El ultra-terrestre

Miércoles 16 de diciembre de 2009

En un mundo lejano, fuera de nuestra galaxia - y aún más allá de las que se ven con  potentes catalejos - ha muerto un vulgar extra-terrestre, y su Fantasma, ultra-terrestre matrero, pifiando camino de cielo, infierno, o lo que fuere… vino a parar a la Tierra surtiéndose en corrales de luz o sosegándose en frescos aljibes de luna y asteroide.
Y en la Tierra, atravesando nuberío de ocaso y bandada, tan desconocidos como a nosotros los suyos, recaló el ultra-terrestre en mi patio, en medio de mateada solitaria.
No hubo en la casa, como cuentan, ruidos de cadenas arrastrándose, ni uñas rasgando madera; no se apagaron las velas, ni una brisa movió la cortina de la ventana abierta.

Tampoco aulló Cambá, ni maulló Cleopatra.
El espectro era amorfo, sí, pero ectoplasma amigable, sin interés a la vista de asustamiento ajeno. Alzó un jirón y señaló en la noche serena, diminuto puntito de origen.
- ¿En que puedo servirlo, chamigo?
- Erré el camino. Estreno viaje; soy, digamos... aprendiz de muerto.

 

Encarrilar el alma en pena de un paisano vaya y pase, pero enfrentarse  a un fantasma forastero de otro pago...
- Tome resuello, don ¿Quién va jactarse de ser muerto experimentao? y bastante bien se ha arreglao; viaje largo... Esta es su casa, dije, y le pasé un mate.

 

Pero no hubo caso, el ultra-terrestre se me desflecaba de tristeza. Así que lo cargué en brazos, cosa livianita el alma, y rumbié pál camposanto; eligió tumba con ángel de mármol, y se echó a descansar de semejante tranco...
- ... ya le marcaré el rumbo de vuelta...

 

Pero sabíamos los dos que era pura mentira: no pueden desandarse los caminos.
Y desde entonces cuando puedo voy a matear un rato a la tumba del ángel de mármol ¡y viera las cosas que cuenta el viajero!
¡Qué derrota pál geocentrismo perimido!: la Parca, y esas penosas tribulaciones que acarrea a las almas de los muertos, parece que han dejao de ser cosa exclusiva, pá convertirse en algo general, algo que pasa en todo el santo universo…

Aguará-í