“Me di cuenta que no me querían soltar porque tienen que tener un culpable”

sábado 26 de septiembre de 2020 | 7:50hs.
“Me di cuenta que no me querían soltar porque tienen que tener un culpable”
“Me di cuenta que no me querían soltar porque tienen que tener un culpable”
Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

Tras la absolución de Cristina Vázquez y Cecilia Rojas, decretada en diciembre del año pasado en el marco de la causa por el homicidio de Ersélide Dávalos, la situación de Ricardo Omar “Kolyno” Jara, el tercer condenado a prisión perpetua por ese mismo hecho, parecía complicarse.

Es que esto representaba la última instancia de revisión del caso y en su fallo el máximo órgano judicial del país no hizo extensiva la misma resolución en beneficio de Jara, por lo cual su situación parecía tomar estado de “cosa juzgada” y por lo tanto quedaba como el único responsable del crimen registrado en 2001.

Pero ni él ni su familia se quedaron en eso y comenzaron a arbitrar mecanismos para obtener la libertad. Desde su lado explican que en realidad la Corte no se expidió sobre Jara y que eso se debió a que el abogado que tenía hasta 2019 nunca presentó los recursos que sí hicieron las chicas.

En medio de eso, Rosa Basila, la abogada que lo defendió durante el juicio, fue recontratada y ella realizó varias presentaciones ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Misiones, entre ellos un pedido de excarcelación extraordinaria que fue autorizada a fines de agosto pero recién se efectivizó a mediados de este mes.

La medida, como bien indica su denominación, se trata de una “excarcelación extraordinaria”, lo cual no significa una absolución y por lo tanto Jara continúa supeditado a la causa y atado a esa polémica sentencia a perpetua dictada en 2010, la cual sigue generando debates, polémicas y controversias en el ámbito judicial.

Pero Jara, al igual que Vázquez y Rojas, se considera inocente y alega haber sido condenado sin pruebas. Por eso, tras conseguir su libertad después de casi 17 años preso, ahora pide y reclama por su absolución para poder recomenzar su vida.

En busca de la absolución
“Yo me di cuenta que no me querían soltar porque yo quedé solo en la causa y ellos tienen que tener un culpable. Es la verdad, después de tantos años no quieren admitir que a las chicas y a mí nos condenaron injustamente”, expresó ayer Jara, al recibir a El Territorio en la casa de su familia.

El hombre aseguró que recuerda como si fuera ayer cada momento del juicio y contó que “en ese momento un poco me di cuenta que estaba todo armado, era un circo. Yo me di cuenta que no íbamos a salir libres de ahí. Ya estaba todo decidido desde antes”.

Jara reclama que no había pruebas científicas ni nada que los vincule con el hecho, pero uno de los elementos utilizados en su contra por la Justicia en ese momento fue una declaración que lo ubicaba vendiendo joyas que habían sido reconocidas por la hija de Dávalos como algunos de los objetos sustraídos de la casa de su madre después del crimen.

El hombre responde: “En mi poder no me encontraron nada. Sé que hicieron un allanamiento donde supuestamente encontraron eso pero al final esa persona cuando fue a declarar dijo que no me conocía ni a mí ni a las chicas”.

El entrevistado también recordó cómo se enteró de la absolución de las chicas y el silencio de la Corte para con él. “La Corte absolvió a las chicas y no me alcanzó a mí. Fue un poco chocante y traumático, pero eso fue porque mi abogado en ese momento no pidió. Fue una decepción porque yo estaba esperando tanto tiempo y al final esa persona que supuestamente velaba por intereses no presentó lo que tenía que presentar”, contó.

Kolyno es consciente que si bien ahora pudo recuperar su libertad, todavía está “atado” a la causa. Por eso pide por su absolución.

“Yo fui liberado, no tengo restricciones ni tengo que ir a firmar nada a ningún lado, pero sigo supeditado a la causa y tengo que esperar que el STJ vote. El que queda soy yo y sigo peleando para que me absuelvan, para poder empezar de nuevo. Me quitaron los mejores años de mi vida, pero no tengo miedo de volver a empezar”, añadió

Y, en ese contexto, teme ser “el perejil” que pague la condena para que un crimen no quede impune: “Quedé solo en la causa, quedé como el perejil que está pagando los platos rotos. Sigo pensando lo mismo. Ellos no me quieren dar una absolución, pero yo la necesito. Yo no tengo nada que ver, yo soy inocente. Acá hay que volver a ver bien cómo fueron las cosas y tratar de encontrar a los verdaderos culpables”.

Reclusión y libertad
De los tres condenados por el caso, Jara es el que mayor tiempo permaneció tras las rejas. Fueron 16 años y medio de encierro en total. “La ciudad cambió muchísimo. Cuando me trajeron hasta el tribunal para firmar la excarcelación me dejaron ahí y yo no conocía dónde vivía mi familia, no sabía a dónde ir”, graficó.

Dentro de todo lo malo, el hombre agradece haber salido sano de la cárcel y haber podido encontrarse con sus padres aún con vida para poder disfrutarlos y recuperar el tiempo perdido.

Justamente, en gran parte de la entrevista se dedicó a agradecerles a su familia el incondicional apoyo que recibió durante los años de encierro.

“Cuando salí, sobre todas las cosas, sentí un alivio por mi familia que tanto luchó por mí, ellos son de bajos recursos y les costó mucho. Ellos fueron mi sostén, en ningún momento me abandonaron y eso me dio fuerzas en los peores momentos de mi vida porque no es fácil estar preso”, contó.

Jara criticó duramente a los responsables de la sentencia que lo confinó en la Unidad Penal Uno de Loreto, pero aseguró que el rencor tuvo que dejarlo de lado. “Yo entendí muchas cosas en este tiempo. Entendí que tenía que estar en paz conmigo mismo, que no tenía que tener rencor ni resentimiento, tenía que esperar que se haga justicia. Si me llenaba de odio me hubiera costado salir adelante”, agregó.

Mirando hacia futuro, Kolyno siente que no debe apurarse y que primero debe disfrutar de su familia, pero no deja de pensar en su situación.

“Esto es como vivir todos los días con una mochila y yo necesito hacer una vida. Con mi nombre y apellido nadie me va a dar trabajo. Sé lo que le pasó a Cristina y eso es consecuencia de todo lo vivido, de la marginación. No es fácil empezar de cero, pero yo no le tengo miedo. Nunca tuve esos pensamientos (de quitarse la vida), menos ahora que estoy en libertad. Uno sabe lo que hizo y lo que no hizo. A mi mamá siempre le dije que tarde o temprano se iba a saber la verdad: yo no maté a nadie”.