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Brexit y la identidad de las naciones

domingo 26 de junio de 2016 | 6:00hs.
Brexit y la identidad de las naciones
Gran Bretaña es una isla. Bueno, son dos o muchas más, pero siempre islas y siempre que no contabilicemos sus territorios de ultramar , islas también casi todos, o la mancomunidad de naciones (Commonwealth) que reconocen a la corona como propia. Y aunque todas las islas son aisladas, el término no es para las islas sino para las realidades que parecen islas. Se aísla un cable con cinta aisladora y también se aísla la gente con conductas humanas individuales o colectivas. Y puede haber islas más aisladas que otras, como son más aislados los países-isla que los que comparten la isla entre dos o más países. Es raro pero es así: es mucho más isla Islandia que la República Dominicana y Haití que juntas comparten la isla Española; o las Malvinas, que son más islas que Tierra del Fuego.
Se dará cuenta por el título de la columna que el párrafo anterior es sólo un preámbulo para tratar sobre el hecho más resonante en las noticias mundiales de esta semana que pasó: el Brexit (mezcla de Britain y exit) que es el nombre que le pusieron los nacionalistas británicos al referéndum del jueves 23 para seguir o no seguir en la Unión Europea. Al Brexit lo ganó por un pelo el NO a Europa, pero hay dos datos que son muy importantes: en Londres, Irlanda del Norte y Escocia ganó el SÍ a la Unión Europea y también entre los votantes menores de 50 años. Es decir que los que tienen menos futuro –que además son mayoría– decidieron el futuro de los que tienen más futuro.
La Unión Europea es la comunidad de naciones más notable de nuestra era, distinta de todas las que existieron y modelo de casi todas las que se conforman, como el Mercosur. Comparten desde 1993 el nombre de Unión, que sucedió al de Comunidad Económica. Pero su antecedente más remoto es la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA), que fue el primer intento de unir a los países que habían estado en guerra durante los primeros 50 años del siglo pasado y todos los siglos anteriores desde… el Imperio Romano. La UE es hoy una confederación de naciones basada en tres pilares: la unidad económica, la cooperación judicial y policial y la política exterior común. El visionario fue Robert Schuman, entonces (1950) ministro de Asuntos Exteriores de Francia, que creía que solo dejaría de haber guerras en Europa si los países se abrazaban para no pelearse, como los boxeadores. Para ese clinch había que resaltar las coincidencias que beneficiaran a todos en lugar de pelearse por sus diferencias. Los ideales de Robert Schuman fueron secundados por otros grandes próceres de la unión: el belga Jean Monnet, el alemán Konrad Adenauer, y el italiano Alcide De Gasperi.
No sabemos si los próceres de la unidad europea lo previeron o el mismísmo Winston Churchill, que en esos años también abogaba por la unión para evitar nuevas guerras. Lo que ocurrió con la Unión Europea, que hoy integran 28 países con 24 idiomas oficiales diferentes e incontables idiomas y dialectos secundarios, ya había ocurrido en Europa en otras épocas: al difuminarse las fronteras nacionales se exacerbaron los regionalismos. Entre los países de la federación ya no hay fronteras ni aduanas ni monedas (salvo excepciones como la de Gran Bretaña) ni otra diferencia que los idiomas, pero idiomas en Europa hay uno en cada valle y el inglés se ha convertido en la lengua franca de todo el continente.
Así, resulta que a la vez que Gran Bretaña se independiza de Europa, Escocia ahora quiere independizar de Gran Bretaña e integrarse en la Unión Europea. Y si se independiza Escocia, a esto no lo para nadie: siguen Cataluña, Lombardía, Flandes, el País Vasco y no paramos de contar. Pero eso no es ningún problema adentro de Europa: Cataluña o Escocia pueden ser unidades políticas en la Unión Europea sin más trámite que agregar un idioma o un número más, aunque los británicos o los españoles se enojen.
No hay drama. Todo es posible en Europa. Es el continente con más cambios en su mapa político y es donde ocurren las cosas. También ha sido el campo de batalla de todas las guerras y eso es lo que se quiere evitar. Solamente en la segunda mitad del siglo pasado y en tiempos de paz despareció Alemania Democrática absorbida por Alemania Federal; Checoslovaquia se dividió en dos países y Yugoslavia en siete; y la URSS liberó a seis países sólo en Europa.
Seguirá cambiando el mapa, pero eso es lo de menos. Ojalá sea para que haya más paz en Europa, que es lo mismo que decir en el mundo.

Por Gonzalo Peltzer
gpeltzer@elterritorio.com.ar
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