“Ir es lo máximo”

Jueves 7 de agosto de 2008
Hay un cosquilleo que  invade a Orlando Céspedes cada vez que se le habla de un Juego Olímpico. Lo expresa, lo suelta y comienza el relato sin pausa, con énfasis, acerca de lo que significa formar parte de ese grupo selecto; de cómo lo devoraba el asombro en Seúl 88, en su primera cita, y luego de qué manera asumía con otra expectativa Barcelona 92.
El misionero de 42 años, que por esas cuestiones de la vida representó a Paraguay en los Juegos como integrante del seleccionado de judo, no duda en afirmar que Pekín 2008 marcará “un antes y un después en la historia”. Traza un lazo comparativo con Seúl (capital de Corea del Sur) y evoca imágenes de esa competencia, en las que hubo miles de anécdotas y también cosas que no pasaban desapercibidas. “En la Villa, los atletas estadounidenses iban por un lado, y los rusos por el otro”, en clara alusión a la continuidad de la Guerra Fría.
Chiquito, como lo conocen en Posadas, se refiere a que esta competencia de Pekín le trae “añoranzas. La vez pasada, viendo el comienzo de los Juegos de Seúl, realmente te hace volver al pasado. Fue mi primer Olimpíada y esto (Pekín) va a ser memorable como lo fue Seúl 88. Creo que esta Olimpíada, después de casi 24 años, va a ser un después de Pekín. Porque lo están preparando al pueblo”.
Dueño de un currículum envidiable, Céspedes afirma que “sin duda alguna, para mí Seúl marcó una época en todo sentido, tanto en la parte humana como tecnológica. Como va a pasar en China, que es un gigante dormido. En cambio en Barcelona (en 1992), ya sabía de mis posibilidades”.
“En Seúl era todo expectativa, un mundo nuevo. Yo venía de Sudamérica en donde el olimpismo ahora, por la comunicación -remarca-, ha despertado una sensación, no así por la infraestructura deportiva que es lo que nos aleja deportivamente”, explica en alusión a la realidad que envuelve a esta parte del continente.
Cuando compitió en Seúl se midió con un austríaco que había sido medalla de bronce en el Juego anterior  y “viendo la lucha uno fue con cierto cuidado, me dí cuenta que no era yo, tenía cierto cag...”. Ya en Barcelona, llegó con otra expectativa, “le conocía al portugués que me había tocado, le estaba ganando y en un descuido tiré cuatro años, que se me fueron por la borda”.
Como lo explicó el propio Céspedes, el judo es cuestión de segundos, a raíz de que en la siguiente llave el portugués que lo superó cayó con el brasileño que luego fue campeón olímpico.
Llegó a Paraguay de la mano del maestro Yoshihiro Matsumura, quien también daba clases en el vecino país. Aunque no todas fueron flores, “nadie me regaló el viaje (a los Juegos), yo me iba a Paraguay como número uno en juveniles (de Argentina) y tenía mis perspectivas. Amén de la contra de la misma gente, allá no sos autóctono y tenés que pelearla, ganarte un lugar no fue un wild card”, sentencia.
A la hora de las posibilidades argentinas consideró, “si hablo políticamente diría que hay posibilidades, pero si digo con sinceridad lo veo difícil. En los tres deportes en los que puede aspirar medallas son los de conjunto”.
Papá de Fabricio (7) y Víctor (3), narra que el mayor practica judo y suelta: “Para un judoca ir a Japón es lo máximo. Y como deportista, para cualquiera lo más importante es ir a los Juegos. Lo dijo el propio Diego Maradona, el más grande de toda la historia”.
Chiquito agrega que se acomodará a los horarios de los Juegos. Y le avisa a Silvia, su mujer: “Ella sabe, ahhh los Juegos Olímpicos, me dice”. Es que para Céspedes “ahí está lo mejor”.