igualmente se bajó, pagó el viaje sacó la valija del baúl y encaró un trillo en el que al final se veía una tenue luz. “Siguió caminando, me metí al auto y le seguí con la vista hasta que se perdió. En ese momento regresé a la base. No lo volví a ver”, aseguró.
Su relato tan distinto al del acusado dejó expuesta las posibilidades de que el asesinato de Angélica haya sido cometido por Baumgart antes de que saliera de compras y que, en ese contexto, pudo haber planificado cómo deshacerse del cuerpo, lo que finalmente se cree que hizo. Todo será sopesado por el juez, que ordenó la reconstrucción como última medida antes de enviar el expediente a la fiscalía para que se concrete el requerimiento de elevación a juicio.

Las claves del caso
Fechas: El 14 de junio de 2016, Baumgart denunció ante la Policía que Angélica se había ido de la casa llevando una valija. El 6 de julio, el cadáver fue hallado por pescadores en el arroyo.

Implicados: Baumgart enfrenta una causa por homicidio calificado por el vínculo, que prevé prisión perpetua. Valter Sattler, el instructor de box, está libre y cerca del sobreseimiento.

Estrangulada: La autopsia estableció que Angélica murió como consecuencia de una asfixia mecánica por compresión y fue arrojada sin vida al arroyo.
Por Cristian Valdez
fojacero@elterritorio.com.ar