Los fantasmas en el caso Candela están en su propio círculo íntimo

domingo 23 de junio de 2019 | 21:50hs.
Candela Agustina Correas de Melo.
Candela Agustina Correas de Melo.
Carlos Cardozo

Por Carlos Cardozofojacero@elterritorio.com.ar

El paradero de Candela Agustina Correas de Melo es un misterio desde el 3 de febrero del año pasado, cuando salió de su casa de San Vicente en horas de la noche y nunca más volvió. En ese momento tenía 15 años y esperaba un bebé que ya debería haber nacido.

Su búsqueda ha sido exhaustivo desde ese momento, a tal punto que hay dos expedientes abiertos: uno en el Juzgado de Instrucción Tres de San Vicente y otro en el Juzgado Federal de Oberá. Pero, lejos de claridad, el tiempo trajo incertidumbres y hasta acusaciones cruzadas entre los padres.

“Es muy probable que sea un caso de trata de personas”, aseguró una fuente de la investigación con acceso al expediente penal y, en este sentido, las pruebas no son pocas y señalarían al propio entorno de la joven. Incluso, la intervención de la Justicia Federal también se debe a posibles conexiones con el narcotráfico.

Al detalle, El Territorio pudo saber que un hermano Candela declaró en sede judicial que en el pasado -antes de la que joven desaparezca- ambos habían estado en Buenos Aires, en la casa de un familiar directo de su padre, Pablo Correas de Melo. Según detalló, allí funcionaba un prostíbulo y al parecer se comercializaba droga.

Con cuidado de no traspasar su competencia, las autoridades del juzgado que dirige el magistrado Gerardo Casco mandaron una comisión especial de la Policía de Misiones a Monte Grande y San Justo.

La orden era que si se corroborara las sospechas de un delito federal se dé inmediata intervención a las autoridades competentes, pero no se halló nada. Según se pudo saber, pese a estos elementos, no prosperó que las actuaciones de uno y otro juzgado se junten en un sólo expediente.

Asimismo, en declaraciones a la prensa, la mamá de Candela, Nilda Galeano, dijo el año pasado que el embarazo que cursaba habría sido producto de un abuso sexual durante su estadía en aquella provincia durante unos meses. También nombró a un conocido de Correas de Melo, su ex esposo, que le habría girado dinero desde allí.

Respecto a esto último, la mujer dijo que aportó nombres, números y direcciones para que se profundice esta pista.

Más allá de eso, una pista aportada por el padre puso la lupa de los investigadores en Brasil. Más precisamente se pidió colaboración a la Policía Militar de San Pablo que la busque en esa gran urbe, pero la información no se pudo corroborar. Allí tampoco la encontraron.

“Sabe más de lo que cuenta”

Por otro lado, Pablo Correa de Melo siempre se ha mostrado activo en la búsqueda de su hija, asegurando que no descansará hasta hallar su paradero. Se acerca habitualmente al Juzgado de la Capital de la Madera y, además de varias notas periodísticas donde exigió más acción de parte de la Justicia, aseguró que inició gestiones para que la investigación tome carácter internacional e incluso él fue a Brasil.

En declaraciones a El Territorio a principios de año señaló a Galeano, asegurando que “sabe más de lo que cuenta”.
Dijo que “muchas cosas de su declaración, pero sobre todo de su actitud durante todo este tiempo, no me cierran. Mi hija desapareció un sábado a la noche, el domingo a la tarde supuestamente mandó mensaje diciendo que se iba a ir con el novio hacia otra provincia y ella alertó a las autoridades recién tres días después. ¿Por qué? Me echa la culpa a mí, pero mi entorno fue investigado y está bien claro que no hicimos nada, por eso deberían profundizar la investigación en torno a la madre. La angustia se agiganta día a día”.

Respecto a quien era el novio de Candela al momento que se ausentara, estuvo detenido durante unos días y se hizo un rastrillaje intensivo en los terrenos de su familia, pero no habría nada que lo comprometa. Todo indica que no tiene responsabilidad alguna en el hecho, aunque eso lo debe determinar la Justicia.
De esa forma transcurrió el tiempo en estos 16 meses. Y así, entre declaraciones cruzadas y esfuerzos paralelos, el misterio sobre el paradero de una adolescente y su hijo/a persiste.


Una mochila y una autorización

Las horas previas a su desaparición, Candela le dijo a su mamá que el novio la buscaría para cenar. La madre declaró que se acostó y no vio a qué hora ni con quién salió su hija.
Supuso que se fue con el chico, e incluso el domingo 4 recibió un mensaje desde el teléfono que utilizaba diciendo que estaba bien y que tendría a su bebé lejos. Fue entonces que desconfió de quién pudo haberlo escrito.
Sus sospechas se confirmaron cuando un día después habló con el novio, que le habría manifestado que no se vieron ese fin de semana.
Candela se llevó una mochila con una muda de ropa, los estudios del control de embarazo, la autorización de viaje, elementos de higiene personal, la planchita de pelo y el celular.

Nota Relacionada: