Los cementerios representan un retazo de nuestra historia

lunes 05 de septiembre de 2005 | 2:00hs.

Nada es más atribulado para un ser humano, que la muerte de seres queridos o amistades. La Misiones de antaño tenía su propia manera de rendir culto a sus difuntos. En un tiempo era una obligación visitar la tierra donde reposaban en paz  sus seres queridos.
Antes de hablar de  sus costumbres  nos detenemos a relatar datos de los documentados cedidos por el Archivo de la Gobernación. Entre estos hechos  históricos, se cita en estos trabajos de investigación sobre la entonces  llamada “Trincheras de San José”, que con los años fue bautizada con el nombre de Posadas, impuesto por el primer superior supremo de las Provincias Unidas del Río de La Plata.
Con el título de “Reseña histórica”, el archivo gubernamental  da cuenta que en 1873, donde hoy está ubicada la iglesia Catedral, plaza 9 de Julio y áreas lindantes, en los umbrales de la aldea, se encontraba el cementerio de esta ciudad capital. “La historia señala que el primer concejo municipal instalado en el entonces pueblo de Trinchera de San José (octubre de 1972), a menos de tres meses de su creación, consideró oportuno trasladar el cementerio debido a que había quedado en la zona céntrica de una población  que crecía a ritmo sostenido”.
Asimismo, prosigue diciendo que a raíz de ello, se mudó a la chacra 42. Algunos deducen que estaría cerca del barrio Tajamar, otros, casi avenida Centenario o barrio Patotí. Entre otras investigaciones se explica que según antecedentes contenidos en la “documentación histórica de Posadas (1872 -1920) de Lucas Braulio Areco, de las actas del concejo municipal ,el cementerio se trasladó a la chacra  42 por “20 patacones” por avenida Leandro N. Alem, Gendarmería Nacional, Centenario y Corrientes, posiblemente entre  El Tajamar o barrio Patotí.  Erigiéndose a unas nueve cuadras de su emplazamiento original. Así fue que en 1879, Trinchera de San José pasa a denominarse Posadas y la chacra 42, cementerio viejo.  Se entiende que cuando ya había sido trasladado, años después, a la chacra 60. Lo cierto es que para los pobladores es el sitio donde se guardan los más profundos sentimientos de un ser humano.

Día de veneración y fe
A grandes rasgos comentamos el trabajo del profesor Miguel Angel Franco, que  destacó  en su trabajo nuestro patrimonio, con el título “La memoria actualizada de la ausencia”. Allí entre otros conceptos afirma que todo monumento expresa, “la memoria”, “hacer recordar”, constituyendo un signo social del pasado, especialmente el funerario. El rito funerario, aclara, es vivido como una experiencia de dolor extremo entre las personas. . Con respecto al Día de los Muertos, agrega que en su proyección popular tenía una honda y profunda significación, que rodea a la desaparición de las personas queridas. Y es verdad, la mayor parte de la población visitaba “La Piedad”, como un acto de amor, respeto y obligación. Llevaba velas, flores, paños para la cruz , rezaba en la tumba o en la capilla ardiente del campo santo.

El constructor de tumbas
Todo era silencio en el lugar, solamente el constructor de tumbas, el popular italiano Antonio Gardonio  decía que él cantaba mientras construía. Un paisano le reprochó y ni corto ni perezoso contestó “canto para estas pobres almas benditas que están tan solas”. El Día de los Difuntos y el Día de Todos los Santos el cementerio era un ir constante de lugareños de todos los niveles sociales, que hasta se chocaban al caminar. Tanto para visitar los panteones y las tumbas bajo tierra, como la Cruz Mayor , quienes  no tenían los restos mortales de su familia. Llevaban flores , rezando  por las ánimas del cielo o del purgatorio.
 El profesor Franco comentaba que asistían a reconstruir la memoria y restaurar los afectos . Se concurría para “pasar el día con un especial misticismo religioso” cerca de los fieles y queridos difuntos . Citó a Pascual Sarubbi, quien decía que el cerco del cementerio era de alambre tendido . Y “era como ver el cortejo de las ‘plañideras’ o ‘lloronas’”, fue aproximadamente por el año 30. Recordaba también el almacén de enfrente que tenía una heladera y su dueño era  Críspulo Sánchez, que al frente del negocio tenía un cartel que decía “Aquí se está mejor que enfrente”. Los días 1 y 2 de noviembre “Día de los Muertos” o de “Todos los Santos”, los posadeños concurrían provistos de canastos de comida para pasar el día en el lugar  y estar cerca del alma de sus queridos difuntos

La fachada  y  panteones
El edificio del frente de “La Piedad” tiene un magnífico frente  que se define arquitectónicamente como monumental, de líneas basadas en un estilo neoclásico. Según expresa Franco, son “cuatro columnas toscanas”. En su trabajo el citado profesor habla de los panteones y muchos de ellos han tenido un papel preponderante en el desarrollo social, económico, cultural y político. Los panteones pertenecen a Lutz, Barthe ,Nuñez, Gibaja y el poeta Manuel Antonio Ramírez, entre otros.
Por otro lado, se sabe  por las documentaciones del archivo de la provincia, que el panteón de la familia Barthe es “uno de los mausoleos más significativos desde el punto de vista arquitectónico e histórico”. Primero por su diseño que refleja una impronta del siglo XIX, en cuanto a volumen y composición, con un prolijo trabajo de formas caracterizándose como una obra de arte funerario.
Y desde el punto de vista histórico, la familia tuvo protagonismo particular en la conformación histórica de la sociedad misionera. Se destacaron en la comercialización de productos, en el servicio de  navegación y en la explotación de obrajes y yerbales. “El mausoleo por sus condiciones históricas y arquitectónicas resume el carácter de monumento funerario de interés del Patrimonio Cultural”.

Mercedes”Mecha” Villalba