Menores y adictos a drogas, el peligroso perfil de arrebatadores

La mayoría de los protagonistas de los últimos hechos arrastra en su corta vida serios problemas con el consumo de estupefacientes
domingo 02 de agosto de 2015 | 8:25hs.
Un operativo en el que fueron atrapados dos arrebatadores.
Un operativo en el que fueron atrapados dos arrebatadores.

El robo de celulares ya ha dejado cientos de victimas este año. Muchos ataques fueron con consecuencia graves y otros leves pero en circunstancias insólitas, como el caso de una mujer que fue golpeada en pleno velorio -a principios de abril- o una periodista posadeña que fue agredida mientras esperaba el colectivo, la semana pasada. Su único pecado fue tener un celular.

 

Más allá de los fríos números de la inseguridad, de acuerdo a las estimaciones de las fuentes policiales, sólo en Posadas hay un promedio diario que ronda la decena de robos violentos de teléfonos móviles, cifra que comparada al primer semestre del año pasado significaría un aumento del 50 por ciento de este tipo de delito, aunque se estima que menos de la mitad de las victimas hace la denuncia.

 

El fenómeno se replica en todas las localidades de la provincia, sobre todo en las zonas urbanas, con índices prácticamente similares y acapara particularidades que, además de mantener en vilo a la ciudadanía, debería preocupar a las autoridades.

 

Es que un alto porcentaje de los autores de estos atracos no sólo corresponde a menores, sino que la mayoría tiene serios problemas de adicciones a las drogas, por lo que roban para poder consumir, y en ese afán la violencia es la principal aliada.

 

Casi siempre a bordo de una motocicleta, los delincuentes se aprovechan de la vulnerabilidad de las mujeres, menores y adultos mayores para perpetrar sus ataques, que en los últimos años vienen sucediéndose cada vez con un mayor grado de violencia, a punta de pistola y con golpes y arrastrones en plena calle, que ponen en peligro la vida de las víctimas, muchas de las cuales terminan asistidas por la ambulancia o incluso hospitalizadas.

 

 

En el caso de los arrebatos -de celulares, carteras o lo que sea-, es notoria la aparición de chicos muy jóvenes como protagonistas de esa modalidad, que por su edad no ingresan a la comisaría y a medida que crecen se ven involucrados en hechos cada vez más violentos.

 

En esa misma línea, cada vez es mayor el número de adolescentes que ingresan al Registro Nacional de Reincidencia, porque una y otra vez tienen conductas punibles, informaron las fuentes judiciales.