El heraldo del cine

Jueves 1 de abril de 2010

El actor misionero Daniel Valenzuela vive tiempos intensos, filmando por todo el país y aguardando el estreno de ocho largometrajes en los que tiene una participación protagónica o papeles secundarios. El artista también prepara la obra teatral Menos Diez, interpretada, escrita y dirigida por él, mientras se encarga de tareas gremiales para el sindicato de actores en Buenos Aires.
Su segundo nombre es Hermes, como el heraldo de las fronteras olímpicas y del que proviene la palabra hermenéutica, el arte de interpretar los significados.
A pocas horas de viajar a La Rioja para otro trabajo cinematográfico, Valenzuela culminaba una jornada de filmación iniciada a las dos de la madrugada, en Isla Maciel, barrio del partido bonaerense de Avellaneda. Es un lugar rodeado por conventillos de chapa y madera pero que hace más de cincuenta años fue una zona pujante para la industria, según remembranza del actor:“Me trae recuerdos porque, cuando arrancamos de Posadas con mi vieja, allá por el 60 o 61, el primer trabajo que hizo ella fue en el frigorífico Anglo. Y yo estuve filmando muy cerca. Ya no está más el frigorífico. En ese sector estaban todas las barracas, ahora no hay nada”, contó el Valenzuela, hijo de uno de los fundadores del Club Atlético Guaraní Antonio Franco, en Posadas.

Esa zona de Dock Sud que rememora Valenzuela fue locación de Orillas, largometraje dirigido por Pablo César, y en la que el misionero interpreta a un pai umbanda. Es uno de los tantos roles que interpretó en el séptimo arte nacional, lugar ganado “por portación de cara”, admite el actor.
Pero además de haber sido un condenado (en la serie de TV Tumberos), un represor (Crónica de una fuga) o un albañil (Mala Época), Valenzuela celebró haber sido aceptado por el director Adrián Caetano para interpretar a un psicólogo en Francia, película en la que comparte cartel con Natalia Oreiro y que será estrenada este año.

 

Buena época
Desde que Valenzuela apareciera en Mala Época (1998), su carrera se disparó como uno de los actores fetiches del denominado Nuevo Cine Argentino a través de una escalada que continúa, con casi treinta películas en las que ha tenido un papel secundario o protagónico.
Tal prosperidad, es consecuencia de “mucho amor propio, como buen misionero”, apunta con simpatía el actor desde Buenos Aires. “También hay un grado de inconciencia de parte mía - explicó Valenzuela- porque yo he hecho mucho teatro y de pronto me encuentro con que los chicos, los directores del llamado Nuevo Cine Argentino, que me abrieron los ojos en poder tocar otras cuerdas que no sean las de declamar, y tratar de hacer las cosas naturalmente. Verdaderamente disfruté mucho de esas enseñanzas, porque siempre digo, yo aprendí con los chicos a poder laburar. Naturalmente, en el caso mío, por la cara que tengo y el físico, tiene una presencia escénica, de acuerdo a lo que dicen los directores importantes. Con eso ya entrás con algo a favor. Nunca había hecho cine, había hecho mucho teatro, cortos. Y hoy día digo que amo el cine”.
De las películas a estrenarse próximamente y en las que tiene un papel protagónico o secundario, Valenzuela enumera - además de Francia - a ocho: Navidad en el placard, de Horacio Almada; Desbordar, rodada el año pasado y que encara el tema de la locura, con dirección de Alex Tossenberger (El gigante de Valdéz); Hipólito 1935 (de Teodoro Ciampagna), realizada en Córdoba; La Confesión, encabezada por Arnaldo André; El Derrotado, de Javier Torres; El Bumbún, de Fernando Bermúdez; y El túnel de los huesos, de Nacho Garassino, culminada hace quince días y en la que el misionero encabeza el elenco  junto a Raúl Taibo.
Por otra parte y en etapa de preproducción, Valenzuela prepara un papel secundario que tendrá en No retorno (de Miguel Cohan, a iniciarse la filmación en abril), junto a Federico Luppi; y en A la deriva, ópera prima de Fernando Pacheco, a realizarse en Misiones este año en los próximos días y en el que tomará un rol principal como el changarín Miguel Antúnez.
“Va a tener mucha connotación conmigo, simplemente lo que es el espíritu misionero de aquellos lados, como suelo decir yo”, apuntó Valenzuela sobre el personaje que encarnará en A la Deriva.
El artista manifestó la importancia que “la película pueda significar en cuanto a lo cultural para Posadas y para Misiones, el contar una historia bien nuestra. Creo eso por todo el trabajo que viene realizando Fernando (Pacheco, el director), tengo conocimiento de esto hace dos años y medio”, cuando fue presentado el proyecto que tiene inversión del Instituto Nacional de Artes Audiovisuales (Incaa).
Con doce años de experiencia en el cine, Valenzuela considera que no se trata de una carrera, “porque yo no estoy corriendo para llegar primero ningún lado”, dijo aunque admitió que su trabajo tuvo un gran costo.
“Sé perfectamente que ocupo un lugar en el cine argentino pero lo disfruto en la medida en que se reconoce mi trabajo, me gusta, porque tengo mi ego, pero es hasta ahí. Pero siento que hasta ahí llega la cosa, porque en un país como el nuestro, el vivir haciendo lo que nos gusta…ya está todo dicho. No son muchos los que pueden hacer eso, me siento un privilegiado, yo hice mi tarea digamos, porque, esto también tiene un montón de desencuentros. A mi me costó separaciones, que mucha gente no creyera en lo que hoy cree. Vos sos cuando de pronto aparecés en una pantalla de televisión, o cuando de pronto hablan de vos, pero no es así; esto es un oficio como cualquier otro, sólo que tiene más exposición”, señaló Valenzuela.
Después de poco más de doce años frente a las cámaras, Valenzuela confesó que dirigir un filme es “una asignatura pendiente” pero mientras tanto, cumple sus funciones como secretario de acción social para el sindicato de actores de Buenos Aires y se encuentra produciendo una obra teatral que fue escrita por él y en la que interpretará a un personaje llamado sencillamente como “El misionero”.
“Yo digo que en cuanto a atrevimiento no me gana nadie”, señaló el artista sobre la pieza teatral que se llama Menos Diez, la que se estrenaría en La Rioja.
“Escribí la obra, la dirijo y actúo. Me falta vender los boletos”, bromeó Valenzuela. “Estamos trabajando para salir de gira, pienso que estaremos por allá (Posadas), porque hay tratativas. Tenemos que abrir la temporada en La Rioja, adonde se va a estrenar El Bumbún, donde soy protagonista”, contó Valenzuela.
El actor misionero incursionó en el teatro por las villas miseria de Buenos Aires hace más de quince años. Trabajó en varios oficios, particularmente de cerrajero, hasta que se convirtió en uno de los actores preferidos del cine argentino. También canta y toca para una banda de música rioplatense que se llama La Instantánea. Pero auque sea un artista inquieto, sabe que lo suyo es el séptimo arte, donde se ganó un lugar por su acento provinciano y su ingenio para las interpretaciones.