Mateo tiene dislexia y su familia luchó por la inclusión escolar
domingo 08 de diciembre de 2019 | 4:00hs.
La familia Sartori, de San Pedro, transita una etapa de lucha y acompañamiento constante para que su hijo Mateo (13), que padece dislexia, pueda llevar una vida normal dentro de un establecimiento educativo común. En este ciclo lectivo asistió al Instituto de Enseñanza Agropecuaria (IEA) 2 y fue promovido a segundo año, mediante un trabajo de inclusión, compromiso y empatía por parte de la comunidad educativa en atender las necesidades y características diferentes del alumno, eliminando así barreras y transformándose en agentes de cambio.
Desde ese momento comenzó un largo camino por el que diariamente transita la familia para que el ahora adolescente pueda salir adelante pese a las dificultades. Pasó por varias terapias cognitivas y conductuales, pero fue cuando tenía 9 años que la familia viajó hasta Buenos Aires donde en un centro asistencial le realizaron una evaluación.
“En esa consulta se da como superado el síndrome de Asperger y nos enteramos que en realidad él estaba con una etapa avanzada de dislexia y con eso comienza la dificultad en la escuela. Lo principal para un niño con este trastorno es la comprensión de los padres y la adaptación curricular en la escuela acompañada de la empatía y humanidad del personal docente”, indicó a El Territorio, Angélica Martin, madre de Mateo.
Gracias a todo ello logró egresar de séptimo grado de la escuela donde su padre, Fabián Sartori, es director.
Una lucha constante
Después de finalizar la primaria, la familia inició una lucha constante para lograr que se cumplan los artículos de la ley 27.306, que debería facilitar todas las herramientas necesarias que garanticen el derecho a la educación de una persona con dislexia y Mateo pueda acceder al sistema educativo común para continuar con el nivel medio.
Es así que con mucha incertidumbre y preocupación se acercaron al IEA 2, donde las puertas fueron abiertas para que sea matriculado y reciba atención humana y solidaria de todos sus integrantes.
La dedicación y pedagogía ajustada a las demandas diferentes del alumno fueron fundamentales para que se sintiera parte de la vida escolar. Sus necesidades fueron comprendidas y aceptadas con empatía y calidad humana, garantizando a través de diferentes herramientas pedagógicas la accesibilidad a los contenidos de enseñanza.
“Recordamos el día que nos acercamos a la institución con incertidumbre y tanto el rector Miguel Báez como la coordinadora pedagógica María Sara Fierro nos hicieron sentir cómodos, comprendidos, destacando la igualdad de oportunidades para nuestro hijo, poniendo en claro que la educación es un derecho”, valoró la familia.
Mateo presenta serias dificultades en la lectoescritura, no obstante, maneja de forma fluida conocimientos de historia o geografía. El hecho de no lograr escribir de forma adecuada le genera mucha frustración y es en ese punto donde contar con la comprensión de los docentes y la concientización de los compañeros es significante.
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