Meditación para reducir la ansiedad
sábado 08 de diciembre de 2018 | 6:00hs.
Meditación para reducir la ansiedad
Los pensamientos generados por la ansiedad pueden controlar toda la mente. Con estos tips rápidos de meditación se puede reducir la ansiedad y recuperarse en poco tiempo.
Enfocarse en la respiración.
Con la mano sobre el estómago, enfocarse en la respiración mientras se inhala y exhala. Contar las respiraciones -“uno” al inhalar, “dos” al exhalar- y prestar atención al movimiento del cuerpo para mantenerse en el momento presente. Hacerlo durante 10 segundos y repetir si lo necesita.
Conectar.
Prestar atención a cómo se sienten los pies en el suelo, las manos sobre el teclado, la espalda sobre la silla: cualquier cosa que conecte con el lugar en el que se está y lo que se hace en este momento. Dejar que los pensamientos vayan y vengan normalmente (porque es lo que va a pasar, meditar no es poner la mente en blanco), pero apenas te des cuenta de que estás enganchándote de nuevo, volvé a concentrarse en la sensación del cuerpo.
Imaginar a un ser querido.
Parece raro, pero se puede probar: concentrarse en una persona querida e imaginar que se tienen sus ansiedades e inseguridades cada vez que se inhala. Al exhalar, pensar en sus virtudes y en los buenos momentos que pasaron juntos (es como inhalar lo malo y exhalar lo bueno). Este ejercicio de poner la felicidad de los demás por encima de la nuestra se llama “compasión habilidosa” y es “una de las maneras más efectivas de soltar una emoción fuerte como la ansiedad al enfocarte en otra persona”.
Hablarse a uno mismo como un amigo/a.
Preguntarse qué es lo que más se aprecia en la vida. Cuando se tenga la respuesta, agradecer durante 30 segundos. Hablarse en segunda persona nos separa de la mente y nos anima a apreciar lo que nos rodea sin emociones excesivas.
Enfocarse en la respiración.
Con la mano sobre el estómago, enfocarse en la respiración mientras se inhala y exhala. Contar las respiraciones -“uno” al inhalar, “dos” al exhalar- y prestar atención al movimiento del cuerpo para mantenerse en el momento presente. Hacerlo durante 10 segundos y repetir si lo necesita.
Conectar.
Prestar atención a cómo se sienten los pies en el suelo, las manos sobre el teclado, la espalda sobre la silla: cualquier cosa que conecte con el lugar en el que se está y lo que se hace en este momento. Dejar que los pensamientos vayan y vengan normalmente (porque es lo que va a pasar, meditar no es poner la mente en blanco), pero apenas te des cuenta de que estás enganchándote de nuevo, volvé a concentrarse en la sensación del cuerpo.
Imaginar a un ser querido.
Parece raro, pero se puede probar: concentrarse en una persona querida e imaginar que se tienen sus ansiedades e inseguridades cada vez que se inhala. Al exhalar, pensar en sus virtudes y en los buenos momentos que pasaron juntos (es como inhalar lo malo y exhalar lo bueno). Este ejercicio de poner la felicidad de los demás por encima de la nuestra se llama “compasión habilidosa” y es “una de las maneras más efectivas de soltar una emoción fuerte como la ansiedad al enfocarte en otra persona”.
Hablarse a uno mismo como un amigo/a.
Preguntarse qué es lo que más se aprecia en la vida. Cuando se tenga la respuesta, agradecer durante 30 segundos. Hablarse en segunda persona nos separa de la mente y nos anima a apreciar lo que nos rodea sin emociones excesivas.