Misiones vibró en cada latido del Corazón de Patricio Rey

lunes 13 de agosto de 2018 | 5:30hs.
Misiones vibró en cada latido del Corazón de Patricio Rey
Misiones vibró en cada latido del Corazón de Patricio Rey
Agustina Rella

Por Agustina Rella sociedad@elterritorio.com.ar


A puro corazón. Así fue el desembarco de Skay Beilinson (66) en Misiones el sábado por la noche. Así se vivió: a puro sentimiento. Más allá de todos los clichés relacionados a la pasión que puedan surgir, realmente el recital revistió de un simbolismo y una calidad musical que reforzaron el hecho histórico de ser la primera vez de un ex redondito en escenario misionero.

“Es una noche especial, no te la vas a perder, toca el corazón de Patricio Rey”, rezaba el cantito futbolero de los cientos de fanáticos que se iban acumulando en la explanada de Umma pasadas las 21. En un intento de dimensionar la ansiedad y felicidad que provocaba la llegada de Skay a la provincia, un fanático lo equiparó con el nacimiento de su hijo.

Abrazos, caras de plenitud inmensa y hasta numerosos lagrimones se plantaron en la multitud que se hermanaba entre los infaltables peregrinos que siguen a su ídolo a todas partes y aquellos misioneros que finalmente tuvieron la revancha de su vida con uno de los referentes más importantes del rock nacional, en su propia tierra.

La primera ovación en suelo rojo a modo de grito catártico se liberó ni bien el Flaco pisó el escenario con sus Fakires.

“Vos sos el puerto y el barco yo soy”, entonó el ex redondo en Arcano XIV, empezando a navegar con una potencia estridente e impecable un show inolvidable.
Si bien no hacen falta muchas palabras, Beilinson remarcó su alegría presente: “Qué lindo que está”, repitió para euforia de los locales.
Los riffs que rememoraban la mejor época del rock invitaban a contornear el cuerpo, cerrar los ojos e imaginarse en una especie de Woodstock argento con infinidad de sueños personales cumplidos.

A cada nota, los Fakires, guiados por ‘el Corazón de los Redondos’, lograban tocar la fibra más íntima de los presentes, fanatismos de lado, con el simple poder de la buena música. De esta manera, es inevitable volver a trazar paralelismos de vida que tienen que ver con la dicha, la medicina del alma... la religión.
Lejos de buscar razones, reproches, tanto el local como el peregrino se dispusieron a disfrutar.

En esta línea, Pablo y Gustavo contaron que desde hace 16 años siguen al Flaco a todos lados. Esta vez tocó conocer Misiones y en los próximos días cruzarán el charco, desde su Villa Crespo natal hasta Uruguay,  siguiente parada fakir.

“Me hubiese gustado aprovechar e ir a conocer las Cataratas”, lamentó Gustavo, “pero no me dan los tiempos porque el lunes tengo que trabajar”, agregó mientras Pablo se aseguraba que esta cronista le permitiera guardar un pedacito de historia y le regalara la acreditación de prensa, con la fecha y lugar del acontecimiento.

El recital estuvo dividido en dos partes y tuvo lugar para los bises. Habiendo empezado a las 22.20,  y tras dar un atisbo del pogo ricotero con Nuestro amo juega al esclavo, Skay dejó la energía bien alta para el pequeño intervalo de las 23 que precedería a un final  con más abrazos, más sonrisas, más lágrimas y todo el aguante del pogo más grande del mundo, que finalmente ríe, dice jijiji en suelo misionero. El cierre, a pocos minutos de la medianoche, elevó a los peregrinos con Astrolabio y se alejó cabalgando con la contundencia de El Sueño del Jinete.

Empapados en la vanidad de haber sido anfitriones de uno de los espectáculos más prolíficos de la nobleza rockera, que mantiene la estirpe aunque peina canas, los misioneros pusieron orgullosos su firma en la crónica de la leyenda ricotera.