Una abuela de Jardín América celebró sus jóvenes 108 años

martes 11 de abril de 2006 | 2:00hs.
María Uranga de Sanz cumplió 108 anos el pasado fin de semana y lo celebró rodeada del cariño de sus seres queridos. La abuela María actualmente se encuentra alojada en el hogar  de ancianos Obras Comunitarias San José, de Jardín América.
Nació el 9 de abril de 1.898 en Sarandi del Yi, República del Uruguay. Argentina por opción, ya lleva transitados tres siglos en el trayecto de su extensa vida. Los últimos 46 años los vivió en Misiones, radicándose en 1960 en el paraje Pindayti. Y desde hace seis años pasa sus días en el hogar.
El domingo a la tardecita, rodeada de sus familiares, entre los cuales estaba su último hijo vivo Alberto Sanz, de 86 años, nietos, bisnietos, nueras, yernos, amigos del hogar y los demás abuelos con los que comparte sus días, María festejó sus 108 años, convirtiéndose así tal vez en la más longeva de nuestra provincia.

Su historia
“Hoy cumple 108 años con miles de recuerdos  y un mar de nietos, bisnietos y tataranietos que la aman y para quien ella es un ejemplo de bondad, amor y entrega. La abuela María es así, fue criada así. Quizás por que conoció a muy temprana edad la ausencia de su madre y la entereza de un padre que quedó viudo muy joven y con tres hijas que criar. Eran épocas difíciles y él vio en las monjas y en su colegio de internas un lugar que podía darles a sus hijas todo el amor y cariño que necesitaban”, cuenta una de sus nietas.
Y agrega: “Sus nietos hemos conocido a una María abuela-madre siempre dispuesta a dar lo mejor con un amor entrañable y sincero que se reflejan, aún hoy, en su mirada. En sus ojos. Los cuales a pesar del desgaste del tiempo siguen repartiendo dulzura y cariño”.
María se casó con un inmigrante español que vivía en Buenos Aires, con quien tuvo tres hijos, todos varones y ninguna mujer, pero ella se consiguió dos. Una, hija de su marido a quien crió como propia, y otra, prima de sus hijos, que huérfana desde muy chica necesitaba de una mamá y allí estuvo María para cuidarla.
Hoy los años ya le pesan, es mucha la edad. Algunas cosas ya no recuerda y otras no quiere recordar, como que algunos de sus hijos ya no están. Prefiere pensar que tienen mucho trabajo y no la pueden visitar.
“María del alma”, como le dicen  muchos familiares, cumplió 108 años, y su corazón grande como su edad sigue brindando amor, paz, gratitud y muchas cosas más.