La venganza que terminó con un triple homicidio en la selva misionera

domingo 20 de enero de 2019 | 9:46hs.
Elio Luft, padre de Sergio y Ademir, en el lugar donde cruzaron el río para entrar a la reserva.
Elio Luft, padre de Sergio y Ademir, en el lugar donde cruzaron el río para entrar a la reserva.
Roberto Maack

Por Roberto Maack rmaack@elterritorio.com.ar

La familia Luft, de Itapiranga, Brasil, en la frontera con Argentina, sabía que ir de caza en la reserva Yabotí en territorio argentino implicaba cierto peligro, pero nunca imaginó que tanto y que la verdadera amenaza no estaba del otro lado de la frontera, sino dentro de la misma familia.

Los hermanos Ademir Luft (31), Sergio Luft (29) y el cuñado de ambos, Raimundo Clem (50), fueron asesinados en territorio misionero a fines de diciembre de 2008 cuando cazaban del lado argentino. Sus cuerpos fueron hallados recién en los primeros días de enero de 2009, con amputaciones y señales de tortura.

La investigación desarrolló múltiples hipótesis, desde una ejecución de las fuerzas de seguridad argentina, hasta un ajuste de cuentas entre cazadores. Recién en junio de ese año, la Justicia brasileña esclareció el caso. Los asesinos estaban mucho más cerca de lo que se pensaba: Osmar Luft y sus hijos, Orelio, Orli y Vilmar Luft, tío y primos de las víctimas, fueron condenados por el triple homicidio.

La caza que fue emboscada

Los hermanos Ademir y Sergio Luft y su cuñado cruzaron ilegalmente el arroyo Pepirí Guazú y se internaron en la reserva de la biósfera Yabotí, en suelo argentino, el 26 de diciembre de 2008.

La idea era pasar unos días en el monte. Para ello llevaban armas y municiones. En una yegua cargaron carpas, mercaderías y todos los elementos para acampar en la selva. La idea original, según pudieron reconstruir los investigadores después con los familiares, era regresar el 28 de diciembre a la chacra de Itapiranga, donde vivían y se dedicaban a cultivar tabaco.

No obstante, llegó el día 28 y en el pueblo que está al borde del río Uruguay y cerca de la frontera con la Argentina, no hubo noticias de los cazadores. Dos días después, el 30 de diciembre, apareció la yegua en la casa de los Luft. Llegó sola.
Los familiares empezaron a averiguar entre sus vecinos y conocidos si habían visto a los cazadores. Nadie tenía noticias. Se acercaron a la frontera con Argentina y no encontraron nada.

Rossane Luft, esposa de Raimundo, tomó un coche e ingresó a la Argentina por la frontera seca de Bernardo de Irigoyen y llegó hasta San Vicente, recorrió 1.300 kilómetros en busca de datos sobre el paradero de los hombres. Nadie sabía nada de los tres brasileños perdidos.

El 5 de enero de 2009 los familiares decidieron denunciar ante las autoridades argentinas la desaparición y solicitar la búsqueda formalmente en la reserva. Al día siguiente, temprano, un grupo de cinco personas, todos familiares, se internó en la selva. Pasado el mediodía, uno de los buscadores desistió y regresó a la frontera. Los otros cuatro siguieron. Al caer la tarde, a las 17.40 aproximadamente y varios kilómetros adentro en el monte, hallaron restos del campamento de los cazadores. Para ello siguieron las huellas de la yegua por los trillos y picadas. El olor de los cuerpos en descomposición hizo el resto.

Fueron Elio Luft, papá de Sergio y Ademir, y Fernando Clem, hijo del primer matrimonio de Raimundo, que había llegado desde San Pablo, los primeros en hallar los cuerpos. El cadáver de Raimundo estaba cerca de un arroyo, tenía un disparo en la cara y otro en el pecho. Aparentemente estaba limpiando una presa al lado del cauce de agua cuando fue sorprendido por los asesinos.

Unos metros más adelante, encontraron el cuerpo de Sergio. Había sido asesinado a balazos y tenía varios cortes. Le amputaron los miembros y le faltaban los genitales. Nunca se supo si fue mutilado por los criminales o fue comido por algún animal salvaje. El cadáver de Ademir estaba a unos 200 metros. Había muerto a tiros cuando llegaba al campamento.

La investigación penal

La hipótesis de un enfrentamiento con fuerzas de seguridad argentinas fue la primera en caer. No había ningún procedimiento en la zona y además las pericias informaron de heridas de arma blanca y escopetas. Ninguno de los cuerpos tenía lesiones de armas de uso militar.
Hubo otro dato clave que orientó la investigación hacia Brasil: los asesinos sabían que los hermanos Luft y su cuñado habían salido de caza hacia la reserva en territorio argentino y todo, el lugar y las formas del crimen, hacían presumir de una emboscada.

Sin embargo, los investigadores brasileños se tomaron su tiempo. El primer hilo que estiraron fue de otra muerte ocurrida tres años antes por un incidente en la reserva. Everaldo Valdecir Luft (23), primo de Sergio y Ademir, murió desangrado al recibir un disparo en la pierna.

La víctima, con dos de sus hermanos, había ido a cazar a la reserva argentina. Fue el 22 de diciembre de 2005. Del lado argentino se dijo que había sido un incidente entre cazadores. Del lado brasileño, en cambio, se habló que Everaldo había sido herido por policías argentinos. El joven murió desangrado camino al hospital. Orelio y Evandro, hermanos del muerto, estuvieron detenidos una semana. Después recuperaron la libertad.

El 8 de enero de 2009, Osmar Luft, padre de Everaldo y tío de Ademir y Sergio, cuyos cadáveres todavía permanecían en la reserva Yabotí, recordó la muerte de su hijo ante la prensa brasileña.

Dijo que después de aquel episodio ninguno de sus hijos volvió a cruzar el río para cazar. Y tiró una respuesta a una pregunta que nadie hizo: “Não temos nada a ver com o que ocorreu agora” (no tenemos nada que ver con lo que ocurrió ahora).
Sí. Tenían que ver. Meses después, Osmar y tres de sus hijos fueron detenidos por la Policía y acusados por triple homicidio calificado.

El móvil del asesinato

Sin embargo y a pesar de lo que dijo Osmar, la investigación avanzó hacia esa dirección. En un principio, la Policía sospechó que el triple crimen podría estar relacionado con la muerte del joven Everaldo, ocurrido en diciembre del 2005. Las cosas entre las familias Luft no estaban bien y se notaba a simple vista.

Los investigadores no se equivocaron en la búsqueda de los autores, pero el móvil era otro: dos niñas que habían nacido de relaciones sexuales cruzadas entre miembros de la misma familia, una incipiente demanda por paternidad y la venganza contra los primos que empujaron a la joven madre a recurrir a la Justicia.

Después de cinco meses de recopilar pruebas y testimonios, la Policía brasileña procedió a la detención de los autores del crimen. El 6 de junio de 2009 fueron apresados en Itapiranga Osmar Luft (el tío que en enero había declarado que nada tenían que ver con el triple crimen) y sus hijos, Orelio Otmar Luft, Orli Valmor Luft y Vilmar Luis Luft. (Entonces Osmar tenía 65 años, Orelio Otmar 28, Orli Valmor 36 y Vilmar Luis 30).

En poder de ellos se secuestró una escopeta doble caño, un revólver y fotografías de sus incursiones de caza dentro de la selva misionera, según publicó El Territorio en aquel año.

El juicio

Ventilar en un juicio el triple crimen significó todo un dilema para la Justicia brasileña, dado que el delito había sido cometido fuera de su territorio, pero las víctimas y los victimarios eran nacionales. Después de varias consultas, se determinó que la legislación establecía que el debate para esos casos debía hacerse en la capital del estado donde tenían la residencia los acusados. Así, en abril del 2012, Osmar Luft y sus hijos fueron juzgados en Florianópolis.

El juez Jaime Pedro Bunn presidió el tribunal. El debate empezó el 10 de abril de ese año y terminó a la madrugada del día siguiente, tras 17 horas de deliberaciones, según los registros del Tribunal de Justicia de Santa Catarina. La acusación estuvo a cargo del fiscal Luiz Fernando Fernandes Pacheco y la defensa en manos del abogado Francisco Emmanuel Campos Ferreira.
Así, los agricultores Osmar Luft, Orelio Otmar Luft y Orli Valmor Luft fueron condenados a 49 años de reclusión, mientras que Vilmar Luis Luft recibió un año menos, es decir, 48 años de cárcel. La sentencia incluyó una indemnización de 10.000 reales por los daños morales causados a cada una de las víctimas del homicidio.

Para el fiscal, y así lo confirmó el tribunal en el fallo, no quedó ninguna duda de que los acusados emboscaron y mataron a sus primos cuando cazaban en la reserva Yabotí. El motivo fue el inicio de una causa por paternidad contra Osmar Luft y su hijo Orli, en junio de 2008, de parte de una sobrina de Osmar, para demostrar que éste y Orli eran los padres de sus dos hijas.
Al enterarse de la denuncia, Osmar amenazó con matar a sus sobrinos Ademir y Sergio y a Raimundo. Los hacía responsable de instigar a su sobrina a hacer la demanda de paternidad contra él y su hijo.

Para el tribunal, así fue como entre el 26 y el 28 de diciembre de 2008, sabiendo que las víctimas irían a cazar al otro lado de la frontera, en la reserva argentina, fueron tras sus pasos para emboscarlos y ejecutar la terrorífica venganza que dejó diezmados a los Luft de Itapiranga: tres de ellos asesinados y a otros cuatro con medio siglo tras las rejas.


El rescate de los cuerpos

El hallazgo de los cuerpos de los cazadores disparó la investigación judicial. La Policía de Misiones fue la encargada de custodiar el lugar del crimen. Sacar los cadáveres fue todavía más difícil. Estaban varios kilómetros selva adentro y, dado su avanzado estado de descomposición, no era posible hacerlo por tierra. Quedaba la vía aérea. Seis días estuvieron los policías con los cuerpos en el monte, hasta que pudieron abrir un claro derribando árboles con motosierras, para que un helicóptero pudiera acercarse.
Los cadáveres finalmente fueron rescatados con cuerdas desde el aire y trasladados a Jardín América donde se le realizó la autopsia. Recién después se inició el complejo papeleo para la entrega a los familiares en el Brasil.

10

Años .
Una década pasó del hallazgo de los cuerpos en el lado argentino de la reserva Yabotí. A pesar de ello, el juicio se celebró en Florianópolis.

49

Duras penas .
Osmar, Orelio y Orli fueron condenados a 49 años de cárcel, mientras que a Vilmar le dieron 48.

10.000

Reales .
La sentencia incluyó una indemnización por daños y morales causados a cada una de las víctimas del homicidio.