“Le dije que cuide esa hija porque él estuvo preso por violar a otra”

domingo 24 de marzo de 2019 | 5:00hs.
Por Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

Por un lado la actitud de la madre de la pequeña víctima, quien públicamente salió a respaldar a su concubino y padre de la criatura, poniendo en duda la existencia del abuso sexual. En la vereda de enfrente la propia madre del acusado, quien en sede policial declaró que alertó a su nuera para que tenga cuidado porque el sujeto ya había estado preso por violar a su primera hija.
El último miércoles, por orden del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, Walter Fernando S. (45) fue detenido por personal de la Comisaría de Campo Grande acusado de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo” en perjuicio de su hija de 3 años.
Ese mismo día El Territorio confirmó que el sospechoso ya estuvo preso siete años por el mismo delito, puesto que en 2003 fue condenado por violar a su primera hija, hoy de 24, en la localidad de Dos de Mayo.
En realidad, en aquella primera oportunidad el Tribunal Penal Dos de Oberá lo sentenció a diez años de cárcel, pena que finalmente se redujo a siete por su buena conducta durante los años de encierro.
Así, a finales de 2010 el imputado se instaló en Campo Grande y tiempo después comenzó una relación sentimental con María (24), con quien tuvo dos hijos, la nena de 3 y un varón de un año y medio.
La semana antepasada la pequeña tenía síntomas de gripe y fiebre, por lo que su madre la trasladó hasta la Unidad Sanitaria, donde un médico constató el abuso y la derivó al hospital Samic de Oberá.
En este punto el testimonio de la progenitora se torna confuso, puesto que mencionó que en el Samic no la quisieron atender porque no radicó la denuncia policial, pero tampoco lo hizo al regresar a Campo Grande. 

Relato del horror
Tuvieron que pasar cuatro días hasta que se presentó en la comisaría local junto a su madre para denunciar el aberrante hecho. Incluso, fuentes del caso mencionaron que hasta último momento la mujer se mostró con dudas de acusar a su pareja, por lo que tuvo que intervenir su mamá.
“Si no hacés la denuncia, vas a quedar presa junto con tu marido. ¿No ves que la inocente está toda lastimada? Eso no se hace, es un pecado”, insistió la abuela materna, Blanca (43).
Asimismo, mencionó que su nietita le contó detalles de los ultrajes.
En tanto, declaró que días atrás se encontraba de visita en casa de su hija y escuchó que al observar el certificado médico donde se plasmó la lesión genital, su yerno manifestó “que esto recién empieza, y si no le duele hay que seguir y no tener lástima a las criaturas”, tal como quedó asentado en el sumario.
También fue clave el accionar de la abuela paterna, quien en sede policial aseguró que tiempo atrás alertó a su nuera sobre los antecedentes de su hijo.
“Le dije que cuide esa hija porque él estuvo preso por violar otra. Que tenga mucho cuidado porque es un violador”, señaló.
De esta forma, echó por tierra la primera versión de la joven, quien mencionó que sabía que su concubino estuvo preso, pero que siempre creyó que fue por robo.
En tal sentido, una fuente del caso reconoció que “la mujer no estaba decidida a denunciar, pero las dos abuelas sí. También hay vecinas que contaron cosas muy comprometedoras para el acusado”. 

Madre bajo la lupa
Otra prueba clave es el informe del Gabinete de Asistencia Forense (GAF) de Oberá, que el mismo miércoles evaluó a la víctima y constató el abuso.
Por ello, el acusado continúa detenido en la Comisaría de Campo Grande y entre mañana y pasado sería trasladado a sede judicial para designar un defensor.
En consecuencia, a los elementos enumerados restan valor las declaración públicas vertidas por la madre de la nena, quien subestimó la acusación sobre su concubino.
“Dudo que abusó de mi hija porque yo no lo vi”, comentó en una entrevista con el programa Acá te lo Contamos de Radioactiva.
Aunque luego opinó que “si realmente lo hizo, no le perdonaría. Tengo lástima porque soy un ser humano, es mi compañero, el padre de mis hijos; pero si hizo, que Dios se encargue de cobrarle”.
Las declaraciones de María, sumadas a su inicial reticencia a radicar la denuncia, la ponen bajo la lupa de la Justicia por el presunto rol de cómplice o encubridora.
Como contrapartida, fue destacada la actuación del médico José Luis Ramírez, de la Unidad Sanitaria local, quien revisó a la nena y constató lesiones en sus partes íntimas, por lo que diagnosticó “abuso, patología vulvar”, tras lo cual suministró antibióticos y analgésicos. 

“Preso modelo”
Al momento de su detención, el sujeto y su familia residían en el barrio Ex Ruta Nacional 14 de Campo Grande, donde se instaló a finales de 2010 tras recuperar la libertad por el primer abuso.
Fuentes del caso precisaron que en 2003 fue condenado a diez años de cárcel por abuso sexual a su hija mayor, quien actualmente tiene 24 y reside en Oberá.
Aquel hecho se registró en la localidad de Dos de Mayo, donde residían, mientras que su hija tenía 6 años. Los abusos habrían comenzado años antes, lo que coincide con la edad de la víctima del segundo caso. 
Fue condenado a diez años de prisión y cumplió la pena en la Unidad Penal II de Oberá, donde no registró antecedentes y gozó de buen concepto.
Desde el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) recordaron que realizó diversas labores carcelarias y colaboraba con el mantenimiento del predio, puesto que se especializa en herrería y soldaduras.
Incluso mencionaron que tenía buena relación con algunos jefes que le encargaban tareas particulares. Ese buen concepto interno lo favoreció para obtener el beneficio de las salidas transitorias y luego la libertad condicional “por buena conducta” al cumplir siete años tras las rejas.
“Era un preso modelo. Aunque también es cierto que en la cárcel los violadores son los más dóciles de todos los internos. Pero afuera son otra cosa”, alertaron. 

Juicios: más del 50% son por abusos

En los últimos años se registró un aumento sostenido en las denuncias por abuso sexual en la zona Centro, al punto de que más de la mitad de los juicios que se ventilan en el Tribunal Penal Uno corresponden a delitos contra la integridad sexual. Los números del flagelo indicaron que la mayoría de las víctimas son menores y en general los victimarios integran el círculo familiar: padres, padrastros, tíos, hermanos. “La gente no calla más y eso es muy bueno. Hoy las propias madres denuncian, cuando antes no era tan común”, subrayó Francisco Aguirre, integrante del Tribunal Penal, al tiempo que precisó: “De todos los juicios que tenemos acá, más de un 50 por ciento corresponde a este tipo de delitos contra la integridad sexual de las personas”. El magistrado comentó que muchos imputados aceptan la culpabilidad en juicio abreviado para no tener que enfrentar a sus víctimas y familiares en el debate. “Estos delitos ocurren mayormente el círculo íntimo de la víctima, que muchas veces son niños muy pequeños”, puntualizó Aguirre. Por ello, se trata de un delito aberrante que sacude la estructura familiar, puesto que en muchas ocasiones la víctima y el victimario son parientes. En tal sentido, indicó que “a pesar de que estando privados de la libertad son asistidos por psicólogos, en algunos casos parte de la familia niega el delito y esto es malo porque no ayuda en la recuperación del condenado y en ocasiones reinciden”.