Honró a Yapeyú, cuna del Libertador de América, e investigó varios aspectos del nordeste argentino

Domingo 12 de agosto de 2007


Con mucha gentileza, la bibliotecaria Gloria Torres nos cedió algunos conceptos sobre el ingeniero vasco Florencio de Basaldúa, socio corresponsal del Instituto Geográfico Argentino.
La archivóloga indicó que este científico nació hacia 1853 en un pueblo conocido con el nombre de Eskal-Erria próximo a los Pirineos de España, en el país vasco.
Con 18 años llegó a la Argentina deseoso de prosperar, dejando de lado su tierra donde florece el árbol de Guernica.
Según Torres, sobrevivió a los flagelos de la guerra comandada por el Generalísimo, Francisco Franco, que bombardeó el pueblo de Guernica hasta que desapareció del mapa, totalmente destruido.
 Fue un  símbolo de los fueros vascos. El investigador Basaldúa estaba dispuesto a conquistar  y amar  este suelo argentino,  tanto que adoptó la carta de ciudadanía. Y con posterioridad, obtiene el título de científico.
Su esposa se llamaba Manuela.  Es en la Argentina donde  vio nacer a sus hijos. Ha sido  además, socio y corresponsal del Instituto Geográfico Argentino.
Entre sus obras podemos mencionar Erné - Versión del Autor, Cultivo del Maíz-Inventor de la  Segadora Eukaria y la más celebrada en nuestra región , Pasado-Presente- Porvenir del Territorio Nacional de Misiones, editada en el año 1901.
El ingeniero Basaldúa, en misión de examinar la región, llegó a Yapeyú a fines del siglo XIX, y localiza judicialmente el sitio donde nació José de San Martín. El inmueble estaba en manos privadas.
Posteriormente comienza las  diligencias para conseguir las escrituras del sitio  y la donación del predio al Estado Nacional, como muestra de agradecimiento al presidente Julio Argentino Roca. Conmovido por semejante acto de patriotismo, éste  premia esta loable acción y apoya el proyecto de crear la Escuela de Artes y Oficio, Agricultura y Ganadería en las adyacencias del Templete, bajo el nombre de San Martín. Asimismo destina la suma de un millón de  pesos moneda nacional para la construcción del edificio, maquinarias, libros y pago del personal.
El mismo artículo de la ley prevé becar a 20 alumnos por provincia. Asimismo  20 procedentes de Perú, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
Con fecha 12 de abril de 1900, la Comisión Municipal de Yapeyú, presidida por Don Balbino Olmedo, distingue al ingeniero Basaldúa con el título de “Ciudadano Honorario”, en nombre de los vecinos, por su patriotismo, desinterés y espontaneidad.

En Misiones
Luego de ejecutar semejante obra, viaja a Misiones, internándose en nuestra selva e investigando la cultura guaraní, la flora nativa, la fauna y la inmigración.
Desde 1996, la reserva natural ubicada en el Departamento General Manuel Belgrano lleva el nombre de “Ingeniero Florencio de Basaldúa” (Ley 3376), en homenaje a tan magna figura.

En las postrimerías, elige el Sur
Cabe señalar que con el tiempo se radica en la ciudad de Rawson, capital de la provincia de Chubut, donde un 25 de mayo de 1932 en su estancia “Sol de Mayo, ubicada en la periferia, expira, dejando un cúmulo de obras a nivel científico, de gran valor para nuestra patria.  Sus restos descansan en el cementerio chubutense y en su mausoleo, al ingreso del mismo, en la lápida  rezan estas expresiones:  AL GRAN BASKO, Y PATRIOTA ARGENTINO Y CIUDADANO HONORARIO DE YAPEYU 1853-1932.
En los umbrales del bicentenario de nuestra patria, bien vale la pena rescatar del olvido e imitar a este personaje. Gracias al gran vasco-argentino hoy miles de visitantes se llegan a Yapeyú a rendir honores al Libertador General José de San Martín, especialmente los 25 de febrero y 17 de agosto”, detalló la archivista, Gloria Torres.

Alto Paraná
Florencio Basaldúa  escribe en sus  investigaciones sobre sus conceptos y experiencias en el Alto Paraná misionero.
Entre otras cosas, agrega el investigador y científico, que la experiencia es gran maestra de los hombres. Como la adquirida en sus viajes: “Esta zona subtropical  puede ser de interés para los que vengan a saturarse de la naturaleza”. Y prosigue: “a deleitar el espíritu de tanta maravilla”.
Señala en sus escritos que las molestias principales  y los medios de vencerlas provienen del calor, humedad, insectos o  animales venenosos.
“Los baños son deliciosamente higiénicos en estos innumerables ríos y arroyos. De fondo areno-pedregoso, de claras y frescas aguas. Sombreadas por bosques impenetrables, perfumados con multitudes flores de vívidos colores y deliciosos aromas. Esmaltados por orquídeas hermosísimas. Y embellecidos por estas otras flores aladas que se llaman mariposas. Aquí tan numerosas y diversas, casi como las hojas de los bosques.
Destaca el vasco que “a diez kilómetros de Posadas, avanza un pequeño promontorio de rojizas rocas que llamó nuestra atención por su belleza. Una serie de escalones de basalto permiten al viajero ascender hasta la mitad del promontorio, donde una rajadura de la roca está perpetuamente iluminada con una multitud de velas de cera y de estearina. ‘¿Qué es eso?’ preguntamos, qué significa la luminaria aquella. Y qué hace esa gente arrodillada al pie de la raja”. Su acompañante contestó a sus preguntas: es la raja de la virgen de Itá- cuá, que significa agujero de la piedra. “¿ Y la virgen , dónde está, yo no la veo”, consultó el científico. Y una viejecita que estaba arrodillada contestó: “tú no la ves , para verla hay que tener fe”. Pero los lugareños contaban que todos los barcos o lanchas que pasaban cerca de esas aguas frente a la virgen de Itá-cuá tenían que tocar la sirena, de lo contrario irían a pique. Y los capitanes de las embarcaciones cumplían al pie de la letra.    
Yapeyú
Yapeyú formaba parte de las Provincias de Las Misiones, hoy es Corrientes. Basaldúa, cuando recorrió la cuna del General San Martín, se inspiró con frases románticas.
Se refirió a la histórica aldea de aspecto humilde y de sus contornos pobres. Comentaba que le recordaba a la cuna humilde de Jesús. Sobre Jesús y San Martín dijo que eran “dos hombres a quienes amo y respeto, por los grandes servicio que prestaron a la humanidad”. “Uno con respecto al planeta entero; el otro, con relación a las naciones sudamericanas”, añadió.
Destaca en su libro el centro de una plaza, decorada por un gigantesco de un Uguapu-ú, un hermoso y enorme árbol.
Siempre sostuvo que el pueblo argentino tiene para con José Francisco de San Martín una deuda de honor imprescriptible.

Mercedes Villalba