Médico misionero en la mirada del primer mundo

domingo 12 de agosto de 2018 | 6:00hs.
Alejandro vive en Mendoza desde el año 2010.
Alejandro vive en Mendoza desde el año 2010.
Griselda Acuña

Por Griselda Acuña interior@elterritorio.com.ar

Nadie dijo que sería fácil. El desarraigo fue la mochila más pesada al momento de perseguir sus sueños. Pero cuando se convirtieron en realidad, sintió que cada paso dado valió la pena.
Alejandro Benegas tiene 32 años, es misionero y adoptó las montañas mendocinas como su nuevo hogar. El trabajo, más bien, su vocación, lo condujo para aquellos lares. Él sabe lidiar con ese sentimiento de estar lejos de casa, no es la primera vez. En 2004, ni bien terminó el secundario en el Colegio Roque González de Posadas, rumbeó para Cuba. Allí, en La Habana, se recibió de médico gracias a una beca que le facilitó aquel país.
Parece que fue ayer cuando su nombre estaba en las páginas de El Territorio como uno de los doce aspirantes a la beca cubana. Hoy, Alejandro es médico, especialista en diagnóstico por imágenes y en medicina nuclear. Y su trayectoria no termina ahí: también es miembro de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y se desempeña como coordinador de los Servicios de Medicina Nuclear y Diagnóstico por Imágenes del Centro de Medicina Nuclear y Molecular (Cemener) en Entre Ríos.
En una pausa a sus obligaciones diarias, dialogó con este medio sobre su presente y su próximo gran desafío: viajará a Alemania para presentar -junto a su equipo de trabajo- un ensayo sobre el diagnóstico precoz del cáncer de próstata.

¿Por qué medicina nuclear?
Ees una historia larga, pero básicamente cuando volví de Cuba en el año 2010 estuve un tiempo en Posadas, poco. Habré estado siete meses más o menos. Durante ese tiempo estuve trabajando para el Ministerio de Salud con unos camioncitos que iban visitando los pueblos. Me acuerdo que estuvimos por El Soberbio y toda esa zona y en realidad mi interés por la medicina nuclear me la despertó una médica amiga de la familia que además fue mi pediatra, de la familia, digamos. Charlando con ella sobre qué iba a hacer y qué se yo, surge esto de la medicina nuclear.

¿En qué consiste la medicina nuclear?
Me llamó la atención porque era algo que no se conocía mucho, incluso hoy en el ámbito médico. Los médicos de las especialidades más clásicas muchas veces no saben bien de qué se trata. Terminé enterándome que Mendoza era uno de los referentes a nivel nacional, me vine, y me quedé. La medicina nuclear es una especialidad que tiene varios años ya, pero para lo que es la medicina en general se puede decir que es una especialidad joven. Hoy por hoy se utiliza como diagnóstico y tratamiento pero básicamente es hacer diagnóstico y tratamiento a través del uso de fármacos marcados con energía nuclear, que se llaman radiofármacos.

¿Dónde se consiguen los radiofármacos?
Los radiofármacos se producen en lugares especializados que se llaman radiofarmacias que cuentan con un equipamiento en particular con físicos, médicos, bioingenieros, científicos que se dedican a la producción. Acá en Mendoza hay un centro de ciclotrón, que es el nombre que tiene el lugar que produce los radiofármacos. También hay en Buenos Aires, creo que hay uno más en Córdoba. Además, para que esté instalado un ciclotrón, se necesita la autorización de un organismo que se llama Autoridad Regulatoria Nuclear que depende del Ministerio de Energía de la Nación, entonces son pocos los centros que tienen ciclotrón.

¿En qué pacientes se utilizan los radiofármacos?
Se utiliza principalmente en pacientes oncológicos, para el diagnóstico de distintos tipos de cáncer y también para el tratamiento. En la parte de tratamiento la medicina nuclear tiene mucha más historia en enfermedades del sistema metabólico como la patología de la tiroides. Pero de forma general sería diagnóstico de enfermedades tumorales y tratamiento de esas patologías. En oncología el beneficio está altamente demostrado e incluso ya es indiscutido en el mundo. La medicina nuclear es una imagen metabólica, se podría encuadrar en lo que es el diagnóstico por imágenes pero brinda una información superior en el sentido de que lo que busca son células. Muchas veces cuando el tumor está comenzando, nosotros por ejemplo hacemos una tomografía, una resonancia y no vemos el tumor. En cambio, estos métodos, como llegan a nivel celular, permiten visualizar el tumor antes.

¿Cómo surge el viaje a Alemania?
En el año 2007 se firmó el Plan Nacional de Medicina Nuclear, que contemplaba la construcción de distintos centros a nivel nacional con tecnología de punta, tanto en medicina nuclear como radioterapia con equipamiento de último modelo. Dentro de ese plan, recibimos (su fundación en Mendoza) en 2015 un equipo de última generación que fue el primero en Latinoamérica.
En el marco de ese plan, comenzamos a realizar algunas investigaciones comparando el equipo nuestro con otro que teníamos previamente, mucho más usado. En esa comparativa de trabajos, presentamos cinco en un congreso europeo de medicina nuclear. Somos un equipo de diez personas más o menos, tenemos ingenieros, físicos, médicos, y lo que presentamos son ensayos clínicos en números bajos de pacientes, entre 50 y 80.

¿En qué consistió tu ensayo?
El que presenté yo, puntualmente, es de 100 pacientes en el cual realizamos una investigación del cáncer de próstata y vimos que era factible llegar a un diagnóstico precoz con la utilización de este equipo en comparación del que teníamos antes. Eso como no hay mucha bibliografía a nivel internacional, evidentemente al comité evaluador le pareció interesante, así que nos aprobaron el trabajo como para ir a mostrarlo allá. El Congreso Europeo de Medicina Nuclear será el 17 de octubre en Alemania.