Las Paso, Borges y la grieta

domingo 18 de agosto de 2019 | 6:00hs.
Las Paso, Borges y la grieta
Las Paso, Borges y la grieta
Gonzalo Peltzer

Por Gonzalo Peltzer gpeltzer@elterritorio.com.ar

“Como los partidos políticos no eligen a sus candidatos, vamos a obligarlos” se puso paternalista Néstor Kirchner y creó las Paso. Se olvidó de que una cosa es obligar a los partidos a elegir democráticamente a sus candidatos y otra muy distinta es obligar a todos los ciudadanos a elegir candidatos de cualquier partido. Y al ser obligatoria, simultánea y todo eso, se volvió un simulacro de elección. Le pasa lo mismo que al mapa desmesurado de la más fantástica historia de Borges: cuenta que había un imperio en que los cartógrafos perfeccionistas no se conformaban nunca con los mapas, así que levantaron un Mapa del Imperio que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. ¿Para qué sirve un mapa del tamaño de la realidad que mapea? Es como las Paso, una elección que reproduce otra elección y no sirve para nada.
La elección de los candidatos es resorte exclusivo de los partidos y de sus afiliados. Que ellos se arreglen: los democráticos con democracia y los personalistas con el dedo. Obligatorio tendría que ser democratizar (y republicanizar) la nación, las provincias, los municipios, los partidos, los sindicatos…
Las Paso resultaron una encuesta obligatoria que a la vista de la estafa atómica de los mentirólogos es la única que vale de verdad. Tampoco me explico –si es que no pagan– que lleven a la televisión a los mismos encuestadores que la pifian feo una y otra vez, y que para colmo le pidamos su análisis de la elección. Hoy deben estar descansando en las Bahamas, esperando que nos olvidemos de su mala praxis para volver otra vez a las andadas en cuanto se presente la oportunidad.
Puede ser que al gobierno de Macri lo haya matado el gradualismo. “Con la política de shock en un mes nos tenemos que ir nadando a Montevideo…” amenazaba Jaime Durán Barba a fin de diciembre de 2015, “…y yo conozco al votante del siglo XXI” tranquilizaba Marcos Peña. Amparados en esa soberbia no hicieron lo que había que hacer para que no les pase lo que les pasó. Se olvidaron de que la gente vota con el bolsillo y no por las obras públicas, ni por el G20, ni por el libre comercio con Bulgaria; ni siquiera por la libertad de prensa ni otras cosas que todavía no se comen. Y la corrupción, el autoritarismo, las broncas con los periodistas o el archivo implacable tampoco le importan a nadie que tenga los bolsillos vacíos.
Los del sí-se-puede recuerdan esperanzados que en 2017 Adolfo Rodríguez Saá perdió por casi 20 puntos en las Paso de su provincia y dos meses después ganó por diez puntos en las generales. Macri ya le pidió prestada la tecnología y la está amortizando a gran velocidad. Además, de acá al 27 de octubre pueden derretirse los Andes, un tsunami puede arrasar Buenos Aires, puede caer un meteorito gigante en la Casa Rosada y hasta Lilita Carrió puede aprender a sumar. En dos meses la Argentina puede darse vuelta cuatro veces, así que mejor no predecir nada…
Quizá por eso se me ocurre anotar una predicción que sí depende de nosotros. La escribió esta semana el padre Fabián Báez, un gran posadeño que vive en Buenos Aires: “Nos están regalando desde el Cielo una magnífica oportunidad para crecer en la tolerancia y el respeto al otro. Si aprendemos, mejoramos irreversiblemente. Si no aprendemos, seguiremos en sucesivas crisis de aprendizaje”.
Mire si por fin se cierra la grieta…