“No tenemos nada que envidiar en cuanto a calidad a Buenos Aires”

domingo 14 de abril de 2019 | 6:00hs.
Afirma que en la provincia es imposible vivir de la música.
Afirma que en la provincia es imposible vivir de la música.
María Elena Hipólito

Por María Elena Hipólitosociedad@elterritorio.com.ar

Javier Wurm tiene 45 años y trabaja en una oficina del Estado. Pero detrás de esa formalidad necesaria para el laburo se encuentra un hombre por cuyas venas corre sangre de punk.
Javo, como le dicen sus compinches musiqueros, toca actualmente en Sr. Gray y conformó hacia finales de 1995 la banda Ediktos Juveniles que tocaba punk hardcore y se las rebuscaba en aquel entonces para tener un lugar donde hacer música.
“Teníamos entre 18 y 20 años todos con Ediktos Juveniles. Con esa banda transitamos todo el resto de los 90 y los 2000 y pico hasta hace unos cinco años. Grabamos un puñado de discos: En busca de la tierra sin mal, Yesterday, Irse, un disco de acústicos y un EP”, comenzó contando Javo.

¿Cómo era tocar en Posadas en los 90?
La experiencia era genial pero súper precaria y a la vez apasionante porque dentro de esa precariedad podíamos hacer las cosas. Con equipos de sonido chiquitos, lugares baratos y hasta tomados como fue en su momento la ex estación. Eso estaba cerrado, no había nada así que nos metimos y vimos que había un enchufe, así que lo cerrábamos con lona y se empezó a usar como lugar de recitales. No había internet así que nuestros primeros contactos con otras bandas eran por carta, teléfono fijo.

¿Con el público cómo era?
Había más gente que hoy en día, eso me llama la atención. Sucede que había pocas bandas y eso por ahí motivaba a que haya más gente; hoy en día tenés recitales casi todos los días, los chicos que eran público hoy tienen también sus bandas y parece ser que cuando uno tiene banda deja de ser público.
Hay mucha apatía, el público de la zona, el público misionero siempre fue muy extraño. Yo cuento que una vez nos tocamos dos findes de seguido, en uno fueron 17 personas y al siguiente fueron 200.

Cuando tocaban en la estación, ¿nunca les cayó alguien para echarlos?
Me gusta contar que en ese entonces estaba la Policía de Tránsito al lado y la Seccional Cuarta por la continuación Córdoba; en el tiempo que usamos la estación nunca hubo un conflicto con ninguno de ellos. Nosotros tal vez éramos muy cuidadosos con la gente, les decíamos que no hagan quilombo porque era uno de los pocos lugares que teníamos. Era sin cargo porque la habíamos tomado, entonces nos servía a todos, se podía cobrar una entrada más barata porque no teníamos costos. La entrada valía de 50 centavos a 2 pesos, para las bandas de Buenos Aires costaban 5 pesos.

Además de la estación, ¿qué otros sitios tenían disponibles para tocar?
Algún lugar siempre hubo. Uno fue La Mexicana, un pub muy conocido del centro. En la mayoría de los casos siempre fue a sabiendas de que era un movimiento precario, de poca recaudación, siempre fue cantina para el lugar y lo de las entradas para la banda y con eso te alcanzaba para el sonido, por ejemplo.

En ese entonces, ¿había tanta variedad de bandas y géneros?
Había pero mucho menos. De punk éramos tres bandas, de heavy metal eran cinco o seis, de rock ricotero que siempre hubo en la provincia había dos o tres. La oferta quizás era bastante limitada y creo que por eso se motivaba un poco más al público.

¿A qué lugares salieron a tocar?
Por toda la provincia, lugares que tenían una historia rockera y la siguen teniendo como Oberá y Eldorado, también Puerto Rico, Montecarlo, Puerto Piray, Puerto Esperanza. Tenían bandas que grabaron discos, con las que llegamos a intercambiar fechas pero al ser amateur esto, al no ser profesional... en la provincia, en la ciudad no hay chance de dedicarse sólo a la música.

¿Por qué seguir entonces?
Ya sabemos que es un estilo poco popular y a esta altura es lo que nos gusta, lo que nos apasiona porque si no a los 45 sin seguir viendo una moneda abandonás todo.

¿Por qué creés que sucede?
No sé, con uno de los chicos con el que empecé Ediktos nos pasábamos mucho tiempo hablando al respecto. Mirá que hicimos de todo, se grabaron discos, se trajeron bandas de Buenos Aires, de Asunción, le dábamos manija a nuestros eventos, íbamos a los medios y contábamos lo que estábamos haciendo.

¿Tiene que ver esto en que es una ciudad o provincia más chica?
Puede ser pero, obviando el porcentaje, nosotros tenemos de todo; no tenemos nada que envidiar en cuanto a calidad a Buenos Aires. Me acuerdo que una vez fuimos para allá y tocamos con 17 bandas en distintas noches y distintos eventos; ninguna me llamó la atención y me acuerdo que volvía pensando ‘loco, acá tenemos bandas de muchísimo mejor nivel de cualquier estilo’. Teníamos a Estado vegetativo que eran muy buenos, los Neto, Kuria Muria que sigue tocando, son bandas muy buenas y que no suenan igual a otra. No sé si será una cuestión geográfica. Hay una banda que se llama Exequias, que ya no tocan mucho porque supongo que llega un momento que te fastidia, te picha. Exequias tiene una calidad increíble que si nacía en Inglaterra en los 80 iba a ser una banda de culto.