“No puedo no hablar de lo que me urge”

viernes 19 de julio de 2019 | 4:00hs.
“No puedo no hablar de lo que me urge”
“No puedo no hablar de lo que me urge”
Nació bajo el nombre de María Virginia Godoy pero adoptó el apodo de Bimbo puesto por su grupo de amigos en la adolescencia. Es comediante, standupera, actriz, conductora, activista del feminismo y hace no mucho tiempo decidió comprometerse con el veganismo.
Sus dotes artísticos los lleva en los genes: es hija de la famosa actriz y cantante de tango argentina Virginia Luque y del conductor radial de programas de tango, Lionel Godoy. Y así como un tango ella es potente, frontal y sin rodeos, características que traslada a sus espectáculos de stand up pero en clave de humor, uno que no se agarra de nada ni nadie para lastimar.
Con todo ese contenido Señorita Bimbo desembarca nuevamente en Posadas junto a su partenaire Noelia Custodio el jueves 25 de julio, desde las 21 en el galpón de la Murga de la Estación, un sitio que ya la recibió el año pasado a sala llena. Las entradas pueden conseguirse a 400 pesos en Revistería Piturro (San Lorenzo 1739).
“Muy contenta de ir como todos los años. Siempre es uno de los planes del año que esperamos un montón”, sostiene quien conduce el programa radial Furia Bebé por Futurock junto a Malena Pichot y Martín Rechimuzzi.

¿Te trae algún recuerdo aquella primera vez en el galpón de la Murga de la Estación?
Ahora vamos con un show nuevo y la calidez de la gente es hermosa. Primero íbamos a ir a un lugar y después terminamos en el galpón de la Murga, fue la mejor decisión porque fue súper cálido, cercano, cero careta, la gente fue un amor y la verdad es que nos encanta eso. En todos lados encontramos gente que nos quiere ver, que sabe lo que viene a ver y valoramos mucho a ese público más que llenar el teatro más grande. Eso no tiene precio para nosotras, es lo mejor que le puede pasar alguien.

Sin spoilear mucho, ¿qué es lo que se podrá ver en este nuevo show?
Los shows suelen tener que ver con la que estamos, con lo que andamos por la vida y con lo que pasa. Es un año de elecciones así que salen chistes con ese tema, también hay unas imágenes visuales que sumamos y después son casi 40 minutos de cada una con su material. 
Es un año en el que estoy transitando la alimentación vegana y obvio que iba a hablar de eso porque me importa y no puedo no hablar de lo que me urge. Pero justamente es humor así que no son los mismos argumentos o la misma manera que la puedo hacer en mis redes sino que me río de mi proceso siendo vegana, de mis ideas y de otras cosas. Son mundos que se complementan y hablo bastante de los vínculos también.

¿Cómo es ese activismo y militancia vegana? ¿Cómo te encontraste con ese camino?
Desde el feminismo, como una herramienta de crítica y cuestionamiento a lo que nos enseñan, una va avanzando en ciertas ideas y llegás a pensarlo como ‘basta de violencia’, ‘tengo violencia en el plato’, no soy la violencia pero puedo elegir que esto que me enseñaron y no cuestioné y que está asociada a la familia, a los afectos esconde detrás un nivel de violencia terrible.
Cuando uno empieza a cuestionar privilegios porque aún siendo feminidades las tenemos y nuestros consumos tienen impacto. Si yo le doy la plata a un supermercado o a una chica que hace milanesas de seitán en su casa, con eso trato de sumar menos mal al mundo, eso es tachar de mi lista las cosas de las que no quiero ser responsable de cagarla y el veganismo necesita cuando uno lo transita que se lo agite y porque es urgente.

¿Qué más implica?
Por supuesto que uno no es mala persona por comer carne o tomar leche pero podemos elegir y preguntarnos ¿esto lo necesito o me lo enseñaron? ¿esto me hace bien o investigo un poco y me doy cuenta que no lo necesito y me hacen cómplice de algo espantoso? No es más que eso, no somos ni mejores personas, ni santos, ni significa que vivo haciendo deportes y como solamente hojas. Se trata de elegir, hay muy poca libertad como personas, pensamos que elegimos pero no lo hacemos mucho, nos lo tenemos que permitir. Para mí la violencia es una sola y hay que tratar de sacarla de nuestras vidas.

¿Cuál es el desafío de hacer humor en estos tiempos tan sensibles?
Ese desafío lo tienen los que hacían un humor que lastimaba, entonces ahora tienen que pensar qué hacen. Pero la verdad es que ese humor sigue estando y hay gente que lo sigue viendo; mucha gente que sigue haciendo un humor transfóbico, machista, que se ríe de los pobres, de los negros, de los putos, de las gordas, de las viejas y de todo lo que se pueda reír. Eso existe y sigue llenando algunos teatros, sigue habiendo gente en las redes haciéndolo. Ellos tendrán el desafío, cuando se les achique el público, de ver si siguen siendo graciosos yendo por ahí. Para nosotras no es un desafío porque no tengo nada que censurar en mí, no se me ocurre eso y tampoco en el humor busco la bajada de línea. 
Sí hay que prestar atención a cosas porque uno piensa que ya está, que no te la vas a mandar y siempre hay algo para revisar. Hoy justamente hacemos en Buenos Aires un conversatorio gratuito sobre antiracismo y me di cuenta hace poco tiempo que tenía un montón de ideas racistas y no me consideraba así. Se puede hacer humor con todo pero el punto es de qué te vas a reír o de quién; en nuestro show no nos metemos con nadie sino con ideas que no nos gustan y podamos coincidir.

Hay personas que te llevan comida a los shows y te invitan a su casa...
Amo esas invitaciones porque es impagable que te digan vení a mi casa. Me regalan muchas cosas y a veces me salvan la cena, me llevan tantas ofrendas que parezco la Difunta Correa. Eso no lo puedo creer, me puedo morir cada día tranquila por eso que recibo en la vida que es un montón. También somos fóbicas así que es muy probable que no vayamos a su casa, si me pongo a hablar de eso en las redes es muy fácil que suene a ego, pero ahora que estoy acá charlando lo digo: ojalá se dieran cuenta de lo tanto que nos dan, el acompañamiento que es la vida que alguien valora lo que hacés, que además de ir a verte y gaste sus pesos además te lleve algo. Soy muy afortunada en la vida y esos son mis reales privilegios, no ser blanca de clase media. 
José Palazzo (organizador de Cosquín Rock) dijo que no habían suficientes bandas de mujeres como para tocar en festivales. Por tu laburo en Futurock, ¿cuáles recomendarías de las muchas que pasan ustedes en la radio?
Soy muy fan de Barbi Recanati que no es nueva pero su nuevo material está buenísimo, Las Ex que son lo más. Hay muchas minas haciendo cosas, Cazzu por ejemplo, que si bien no es rock está abriendo caminos en un ambiente muy machista y es una pendeja que viene de Jujuy. Hay un montón por suerte.