Adolescentes admiten que ya no pueden vivir sin internet

Lunes 2 de julio de 2012
Es cierto que las innovaciones tecnológicas están impactando en los modos de ser y estar, en la familia, en el sistema educativo y en la vida misma de los y las adolescentes. Las nuevas tecnologías permiten que a través de los celulares los chicos estén todo el tiempo conectados, lo cual establece una delgada línea entre el uso y el abuso de las tecnologías, ¿cómo influye esto en las relaciones de los adolescentes?¿cuál es el límite? ¿De qué manera evitar que se vuelvan dependientes del aparato y promocionar un uso saludable?
Valentina tiene 15 años y estudia en el colegio Santa María. Ella dice que no podría vivir sin estar conectada a Facebook o Twitter a través de su celular. “Yo en serio me cuelgo mucho a veces, somos conscientes, pero es más fuerte, no podría estar ni un día sin celular”. Todo lo que siente o piensa lo expresa en 140 caracteres del Twitter. Sus padres, preocupados porque la nena no comía ni se comunicaba, le prohibieron utilizar el celular durante el almuerzo.
También a Florencia G., de 16 años, por el uso excesivo de internet sus padres decidieron quitarle la conexión en el hogar. Ella cursa en el colegio Lisandro de la Torre y durante una charla con sus amigos comentó: “Todo el día estoy conectada, pero ahora me cortaron internet. Yo era muy dependiente de la computadora, me cortaron por vicio. Ahora me agarra como depresión porque no hablo con nadie, es como que te re cortás del mundo”.
El Territorio dialogó con los adolescentes de la ciudad y la mayoría utiliza las redes sociales, Facebook, Twitter y Youtube. El tiempo promedio que le dedican es de cuatro horas como mínimo y ellos mismos admiten que son dependientes de la tecnología y que eso afecta su vida social de manera positiva y también negativa. Pero, según dijeron, en las escuelas nadie les habla sobre cómo hacer un uso saludable de las tecnologías.
“El problema actual no es el acceso a las tecnologías sino el uso que se hace de estas”, apuntó Raúl Katz, un doctor argentino estudioso de los fenómenos sociales, quien señaló que un adolescente está frente a un aparato tecnológico en promedio 10 horas diarias. La utilización que hacen de ese tiempo frente a la pantalla pareciera ser la clave para entender qué tipo de personas esta formando esta sociedad. (Ver “El problema...”)
A partir de 2010, casi la totalidad de las escuelas de Posadas introdujo en su régimen de convivencia la prohibición de los alumnos de tener celulares dentro del establecimiento. “El celular es más masivo, realmente tienen una dependencia casi total; es chiquito, lo tienen un bolsillo y algunos pueden tener internet. Lo tienen consigo mismo, y observamos que es un distractor a veces en el aula también. Entonces eso está normado, el reglamento de la escuela dice ‘está prohibido usar el celular en el aula’”, sostuvo María Inés Rebollo, directora de la Comercio 6  y coordinadora de la Red Previo.
Igualmente, Rebollo aclaró: “No tenemos que buscar cómo salir de las tecnologías ni como abrirnos de ellas, sino que hay que saber cómo convivir con las nuevas tecnologías, que van a ir llegando como hasta ahora y cada vez con mayor sofistificación”.
Los especialistas Alejandro Aleksandravicius y Lizia Lohaiza vienen realizando talleres de capacitación en escuelas de Misiones para prevenir conductas adictivas. Trabajan desde el nivel inicial, con los padres y los niños, y según notaron, este uso desmedido a la larga podría generar alteraciones de salud, conducta y sociabilización. “Desde el 2005 ya se hablaba de que el mayor problema es la adicción a la tecnología, en realidad es el mal uso, no estamos en contra de la tecnología sino que hay un abuso de tecnología. Pero ese mal uso termina en adicción. Hay chicos que pasan diez o doce horas conectados”, comentó Lohaiza, una de las coordinadoras del programa de juego patológicos y otras adicciones comportamentales del Iplyc.

Hablan los y las adolescentes
De la Epet 2, Samara y Araceli, de 14 años, contaron que utilizan internet “para hacer los trabajos o cuando te intriga algo, y las redes sociales. Depende del tiempo que tenemos de sobra estamos conectadas. Entre nuestros compañeros hay vicio por el celular. Algunas personas se atrasan en la materia porque están en el Face”.
Samara admitió: “Casi todo el tiempo estoy conectada. Apenas me imagino mi vida sin internet, es un aburrimiento estar sin esto”.
Luego Araceli también reconoció: “Antes, cuando no teníamos la net, íbamos a pasear, a tomar tereré a la costa, y ahora cada uno está concentrado en sus cosas, en el Facebook, y eso nos separa un poco más”.
Bruno C. y Fernando F., de 14 años, cursan el segundo año de la Comercio 6. “Mucho tiempo estamos conectados gracias a las netbooks que nos dieron”,explicaron.
Como la mayoría de los adolescentes, ellos también utilizan Facebook, Twitter y Youtube. “Estamos conectados como mínimo una hora, pero depende, hay personas que están cuatro o cinco horas. Muchas veces nos organizamos para conectarnos todos a la misma”.
Según contaron, ellos sí podrían vivir sin el celular o la compu, “pero hay personas que no pueden, mis hermanas no podrían, un compañero nuestro tampoco. Si están enfrente no se hablan, si están por el Facebook no terminan de hablar nunca”
Valentina, Melania, Juanma y Tomás, de 15 años, son estudiantes del colegio privado Santa María. Todo el día están conectados a internet y cuando están reunidos también lo hacen, aunque niegan que se pierda el diálogo personal. “Es costumbre porque tenés que estar twiteando sí o sí, todo lo que vas haciendo o lo que te pasa en la vida ponés en el twitter, todo ponés. Todos los chicos del curso usan, y todo el tiempo”, describió Valentina.
Por su parte, Juanma contó que como castigo sus padres apelaron a la restricción del uso de internet. También Valentina relató: “Mis papás no me dejan comer más con el celular en la mesa, porque dicen que no como”. Y Melania agregó: “Mi mamá dice que no estudio porque estoy todo el día con mi celu”.
Eric P., Florencia G. y Rodrigo B. tienen entre 16 y 17 años y cursan en el colegio Lisandro de La Torre. Según contaron, todos los días se conectan pero lo hacen “un par de horas”, aunque dijeron que sus compañeros “podrían pasar todo el día”.
“Yo ahora no tengo internet y no sé qué tareas hay porque los chicos me pasaban por internet. Es algo muy negativo no tener internet. Tengo mucho tiempo de sobra, cuando no tenés internet estás totalmente desconectada”, consideró Florencia. Mientras, su amiga, sentada junto a ella, opinó: “Es como una necesidad. Depende de cada uno, yo me conecto sólo para ver el Facebook. Ella (por Florencia) es enferma de la computadora. Tiene un problema muy grave, antes estaba las 24 horas del día”.

Saber convivir
Rebollo comentó que en la comunidad estudiantil “el celular es usado masivamente, pero no todos los chicos tienen una gran dependencia, hay grupos. No son todos los que se abstraen. Es cierto que cada vez invaden más y los distrae un poco más de lo formal, de la tarea escolar, pero en este caso, los adultos jugamos un rol muy importante”.
Por eso, en la directora de la  Comercio 6 aseguró: “Nuestro mayor debate de conversación y de restricción es el celular, porque está a la mano todo el tiempo y por lo tanto los distrae. A nosotros nos cuesta poner los límites, pero los estamos poniendo, hablamos con ellos”.
En este sentido, remarcó que “nunca la tecnología va a suplir las relaciones humanas o el recurso humano. Tenemos que saber convivir con las tecnologías, sin que nos anule como seres humanos”.
A partir de la experiencia en los talleres escolares, la licenciada Lizia Lohaiza consideró: “Hay un abuso de la tecnología y la prevención sería que la sepan usar. No vamos contra el uso. Estamos tratando de poner en vigencia los límites y los roles de los padres, que aunque sea los fines de semana tienen que comunicarse con los chicos”.
Luego describió que “en las escuelas desde que llegaron las netbooks hay dos problemas: tardan mucho en llegar a su casa porque quedan en la vía pública conectados a internet, y hay una descomunicación con los padres”. Y Aleksandravicius agregó: “Eso se resuelve cuando los padres se acercan a los chicos y dicen ‘por qué no me enseñás a usarlo’. Entonces se crea un vínculo, y se da la oportunidad de poner algún límite”.


Sin cuidado
Una encuesta de Unicef revela que el 64 por ciento de los chicos argentinos navega en internet sin compañía de un adulto. Utilizan las redes sociales, el 89 por ciento tiene Facebook, bajan música, juegan, chatean, conocen nuevos amigos o se informan. Y casi siempre lo hacen solos. El dato surge de la consulta a 1100 chicos y chicas de casi todo el país. Docentes y especialistas indican que es fundamental que padres supervisen los usos que niños y adolescentes hacen de internet y las redes sociales. Sin embargo, sólo el 3 por ciento de esos adultos se sienta al lado de los chicos cuando ellos navegan. Según una encuesta elaborada por el programa Escuela y Medios del Ministerio de la Nación entre adolescentes argentinos, el 80% de los usuarios de las redes tiene entre 12 y 25 años. El 30% la visita todos los días y la mayoría no es consciente de los posibles riesgos de internet.


La nomofobia
Uno de los trastornos de ansiedad que trajo aparejado el desarrollo de las nuevas tecnologías es la “nomofobia” o temor extremo a salir sin el celular a la calle, una afección que según un informe argentino, sufre un 53% de los usuarios de teléfonos móviles, reveló una investigación del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), con sede en Buenos Aires y Madrid.
Según datos de la empresa comScore, los argentinos pasan 26,3 horas mensuales conectados a Internet, por encima del promedio mundial que se ubica en 23,8 horas.

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