La capacidad de sobrevivir

domingo 14 de enero de 2018 | 5:00hs.
Por María Elena Hipólito
Por María Elena Hipólito
El ser humano ha conseguido a través del paso del tiempo adecuarse a sus necesidades. Así aprendió a hacer el fuego, a construir sus herramientas de caza y vivienda e ir perfeccionándolas y adaptándolas al corriente.
Así sucede con los modos de trabajo e intercambio comercial. El mundo entero ha mutado y con él también lo hicieron las formas de compra y venta, las relaciones entre los que ofrecen sus productos y quienes pagan por ellos. Internet da cuenta de esta revolución, el mercado virtual existe y acapara a públicos de todo tipo.
Pero un intercambio comercial directo y sin intermediarios suponen las distintas ferias que en los últimos años empezaron a tener un lugar central en la ciudad. Las ferias francas fueron las pioneras, pero detrás de ellas llegaron las otras que además de ofrecer alimentos y productos de la chacra, se fusionan con artesanos y artistas locales. La feria sale a la calle y se apropia del espacio público, lo resignifica, lo revaloriza. 
Se convierten en atractivos turísticos pero por sobre todas las cosas favorecen a la economía de numerosas personas que encontraron en estos eventos a cielo abierto, una salida ante la crisis que llegó a sus casas y los dejó sin trabajo. Su popularidad y convocatoria hablan por sí solas; las ferias que en este informe dominical se detallan (páginas 3 a 10) reciben a cientos y miles en cada edición.
Y así como hacemos referencia a aquel hombre primitivo que empezaba a vislumbrar sus capacidades creativas, de adaptación y supervivencia, en la actualidad estas otras formas de comercio sin intermediarios o de jóvenes que quieren ser sus propios jefes, son la característica principal de esta época.

Por María Elena Hipólito
Editora de Sociedad
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