La fragilidad en las vértebras

Domingo 10 de marzo de 2013
Manchas. | Alaluf, con una de sus obras de la instalación y en la que predominan tonos del blanco y el negro. | Foto: Marcos Otaño
Con una muestra que incluye obras pictóricas e instalaciones de arte conceptual, el artista Víctor Alaluf (36) abrirá el jueves en el Museo de Bellas Artes Juan Yaparí la exposición “Descalzo en la oscuridad”.
La serie que Alaluf comprende creaciones inspiradas en su regreso a Posadas, su ciudad natal y de la que partió a los 18 años. Actualmente reside en Berlín, Alemania, donde ha montado algunas de sus exposiciones.
También colgó sus instalaciones en París y Viena. Alaluf, que también es docente de arte en el país germano, vivió primero en Israel, donde afianzó su estilo. Pero su sensibilidad germinó al borde del Paraná, cuando dibujaba los barcos que anclaban en las costas del Paraná.
“Descalzo en la oscuridad porque es regresar a mis raíces”, explicó Alaluf.
“Pero no es una oscuridad mala, es una oscuridad donde creería que cada cual se encuentra a sí mismo. Por eso en la exposición hay muchísimas manchas. La idea es que el espectador no trate de entenderme a mí, que sea amplio de encontrarse a sí mismo. Obviamente es encontrar lo que hago y me gusta, pero al estar frente a uno de mis cuadros que traten de encontrarse a sí mismos”, estimó desde su casa natal, de Villa Sarita.
El yeso, que predomina en minúsculas piezas que también tienen forma de vértebras se verán en la muestra. Alaluf cuenta que “representa lo que es la firmeza, la espalda, la columna vertebral lo que es la esencia de la persona”. 
El yeso funciona para curar fracturas pero a su vez es de consistencia frágil, un concepto en el que Alaluf quiere profundizar.
“Es como que si uno respira demasiado fuerte sobre el trabajo se puede quebrar. Es lo que busco, volviendo otra vez a la fragilidad de uno, de irse, del dolor de perder algo y el dolor de tenerlo. Entonces uno lo cuida”, comparó.
“Trabajo mucho con yeso en los últimos años. Para mí el yeso es sólido; en otra parte está en estado en polvo, a veces nos cura, al mismo tiempo es frágil”, agregó.
Alaluf también ofrecerá en la muestra del Yaparí una colección de pinturas con manchas abstractas.
Hay materiales pequeños pero otros más dimensionales, como de dos metros de altura. Forman parte de una instalación en la que casi se carece de colores, porque Alaluf trabaja hace un buen tiempo con las tonalidades del blanco y negro.
 “Recién ahora que vuelvo a Posadas van a ver que voy a ocupar hilos rojos”, indica.
“Es una muestra que cuenta mucho de mí, mucho sentimiento en cuanto a mi familia, mis amigos, en cuanto a Posadas. Falleció mi papá y como ese luto duraba, me costaba, no podía agarrar los colores. Recién ahora empezaron a brotar. Creería que es por volver a Posadas”, estimó el artista.

Del metal al yeso
“Cuando vivía en Israel, en mis comienzos, yo trabajaba en mucho metal”, contó Alaluf para hablar de su formación en las artes.
Por entonces, “los trabajos eran muy decorativos, muy coloridos. Trataba de reflejar todo lo que era Posadas, yo vivía allá pero con la cabeza acá. Era muy colorido, mariposas, todo era muy feliz”, recordó. “Después empecé a estudiar arte y me empecé a guiar más a lo que es más conceptual”, exlicó Alaluf.


Del Taj Mahal al Monte Everest
El artista posadeño Víctor Alaluf terminó de cursar el colegio en la Comercio 6 y emprendió su camino por el mundo. Vivió diez años en Israel y luego se radicó en Alemania. “Israel me dio la educación, me mostró que todo vale en la vida, que todo trabajo es honrado por ser trabajo. Alemania me dio la satisfacción de hacer lo que me gusta en la vida, que es el arte”. En paralelo a su vida como artista, Alaluf conoció rincones famosos del mundo, como el Taj Mahal, en La India; el Gran Cañón en los Estados Unidos; o el Monte Everest, entre Nepal y China.
“Llegar al campamento base del monte Everest, en el Himalaya, a una  altura de
6.100 metros fue una  sensación  increíble”, contó el año pasado a El Territorio. Fueron “25 días de caminata, de 6 a 8 horas diarias para llegar a un lugar totalmente aislado de todo medio de comunicación y estar sólo con la naturaleza, con tus pensamientos y con uno mismo. Me sirvió para encontrarme como persona y ver lo que es  esencial en nuestras vidas”, indicó.