El atractivo más valioso de Misiones

Domingo 8 de octubre de 2017
Atraen por su color, tamaño, forma y por la vida a la que se los asocia. Son árboles nativos de la tierra roja y en general poco se conoce sobre su valor real e historias en particular. Algunas especies fueron declaradas monumentos naturales y están en peligro de extinción. Y en algunas zonas de la provincia existen ejemplares que tienen más de 300 años, alcanzando además tamaños sorprendentes.
Pero, ¿cuál es el valor económico de estos árboles? Posiblemente la respuesta sea: incalculable. Desde varias provincias del país y también desde otros países llegan investigadores a registrar las propiedades de estos gigantes. Algunos trabajos destacan la resistencia de su madera, otros su belleza, sus propiedades medicinales o su capacidad de limpiar el aire. Como sea, su contribución a la economía y a la calidad de vida de la humanidad es muy alta.
Pero hoy lo que preocupa es el peligro de extinción. Y ante la posibilidad de fomentar recursos para su cuidado, se destaca el valor de hacer conocer sus historias y propiedades.
Algunos datos sorprenden. Hay especies que notoriamente están muriendo en algunas zonas. O han bajado tanto su poder de reproducción que se hace casi indispensable la ayuda del ser humano para no extinguirse.
Pero no todo es malo. Hay especies que se están plantando más y demuestran sus beneficios asociadas a cultivos. En otros casos, los árboles se han vuelto parte del atractivo turístico de algunos municipios y por ello hay más consciencia de su cuidado.
La historia de los árboles nativos maravilla a quienes pueden tener el gran lujo de escucharlas. En parte, por esa poco frecuente experiencia, el informe de este domingo ofrece algunas historias de estos gigantes que pueden encontrarse muy cerca afortunadamente.

Paraíso de araucarias
En la zona Norte de la provincia, en la localidad de San Antonio, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) tiene el Campo Manuel Belgrano, una reserva de bosques de 2136 hectáreas. En el lugar se pueden encontrar, entre varias especies, tres de los monumentos naturales de la provincia: la araucaria o pino paraná, el palo rosa y el helecho arborescente o chachí.
El trabajo diario en el campo es proteger las especies autóctonas y fomentar su implantación. Al lugar llegan con cierta frecuencia investigadores de carreras afines al desarrollo forestal, tanto de Misiones como de otras provincias y hasta de otros países.
Jorge Costa, jefe del campo Anexo Manuel Belgrano, recordó que el Inta se hizo cargo del lugar en 1991 y se fijó como objetivo “conservar la base genética de la araucaria y trabajar en el mejoramiento de esa especie. Además de las 450 hectáreas de araucaria adultas que se implantaron con la creación del campo desde 1946, tenemos casi 50 hectáreas de araucarias jóvenes plantadas por el Inta”.
Costa recordó que en el extenso predio se contabilizaban, al momento de la creación de la reserva, unas 190 plantas de araucarias autóctonas. Pero con el tiempo fueron desapareciendo y hoy son muy pocos los ejemplares tan añosos que aún pueden verse. “De esas 190 que había fueron quedando muy pocas. Algunas estimamos que por la altura que alcanzaron quedaron más expuestas a los vientos fuertes y fueron cayendo”, explicó en diálogo con los cronistas, mientras se recorría el sendero de árboles nativos señalizado por la institución para su exhibición a los interesados en la flora misionera.
En cuanto a especies nativas, se recordó que en el predio hay al menos un ejemplar de araucaria que ronda los 300 años. “Aquí han venido investigadores a realizar estudios de dendrocronología. Se hizo un análisis con la extracción de una parte muy finita del centro de esta araucaria que es una de las más grandes que tenemos y allí determinaron que tenía más de 250 años. Desde esa oportunidad hasta hoy, estimamos que el ejemplar debe estar en sus 300 años”, explicó junto al árbol (en foto). Además del sorprendente dato de la edad que pueden alcanzar los pinos paraná, Costa también comentó que en general se ha podido ver una menor propiedad de las especies para reproducirse.
“Año a año disminuye la cantidad de las araucarias más antiguas. Lo que se está notando es que hay una disminución de su capacidad reproductiva. Así, por relatos de la gente más antigua que trabajó en el campo, recuerdan que una bocha de araucaria tenía cerca de 150 semillas de germinación viable (con un tamaño similar a un melón de unos tres kilos), hoy con suerte las que encontrás tienen 20 semillas (y con un tamaño parecido a un pomelo grande)”, comentó el técnico del Inta mostrando un ejemplar de piña muy antiguo que se conserva como muestra en el lugar.
En el lugar además de las araucarias es posible encontrar especies de palo rosa, de grandes dimensiones. También sobresalen en mayor cantidad los helechos arborescentes muy llamativos (parecen sacados de una escena de hace miles de años) por su longitud y copa. En algunos casos estos ejemplares tienen una altura que ronda los cinco metros.


Un lugar con loable misión
En 1991 el Inta asumió la administración del Campo Manuel Belgrano. Y lo hizo con el objetivo de conservar la base genética de araucaria en el existente. Con el tiempo se sumaron otras actividades entre ellas: experimentación en diversos cultivos y monte nativo y de producción de semilla. Es también sede de proyectos de desarrollo y transferencia orientados al apoyo de productores familiares y de actividades de educación ambiental. Desde el Inta se recuerda que la araucaria angustifolia es una especie nativa del NE de Misiones que fue objeto de severa sobreexplotación.
Consecuencia: ha perdido gran parte de su base genética y está considerada en 'peligro crítico' según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Estudios realizados mediante marcadores moleculares en árboles nativos y de las plantaciones del CAMB, detectaron que los niveles de diversidad genética son adecuados para fines de conservación.

Por Víctor Piris
vpiris@elterritorio.com.ar

:: Notas relacionadas
Una pequeña gran reserva en Posadas
Darles valor productivo a las nativas para conservarlas
Una grapia ‘milenaria’ que todo Campo Ramón protege
Lo que peligra es la existencia misma del bosque nativo
Ejemplares de más de dos siglos se atesoran en bosques de San Pedro
Más consciencia en Puerto Iguazú
Al rescate de las araucarias
La selva nativa y los bosques implantados
Las finanzas verdes ofrecen importantes herramientas
La cañafístola que cautivó a la ciudad de Buenos Aires