sábado 08 de septiembre de 2018 | 1:30hs.
Personajes salidos como de un cuento de los hermanos Grimm, bailarines
que logran destrezas milenarias, lechones a la estaca que van cobrando
color… Todo parte de una fiesta cultural que atrapa a grandes y chicos
desde hace 39 años.
La Fiesta Nacional del Inmigrante cobra vida año a año reivindicando los
valores tradicionales de infinidad de familias y recordando a aquellos
abuelos que llegaron en busca de nuevas oportunidades.
Anoche, el clima primaveral atrapaba a los visitantes que empezaron a
copar el Parque de las Naciones pasadas las 18. Tras la inauguración
oficial del jueves con entrada gratuita, ayer con la propuesta de la
Noche de la Juventud, la multitud se retrasó un poco entendiendo que las
bandas principales coparían el escenario después de las 22.
Atendiendo los tiempos de crisis, las casas no modificaron mucho los
precios del año pasado y los platos principales de los menús no superan
en general los 250 pesos, teniendo en cuenta que si un comensal viene a
degustar distintas recetas, el plato se comparte.
Por ejemplo, en la casa rusa, un plato mixto para compartir con varias
especialidades cuesta 320 pesos, la paella en la española 300 y una
fondue de chocolate o queso en la suiza 350.
“Los mariscos no bajan de precio”, lamentó Félix Rodríguez, de la casa
española, al tiempo que recordó que mientras una vez consiguieron el
kilo a 20 pesos, hoy cuesta más de 300.
Los kioscos también son una opción que se mantiene activa en todas las
colectividades y que ofrecen comidas al paso, económicas y fáciles de
transportar. Las papas fritas, por ejemplo, cuestan 60 pesos, las
empanadas árabes 20 cada una, los waffles 30, un cuerno alpino (suiza)
50 y los yakitori japoneses 50 pesos.
Así como el público se renueva año a año, los jóvenes inmigrantes
también van tomando la posta. En la casa francesa, tienen la
responsabilidad de restituir algunas de las tradiciones más importantes
y, según explicó Frederic Boulay, harán numerosas fiestas durante el
año, celebrando a cada provincia francesa con su particular cultura.
En la casa alemana, Dorotea Wegner alegó: “Los jóvenes el año que viene
tienen que agarrar las ollas y hacer el chucrut; yo soy una de las
maestras, a ella (por Marisa Richert) le puse un 10 en chucrut, a otras
alumnas le puse 6”, agregó risueña, mientras explicaba que el ambiente
es siempre festivo, de fraternidad pero también hay un poco de estrés y
cansancio en días ajetreados como fue el jueves.
A su vez, indicó: “Requiere mucho trabajo. Hace dos meses que estamos
con distintas preparaciones, los pickles los tenemos caseros, que los
hizo una señora de la chacra”. De igual modo, los japoneses cosecharon
sus propios brotes de tacuaras para realizar el takenoko.
La inclusión también llegó al Parque de las Naciones y en varias postas
se puede encontrar opciones vegetarianas (tabuleh en la árabe,
rattatouile en la francesa, entre otros) y para celíacos (en la
española, por ejemplo).
De la misma manera, las recetas que se reproducen en las cocinas tienen
larga historia y son heredadas de familia, directamente de aquellos
antepasados que llegaron a estas tierras.
“A veces los chefs de restaurantes le agregan otro toque, otros
condimentos, pero acá no”, dice Félix, de la casa española. “Siempre
respetamos lo que decían nuestros abuelos, el cochinillo se cocina tres
horas con papas al horno, pimientos dulces molidos y dátiles... hay
familias que piden dos o tres cochinillos por noche”, ejemplificó.
En Brasil es todo fiesta, pero no olvidan que la feijoada se heredó de
aquellos esclavos que lograban hacer malabares en la cocina, con las
sobras de los patrones.
En tanto, Anita Pkaczuk, desde el corazón de la casa ucraniana, recordó:
“Le veo patente a la abuela haciendo los varenike con papa, con rictoa,
con pollo. También comíamos los varenike con uva, que eran dulces. Allá
se hacían con la chernuska, que es el arándano y que crece de manera
silvestre”.
Mientras los tiempos apremiaban a los periodistas ante el cierre
inminente de la edición impresa de este matutino, los visitantes se
seguían agolpando en el Parque de Naciones, recorriendo las casas, las
ferias y a la espera de la música de La Corte del Sr. Manga, El Villano y
Kapanga, otro de los platos fuertes de la noche.
El Territorio en la fiesta
Con stand propio, el decano de la prensa misionera se suma a la fiesta
siendo sede de la votación a la reina virtual y con un especial de radio
que irá todos los días de 19 a 20 por Radioactiva 100.7.
Comidas y precios
Colectividad árabe
Empanadas: 20 pesos por unidad.
Shawarma: 100 pesos.
Colectividad brasileña
Franco ao pasarinho: 60 pesos.
Bahiano crepé dulce o salado: 40 pesos.
Pastelao de frango: 50 pesos.
Colectividad polaca
Pierogui: 100 pesos.
Rosca de chorizo ahumada asada con pickles: 250 pesos.
Milanesa de cerdo con ensalada y pickles: 250 pesos.
Sopa tradicional: 100pesos.
Colectividad nórdica
Cerdo vikingo con ensalada: 280 pesos.
Waffle: 30 pesos.
Colectividad rusa
Plato mixto: 320 pesos.
Lomo al stroganov: 260 pesos.
Lechón al horno: 250 pesos.
Programa
Hoy
- 10 a 17: Cobro de entradas a 80 pesos.
- 17: Generales a 220 pesos y para jubilados a 80 pesos.
- 14.30: Tarde de los niños (escenario mayor)
-19.30: Cuadro apertura; ballet alemán Edelweiss (La Plata); ballet
colectividad Italiana Il Giardino D'Italia; grupo folclórico checo
Moravanka (Chaco); Paola Leguizamón (Garupá); ballet colectividad
rusa-belarusa Metelitza; ballet colectividad francesa Blu, Blanc, Rouge;
Benítez&Benítez; ballet colectividad ucraniana Barvinok; show ‘Bien
Argentino’.
4: Cierre del predio.
Mañana
- 8.30: Acto de acción de gracias.
- 10: Maratón del Inmigrante.
- 10 a 17: Cobro de entradas a 80 pesos.
- 17: Generales a 130 pesos y para jubilados a 80 pesos.
- 13: Entrega de premios maratón (escenario mayor)
- 14.30: Tarde de los niños (escenario mayor).
- 19: Cuadro apertura; grupo de danzas gaúchas ‘André Ribeiro’; ballet
colectividad brasileña Mocidade; ballet colectividad portuguesa Corazón
Luso; Tenkyo Daiko (taiko japonés); Chingoli Bofill; presentación de
reinas; ballet colectividad polaca Zpit Nasza Mala Polska; Rubén
Cuestas.