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Marakatú, pionera en los corsos y en la inclusión en Candelaria

jueves 14 de febrero de 2019 | 3:00hs.
Marakatú, pionera en los corsos y en la inclusión en Candelaria
Rubén esta pendiente de cada detalle del grupo.
Rubén esta pendiente de cada detalle del grupo.
La comparsa Marakatú tiene los mismos años que los carnavales de Candelaria: unos 34 años.
Marakatú lleva la insignia pionera de los corsos en la antigua capital de Misiones y ahora da cátedra de inclusión. Es que su presidente, Rubén Gómez, alias Maranga, se desplaza en silla de ruedas. Con la frente en alto y una energía admirable, esta pendiente de cada detalle: desde el bordado de los trajes hasta el desfile en la calle, del cual él también participa.
Rubén tiene 53 años y desde hace mucho está silla de ruedas debido a una difícil enfermedad que lo va deteriorando de manera progresiva. Su condición no es obstáculo para el desempeño en Marakatú, que fue fundada por Juanito Hollenika -el año pasado recibió un emotivo homenaje post mortem que arrancó lágrimas a los presentes en la fiesta carnestolenda- y Carlos Humberto “Polaco” de Simón.
La comparsa que lidera Rubén representa al barrio 2 de Febrero de Candelaria. En una visita de El Territorio, el hombre recordó  los inicios del grupo: “Yo era veinteañero cuando don Juanito y Polaco fueron a Brasil para traer ideas para comenzar aquí con los carnavales, pasó justo con la vuelta de la democracia. De allá trajeron el nombre, y las garras más firmes de comenzar esta fiesta que año a año da alegría a tantas personas de la localidad y que a su vez fue creciendo, porque con los años se sumaron otras comparsas y scolas”.
“Llevo el carnaval en la sangre, siempre canté en las ediciones de cada año, después una enfermedad hereditaria me fue impidiendo caminar, pero no continuar con este proyecto, soy feliz al ver a tantos chicos cada año sumándose”, relató Rubén emocionado.
“Por cuestiones laborales o de estudios u otras razones, muchos se tienen que ir, pero desde donde están nos llaman, tratan de sacar sus vacaciones para estas fechas y eso llena de orgullo”, dijo el hombre.
A su lado, firme se encuentra  María del Socorro (47), su esposa, quien es de otra ciudad carnavalera como Concepción de la Sierra, pero ella apostó a Marakatú,
María y Rubén están juntos desde hace 30 años. Ella milita con pasión por el carnaval, pero su profesión es la enfermería.
La mujer se deja invadir por la angustia al momento de pensar que no pudo concebir hijos en tanto  escucha la palabra “mami” de parte de las decenas de chicos a quienes los reciben cada año en su casa para ensayar para los carnavales.
“Es muy fuerte recibir llamados de chicos que se fueron por trabajo o estudios o porque formaron sus familias y que me digan ‘mamá’, la vida fue buena conmigo porque no pude tener hijos propios, pero tengo hijos del corazón”, confesó. 
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