Asesinó a golpes a su vecino para robarle porque no le dio para el vino

Un vecino dijo que “Mangueruli” (27), cerca de la 1 de ayer, llegó a la casa de Rubén Ignacio Díaz (53) y luego de que discutieran en el patio de la casa 17 de la manzana 233 del barrio A-4, escuchó unos diez golpes.
sábado 05 de marzo de 2011 | 0:00hs.

Cuando la noche parecía tranquila en el Sur del barrio A-4, se escucharon unos diez golpes como que alguien azotaba a la tierra con un pesado pisón. Al menos dos vecinos salieron a ver qué pasaba, cerca de las 1 de ayer, pero sólo uno de ellos escuchó que el famoso “Mangueruli” le pedía al cortapastos que vive atrás de su casa que “le pague el vino”. Pero ninguno imaginó que a la mañana siguiente les llegaría la noticia de que Rubén Ignacio Díaz (53) fue asesinado a golpes.

Pero al saber del caso, todos hablaron con la Policía y así atraparon al supuesto homicida, un joven de la zona y conocido de los hijos de la víctima, llamado “Mangueruli”, de 27 años, quien tiene antecedentes por delitos contra la propiedad.

Además, incautaron los elementos que él le robó después de matarlo, los que vendió por 300 pesos a un vecino de la zona.

Noticias de un crimen

Cerca de las 8 de ayer la comisaría XI recibió un llamado que alertaba que en la casa 17 de la manzana 233 del barrio A-4, a apenas cuatro cuadras de esa dependencia, habían encontrado a Rubén Ignacio Díaz (53) sin vida y con muchos golpes.

Frente a la casa de la víctima, Miriam (21), hija de Díaz, contó a El Territorio con lágrimas en los ojos y muy shockeada que “a las 8 me llamó mi tía, vine a verlo y lo encontré todo desarmado”.

Según contó la muchacha, su papá “vivía sólo y no solía tener problemas con nadie”.
También estaba en el lugar la ex pareja de Díaz y madre de Miriam, Estela Maris Jeiss (44), quien vive en el mismo barrio. Ella contó que su ex “era muy sociable, pero parece que le robaron las cosas de la casa”.

Al lugar se acercaron además muchos vecinos del barrio que lo conocían porque su oficio era el de cortapasto y changarín. Para hacerlo tenía su propia máquina, una bicicleta de carrera y solía vestir ropa de trabajo azul.

“Él le daba plata al que no tenía para comer, era muy bueno”, destacó una de las vecinas que buscaba saber qué pasó.

La voz del testigo

Cuando la Policía y la Justicia de Instrucción Tres a cargo de Fernando Verón estaban en el lugar, la Dirección de Investigaciones trajo a un testigo clave del caso.  Se trata de un vecino de 27 años que vive en la parte de atrás del terreno de Díaz que, al saber del crimen, se aprestó a contar su versión.

Sin dudar llegó al lugar y frente funcionarios policiales y judiciales narró que cerca de las 1 o 1.30 de ayer estaba sólo en la sala de su casa mirando televisión y escuchó ruidos extraños en la casa de su vecino. Entonces salió al patio y vio que un joven apodado “Mangueruli” había despertado a Díaz para que éste le compre un vino. Pero Díaz lo echó y comenzó una discusión.

“Escuché como diez veces que pegaron en el piso y vi que Mangueruli estaba golpeando algo, pero como mi casa está mucho más abajo que la de mi vecino, sólo le vi de la cintura para arriba y no vi que estaba golpeando a alguien, nunca me imaginé eso, pensé que estaba haciendo locuras nomás. Y después no escuché nada más. Cuando estaban discutiendo el vecino le decía ‘andate, andate, vos sos amigo de mis hijos’”, relató el testigo.

Y agregó: “Yo vi todo, quien fue y todo. Él estaba pegando y le pedía plata para comprar un vino. Pero no me metí y me fui a dormir y a la mañana siguiente me fui a trabajar. Sólo a mi señora le conté lo que vi”.

El de remera blanca

Al lado del portón chico de entrada a la casa de Díaz, en la parte de césped de la vereda, el dueño de casa tenía siempre su sillón plegable con un almohadón y solía dejar el zapato con sus medias al lado, mientras se sentaba largos ratos a socializar con los vecinos.
“Él solía jugar con los niños y era muy bueno con todos”, contó Sandra (19), quien vive al lado de la casa de la víctima.

La muchacha relató también que cerca de las 22 del día anterior llegó a su casa con su pareja y vieron que en ese sillón estaba Díaz solo. Pero cerca de las 1, una de las perras que tienen empezó a ladrar mucho y cuando salieron a la vereda estaba sentado en ese sillón un joven de remera blanca y cabellos cortos.

La secuencia del crimen

Según determinaron los pesquisas, posiblemente la agresión haya comenzado al lado de ese sillón donde ayer todavía podían observarse los zapatos de la víctima. La confrontación “por un vino” terminó a los golpes, posiblemente con un hierro o un palo duro, a unos diez metros a un costado de la casa. Pero, para que no lo encuentren tan rápido, el agresor movió el cadáver hasta casi debajo de la torre del tanque de agua.

El arma homicida sería un caño estructural de dos pulgadas por una, herramienta utilizada por los albañiles para realizar las carpetas de cemento y los alisados.

Allí lo revisaron los médicos forenses ayer cerca de las 10.30, quienes determinaron que falleció por golpes, uno de los cuales fue punzocortante en la región occipital. Aunque aguardarán los resultados de la autopsia para saber la causa real de muerte.

El botín vendido y recuperado

Pero el crimen habría sido para poder sacar un beneficio económico y por eso el asesino, tras el salvaje ataque, se llevó de la casa de Díaz su herramienta de trabajo, una motoguadaña, y además un televisor y un radiograbador.

Estos elementos fueron vendidos a un vecino que vive atrás de la víctima, pero dos casas más hacia el Este. Este hombre, que ayer entregó la mercadería al saber su procedencia, dijo que le pagó a “Mangueruli” 300 pesos.

Su casa fue allanada por la Policía en presencia del juez Verón cerca de las 11 de ayer, momento en que el hombre contó la secuencia de la venta.

La detención en La Placita

Con la declaración de los testigos la Policía logró seguir los posibles pasos del sospechoso y así llegaron hasta la zona del Mercado Modelo La Placita, por avenida Roque Sáenz Peña, donde apresaron al sospechoso “dado vuelta”.

El acusado, que tendría antecedentes por delitos contra la propiedad y por hechos contravencionales, fue alojado en la comisaría XI a disposición del juez Fernando Verón.