“El libro de Alexia” y “Avá 32-33” ya tienen su versión digital

Miércoles 14 de septiembre de 2011

Hoy a las 19.30 dos autores presentarán simultáneamente en el Plaza Shoping de Posadas sus productos literarios en novedoso soporte: por un lado, el diseñador gráfico Juan Pablo Gochez presentará su Avá 32-33 , comic basado en seres de la leyenda misionera, “novela gráfica basada en los mitos guaraníes que fue mostrada en la Feria del Libro de Buenos Aires”, junto con un videojuego basado en este comic.
Y por otro el escritor Jorge Luis Lavalle presentará su libro de cuentos infantiles que integran El libro de Alexia en versión digital. El videojuego podrá ser descargado gratuitamente del sitio www.juanpablogochez.com.ar y los cuentos se encuentran en el sitio www.planetamisiones.com y también cualquier usuario podrá acceder en forma gratuita a los mismos. Durante la presentación estarán disponibles para todo aquel que traiga consigo un dispositivo USB donde pueda almacenarlos. La entrada es libre y gratuita.

 

Avá, en planos temporales
 Para su presentación Gochez adelantó que expondrá el proceso de creación de una historieta, el guión, estilos de dibujo y demás elementos que conforman esta creación artístico-literaria.

“Avá 32-33 se complementa con un vídeojuego basado en las acciones del relato, desarrollado por el programador Milton Fediuk, que será exhibido y explicado durante la presentación”.El video juego podrá ser descargados gratuitamente del sitio www.juanpablogochez.com.ar. Durante la presentación estarán disponibles para todo aquel que traiga consigo un dispositivo USB donde pueda almacenarlos. El demo del juego Avá32-33 es un game del género acción/suspenso, que sigue una temática inspirada en el comic. Para la programación se utilizó el lenguaje Basic con el motor gráfico DirectX. En cuanto a gráficos, Gochez realizó todos los dibujos a mano, los escaneó y los retocó con un programa de Diseño. Al seguir con la temática del comic, los gráficos son en blanco y negro, pero sin quitar la buena apariencia y ambientación del juego. El gameplay, o jugabilidad, es bastante simple, y para controlar al personaje no hace falta tener mucha práctica con el teclado. La dificultad es mas bien media, pero se ajusta a los requerimientos del demo y más que nada, de su género.

 

Alexia, la musa de Lavalle
Los cuentos de Lavalle son creaciones destinadas al público infantil y la presentación estará a cargo de Rosita Escalada Salvo y la Murga de la Estación leerá uno de los cuentos a medida que avance la proyección
El escritor expresó: “Estos eran cuentos que se los escribía a mi primera hija (Alexia) cuando tenía 6 o 7 años, utilizando los animales que habitaban normalmente en su casa, o en los alrededores, en Eldorado. A partir de anécdotas que ella me relataba, como por ejemplo una pelea de lagartos, o que un pajarito entró a la cocina y tumbó la azucarera, yo desarrollaba las historias y mantenía a los mismos personajes. En “Escuela de pajaritos”, (que se publica en esta página) usé los personajes, pero ubicados en otro ámbito, fuera del hogar, construyendo un paralelismo con una nueva actividad... que era la escuela. Hasta el momento solamente fueron publicados en forma artesanal, y por ese motivo no hubo una tirada masiva, es decir: por los costos que presupone a todo autor imprimir a todo color. Por suerte, esta modalidad digital me permite brindar esto a otros padres, y promover la posibilidad de que les lean El libro de  Alexia a sus hijos, o que les inventen sus propias historias, pero que establezcan ese vínculo entre el niño y el disfrute de la lectura compartida”. Los cuentos se encuentran en el sitio www.planetamisiones.com y se accede en forma gratuita a los mismos.

 

 

Escuela de pajaritos

 

La mamá Gorrión removía cariñosamente con el pico a sus pequeñines, que se apretaban acurrucados debajo de sus plumas.
- Vamos hijos que se hace tarde,  decía mientras trataba de despertarlos.
Pedrito y Pablito abrían los ojos, le sonreían y volvían a cerrarlos acurrucándose contra ella.
Tomen su desayuno y vayan- decía la mamá acercándoles unas frutitas coloradas.
Comieron a toda prisa porque vieron pasar rumbo a la escuela a las palomas mensajeras, que eran alumnos más grandes y volaban bien. Ellos salieron dando vuelos cortos, casi saltando de rama en rama, de árbol en árbol, en dirección al higuerón donde se daban las clases.
Pichones de todas las especies de la zona revoloteaban y jugaban entre sus ramas, persiguiéndose unos a otros, hasta que la campana tocada por la directora Doña Lechuza, indicaba la hora de entrada.
Los más pequeñitos debían mejorar su vuelo, aprender a planear en las corrientes de viento y salir volando rápido cuando se acercaba algún enemigo.
Tienen que estar siempre atentos- les decía la maestra Garza- sobre todo por las víboras y los gatos que quieren comernos y de los hombres, que no sé por qué, pero nos hacen daño.
¡Sí señorita! - respondía la clase entera.
En otra rama más arriba todos observaban atentos a Doña Lora, la maestra que más hablaba, que estaba explicando cómo hacer las diferentes clases de nidos. Separó por grupos a los alumnos para que aprendieran el tipo que le corresponde a cada clase. El grupo mas aplicado era el de los boyeros que tejían su nido con mucha paciencia, dirigidos por una boyero joven que estaba practicando antes de recibirse de maestra.
Las palomitas apenas prestaban atención porque su nidito era muy fácil de hacer. Los horneros hacían mucho ruido y jugaban tirándose barro unos a otros, hasta que llegó Doña Lora.
- ¿Qué pasa aquí?- dijo muy seria- ¿No saben que esto es muy importante? Tiene que aprender esto aquí para poder hacerlo solos cuando lo tengan que hacer. Ustedes son horneros, orgullosos de tener una casa completa, son los mejores constructores entre las aves ¿Van a hacerlo bien?.
- ¡Si señorita¡- contestaron todos juntos y se pusieron a construir el nido con mucha dedicación.
En la copa del árbol los pichones de águila y de halcón se preparaban para lanzarse a atrapar una pelotita que les tiraba el profesor .
- El que la atrapa antes de caer al suelo tiene un diez - decía y arrojaba la bola que uno de los pichones perseguía.
- ¡Muy bien!- gritaba cuando alguien conseguía atraparla.
La campana sonó fuerte y los trinos subieron también el volumen. Todos hablaban al mismo tiempo despidiéndose hasta el día siguiente, cuando tuvieran que volver a la escuela.


Del Libro de Alexia
Gentileza J.L.Lavalle
Ilustración Martinha Cáceres