Rademacher: cura querido por el pueblo

Lunes 6 de junio de 2005
Foto Dorrego, 1920. | Costumbres de la época y el primer estudio fotográfico.


Un sacerdote jesuita amigo, el español Bartolomé Vanrrell, afirmaba que la fe se practicaba día a día y que las manifestaciones sobrenaturales existen porque nada es imposible para Dios. Cabe nombrar a los pastorcitos de Portugal cuando ni el obispo del lugar les creyó. Sin embargo hizo volver a la iglesia a miles de personas. Es decir volvieron a cumplir con los sacramentos que manda la iglesia, asistiendo a misa, comulgando, rezando el rosario y siguiendo los mandamientos de Jesús. Fue en Cova da Iría, Fátima, lugar venerado por el extinto Juan Pablo II.
Pero vayamos a lo que escribía el recordado don Balbino Brañas, en su libro "Mi tierra en el recuerdo" sobre los segundos evangelizadores de Misiones, de la congregación del Verbo Divino. Y justamente sobre algunos de ellos cuenta su historial. La iglesia parroquial de Posadas fundada en 1874, capilla que tuvo por nombre San José.  Estaba designado como párroco el padre Vicente Bufardi, quien desempeñaba iguales funciones "en la Villa de la Encarnación, Paraguay" Brañas contaba las costumbres de la época y sus habitantes. Se diferenciaban hasta en la manera de vestirse, allá por 1920.
Extraemos párrafos del libro. Relata su autor que "lo sustituyó desde el 15 de agosto de 1898 el reverendo Federico Vogt, quien recibió una humildísima iglesia de una sola nave, tipo galpón con piso de tierra y sin adornos ni belleza alguna." Y entre otras apreciaciones destaca que fue un cura activo y se propuso levantar un nuevo templo, pero la pobreza de los moradores impidió  cumplir con los objetivos del padre Vogt. Luego pudo hacerlo enérgicamente, con la obra que se propuso. Desapareció la vieja estructura y comenzó a levantarse la Catedral. La dicha inundaba al religioso, estimulándolo en los duros años de labor. Narró en su libro Brañas. "concluidas las tres naves y el ábside central, las torres llegaron a la altura del techo y se levantó el parapeto en las mismas. Pero el padre hizo algo más, obtuvo en donación de don Lázaro Gibaja el altar del Sagrado Corazón, el púlpito y ábside del altar mayor "
Después el autor del libro señala que  en 1931, el entusiasta y dinámico sacerdote recibió la noticia de su traslado, y su espíritu estaba en paz. Tras él quedaba una obra que,  aunque no del todo terminada, lo llenaba de genuina satisfacción.       

"Desconocía la ira en su pecho de santo"
Cuando Brañas nombra al  padre Federico Rademacher, conlleva hacia aquella Posadas aldeana, que recién comenzaba a vislumbrarse. Cuando apareció en 1931 el reverendo Federico "a quien le correspondió la tarea de adornar el nuevo templo y terminar detalles fundamentales. Se abocó asimismo a la obligación que estimaba impostergable. De dotar de piso a la iglesia, con cuyo fin designó a la siguiente comisión de damas: Marcolfa Gorleri de Rivera, Carolina Montero de Fiallo,Verónica G. De Olmo, Rosalía B de Casadellá, Concepción Acuña, Valentina y Anita López, Matilde y Julia Oliveira y señoritas Rebollo".

Se acercó al pueblo
 Entre otra concepciones de trabajo, el padre Rademacher, anunciaba don Balbino, se lanzó tras otra meta. Acercar al pueblo a la iglesia. "Dotado de una simpatía poco común y poseedor de un decir fácil y agradable. Se hizo de amigos de todos los de la población posadeña.” Su  atracción era irresistible, de palabra serena, no conocía la ira y sabía ahogar en su fuerte pecho de santo cualquier sentimiento reprobatorio.
Usaba la persuasión como herramienta de trabajo espiritual, el consejo acertado, que jamás dolía, y una sutilísima táctica en el trato". Decía del sacerdote que tenía en sus palabras gran verdad, sin herir a las personas, siempre un consejo adecuado.
Enseñó a que teniendo a Dios en el corazón ,el obraba en los hombres y que sólo él lo puede todo. Sus consejos jamás dolían, contaba los milagros que Dios hacía sobre la tierra a los hombres de fe. Tenía un sutil trato con grandes y pequeños"
Y comentaba otras virtudes del santo sacerdote que “en sus pupilas refulgía el amor y la tolerancia y de sus labios fluían conceptos tranquilos.”
Anunciaba de los milagros para la conversión de los que no  creen  y el acercamiento  hacia la iglesia y a cumplir con los mandamientos. Se diría el que padre fue un instrumento de Dios sobre la tierra. Creemos que es justamente hoy en día, en que hay que recordar al "santo padre Rademacher" debido a que en estos tiempos de cambios de vida, la gente está reacia a las manifestaciones que viene del Señor.
Las costumbres pueblerinas en cuento a las creencias religiosas se hicieron tradicionales  en nuestra zona. Recordamos, por ejemplo, las fiestas de las brasas o las pruebas de San Juan.Tampoco es ajena a las manifestaciones sobrenaturales de la religión católica, como está ocurriendo con la Virgen María en  Salta. Aquí mismo en esta ciudad, el Cristo Buen Pastor que derrama lágrimas, hizo que muchos se acercaran a la misa de la que estuvieron alejados por mucho tiempo.

Mercedes “Mecha” Villalba