Ejemplares de más de dos siglos se atesoran en bosques de San Pedro

Domingo 8 de octubre de 2017
En San Pedro, un zoita mide 27 metros y tiene más de 100 años. | Foto: Carina Martínez
San Pedro es un suelo privilegiado por contar con una fauna y flora que actúan como aislante térmico en la localidad. Son innumerables las especies que sobreviven gracias a la conservación de parques provinciales y reservas privadas. Hay consciencia de que la protección de la flora nativa es el mejor regalo para las futuras generaciones.
En la extensión del departamento se encuentran vegetación, arroyos, saltos y cascadas; casi en la zona urbana, y aves que únicamente se ven en esta zona. También mariposas y árboles de grandes dimensiones que con sus troncos, copas, ramos, flores y frutos son la casa y fuente de alimentación de diversos animales. Pero lo más importante es que ofrecen aire limpio para la supervivencia humana.
Entre los árboles de la zona, en la mitad del recorrido del sendero Areñero Silvon dentro del parque Provincial Araucaria de San Pedro, se alza "El Abuelo del Parque" (en foto central). El singular árbol recibió su nombre como merecida distinción por parte de los guardaparques. Se trata de una planta de zoita (Luehea divaricata) de más de 100 años, mide 27 metros de altura y 2,80 de circunferencia.
La especie también es conocida como sota caballo, porque anteriormente se utilizada su corteza y ramos largas para hacer un lienzo y azotar al caballo. Su corteza es lisa y grisácea; madera de color amarillo, crece entre 20 y 30 metros. En los meses de enero y julio embellece el parque con sus flores rosa pálido con centro amarillo y su semilla es similar a una campanilla. Las semillas tienen un valor germinativo de sólo tres meses.
"Es una planta característica de esta zona. Es la única de esta especie que tenemos en pie dentro del parque, la gente queda maravillada y lo que hacemos es incentivar a cuidar esto que es una reliquia, la supervivencia del árbol depende de todo lo que le circunda, por eso es importante la conservación de todo lo que le rodea, cuidarlo mucho porque hasta ahora en el vivero no logramos germinar una nueva planta", indicó la guardaparque Lorena Habel.
El ejemplar de zoita actualmente es la especia más vieja, ya que las araucarias más antiguas se cayeron por su edad y condiciones climáticas.
Esta especie llega a sobrevivir mucho tiempo pero para ello es indispensable la preservación de un ambiente que lo proteja de los vientos y demás inclemencias climáticas y de eso se encargan los guardaparques que cuidan el entorno del zoita. "Acá cuidamos no sólo la araucaria sino toda las especies, todo el ambiente debe estar conservado. La vegetación natural es su mejor protección" sostuvo Habel. En la localidad son muy pocas las personas que conocen este ejemplar, por lo general niños de las escuelas y turistas de otras localidades son los que más saben de este árbol.

Conocerlos es imperdible

Así como el parque Provincial Araucaria, los vecinos también ven en los árboles el pulmón verde y apuestan a reservas naturales, tal es el caso del Camping Santa Rita que aparte de su salto y pileta natural cuenta con casi 40 hectáreas preservadas donde vivió por más de 300 años un guabiyu (Eugenia pungens). Este árbol pese a los cuidados y de estar en un ambiente propicio, está actualmente secándose por la antigüedad que tiene. Según los biólogos que lo examinaron el ejemplar supera los tres siglos.
Gracias a la iniciativa de este vecino, cerca de este árbol han nacido nuevas plantas. “A mí siempre me gustó preservar el monte, y así surgió la idea de hacer de este espacio un lugar para reserva de bosque natural, como está cerquita del pueblo los chicos y los grandes pueden venir y conocer. Muchas veces no conocen estas especies y es importante resaltar siempre el gran aporte de estos árboles para con nosotros”, comentó Bertoldo Álvarez (don Bebé) dueño de las hectáreas protegidas.
Recorriendo el sendero de dos mil metros en la reserva es posible encontrar más ejemplares añejos, como anchicos (Parapiptadenia rígida) de más de 30 metros y tres de circunferencia y zoitas que superan los 200 años. Al lugar llega mucha gente de afuera que se maravillan con la reserva.
“Yo estoy orgulloso de poder cuidar este espacio, para mí es lo más grande, esta es como la parte final de un corredor verde por eso vemos que llegan hasta acá algunos animales y este es como su ultimo retoño, viene mucha gente de afuera, los estudiantes que realizan prácticas de estudio, ojala mucha más gente pensará así y cuidara nuestro bosque nativo”, concluyó Álvarez.

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